Macbeth

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Belomi — este se encontraba sentado con aguardiente en una jarra mientras veía a los chicos entrenar, pero se centraba en su hermana. Se giró curioso al ver a la pequeña niña, que en aquellos cinco días desde que había llegado, no le sacaba los ojos de arriba.

En esos días también había aprendido el por qué de la pronunciación diferente de los nombres, que correspondía al idioma.

—Madi—se sorprendió cuando la niña sin decir nada se sentó a su lado con un libro—. ¿Qué es eso?

—¿Puedes leerlo para mi?—este tomó el libro confundido que le había dado la niña—. No aprendí aún, el maestro que lee está enfermo y te escuché hablar de libros.

—Oh, ¿Quieres que te lea un cuento?—observó el cielo y vio que estaba atardeciendo, pero las velas iluminaban lo suficiente para poder hacerlo. La niña asintió, apoyándose en la mesa dispuesta a escucharla.—¿Y Clarke?

Madi negó — No está conmigo todo el día — soltó obvia, pesar que muchas veces si la seguía —. Ella es importante para todos. Pero le prometí que me iría a dormir a mi hora — asintió segura de lo que había prometido. — Y todos están muy ocupados...

—Bien, yo no lo estoy—este observó la portada del libro lleno de polvo—¿Macbeth?—nunca había escuchado de aquel libro, y la verdad era que eran escasos los libros que habían en el arca.

—Es de brujas—habló Madi—. ¿Te gustan?

—Pues, yo solía leer otro tipo de libros a mi hermana, pero no importa—le dio una sonrisa amplia y divertida, esa típica que se le da a los niños. Comenzó con la primera parte, colocando determinación—"Es hermoso lo horroroso y lo horroroso es hermoso. Volaremos sobre el mundo por este aire nauseabundo"—tras eso, pasó la primera página y notó que en realidad la niña no estaba entendiendo cada adjetivo, pero no paró a explicarlo tampoco porque no preguntó. A comienzo de la cuarta escena seguía totalmente atrapado en él mismo—"No hay arte que descubra por el rostro la forma de una mente: fue un caballero en quien deposité absoluta confianza"—al terminar aquella oración, notó como la niña descansaba ya dormida sobre sus propios brazos sobre la mesa. Este hizo una mueca divertida y observó al entorno, donde varias personas ya se habían ido y las que estaban, nadie prestaba atención a aquello.

Dudó en qué hacer, pero lo más lógico era llevarla a su dormitorio — que estaba frente al de Clarke — y dejarla dormir tranquilamente, pero por alguna razón no sabía si aquello iba a funcionar o traer problemas, pero como la vio tan profundamente dormida que se levantó y con cuidado la tomó en sus brazos. La niña se removió pero apoyó su cabeza en el hombro de este.

E so si generó miradas, no era usual aquello: llevar en brazos a hijos ajenos no era una costumbre de los terrestres. Sin embargo siguió hasta el lugar que correspondía, pero a mitad de pasillo escuchó como preguntaban por Madi. — Oh, ¿La pequeña? — Bellamy reconoció la voz de Raven y cuando apareció por el pasillo, observó a Clarke y Raven. — No, no la he visto.

—¡Madi!—esta soltó en voz alta pero el chico hizo señal de silencio. La rubia supo que no estaba herida, si no que dormida. Se llevó la mano al pecho tranquilizándose.

—Se durmió en la sala mientras me pedía que le lea un cuento—la expresión de la rubia se marcó con cierta calidez ante el gesto aquél —. No creí que lo mejor fuera dejarla sentada dormida...

—No no, está bien.

—Iba a llevara a su cuarto—murmuró señalando la puerta correspondiente a la habitación de la niña.

—Oh si—la rubia se adelantó para abrirla y Raven miró a su amigo con sus ojos estrechos, como si hubiera algo que decir pero no se dijo. Este solamente pasó de largo y entró a la habitación de la niña, con cuidado, recostándola en la cama.

Mochof—bisbisó en aquel idioma que en el pasar de los días, Bellamy supo lo que esa palabra básica significaba. Este sonrió mientras Clarke la cubría con pieles.

—Gracias—agradeció Clarke por aquella acción hacia la niña.—¿Has cenado?—preguntó con cierto susurro.

—No yo—hizo una pausa—, bueno, terminé leyendo Macbeth a una pequeña niña.

—¿Vamos?—soltó aquella pregunta invitándolo. Este la siguió pero dispuesto a curiosar.

—¿Por qué eres tan distinta al resto de los terrestres?

—Porque no todos somos iguales—esta lo observó mientras comenzaban a bajar.—Ustedes no son iguales entre ustedes—él asintió pero tampoco sabía como seguir una conversación.—¿Cómo van las practicas?

—Pues, los guardias están bien en los entrenamientos, aunque más de uno se ha llevado un buen golpe.

—Si lo sé, más de uno ha venido a pedir algo para curar.

Al llegar a la parte de la comida, ambos tomaron su porción y se sentaron en una de las mesas. De hecho, tampoco se había preguntado; Bellamy la había seguido sin decir mucho más. — ¿Cuándo te convertiste en líder?

—Cuando mi madre murió. Ella era la líder y... por alguna razón me dejaron a mi. ¿Y tú?

E ste hizo una mueca poco convincente — En realidad, soy el mayor de todos ellos. Y como naturalmente comencé a dar órdenes, ellos la acotaban.

—Un líder natural—Bellamy perdió su vista tras Clarke e hizo que la rubia girara su cabeza, observando a la hermana de este con un atuendo de terrestre, y su maquillaje levemente bajo sus ojos.—Ella se adaptó bien.

—Supongo...

—Sabes que es un cambio que van a tener todos, ¿verdad? Deberás acostumbrarte.

—Es cierto—asintió mientras volvía su mirada a la rubia y le dio una sonrisa leve, como si no hubiera otra cosa que aceptar.— Aunque me cuesta creer que las cosas cambiaron.

—Y seguirán haciéndolo, Bellamy. No puedes interponerte ante cualquier cambio nuevo, tampoco puedes prohibirle a tu hermana tomar sus propias decisiones.

—Solo... es como si Madi cambiara totalmente.

—Y lo va a hacer—asumió Clarke moviendo su cabeza—. Las cosas no están escritas en un papel, cada uno toma su camino. Y todo el mundo tiene derecho de hacerlo. No puedes juzgarla, pero si acompañarla.

—Quieren convertir a un par de adolescentes en guerrilleros—no lo dijo con mala intensión, inclusive soltó una mueca agradable. Era la realidad.

—Eran términos claros, ¿Verdad?—Bellamy asintió sin acotar nada, llevándose la comida hacia su boca mientras la rubia observaba el entorno.

—Si, princesa. Más que claro.

La rubia solamente bajó la mirada, mordiéndose el interior de la mejilla mientras un escalofrío recorría su cuerpo ante aquella forma de llamarla. No dijo nada más, lo cual dejó al chico con la curiosidad si había dicho algo bien o no, pero no insistió.

—Si no hubiera nadie en la tierra, ¿Qué hubieran hecho?—fueron un par de minutos lo que necesitó Clarke para hablar de un tema totalmente diferente.

Bellamy le tomó por sorpresa aquella pregunta—. Tampoco tenía idea. Solamente bajé aquí con intensión de ver a mi hermana; si ella moría, prefería que yo también lo hiciera. Pero con la ilusión a la vez que podamos ser libres. Tal vez hacer nuestro propio hogar, casas... no lo sé.

—¿Y desaparecer así como llegaron? ¿Tenían intención de procrear?

—Pues... creo que nunca lo había pensado, no yo—se rascó la nuca—. Y de ser sincero, tampoco creo que cien adolescentes lo hayan pensado.

"Nave de descenso del Arca, ¿Nos escuchan? ¿Hay alguien vivo? ¿Hay alguien ahí?"

Llamando a la puerta del cielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora