Llamando a la puerta del cielo.

Guerro perdido

Bellamy se colocó con cada chico a hacer aquella lista de gente que necesitaban. Ninguno se ofreció a la primera, hasta que Octavia aseguró que ella quería estar. Generó una mirada de desaprobación de Bellamy, pero la chica le retiró el lápiz y anotó su nombres. Tras ella, siguió Atom, Miller, Harper, Myles, Monroe, e inclusive Finn se anotó, pesar de las quejas de Raven. Los últimos fueron difíciles dado que había que presionar.

—Conmigo no cuenten—soltó Murphy quien se levantó y se giró, pero chocó con la mirada seria de Indra.— Me vuelvo a sentar—aseguró algo intimidado. Y para cuando la lista se cerró con aquél número exacto, Bellamy se acercó a Indra para entregarla, haciendo que esta se fuera nada contenta de estar ahí.

A l parecer, aquel espacio había sido cedido por ellos como sala de estar, pero también abierta para que todos los terrestres volvieran con su vida a usar aquella sala. Pesar de eso, todos tenían escalofríos cuando veían terrestres acercarse o tan solo con estar a unos metros, pero cuando la tarde se dio lugar, varios entraron y mucho de ellos eran niños, fomentando la curiosidad de la gente del cielo.

—O... ¿Por qué te has anotado?—se colocó al lado de su hermana.

—Porque tuve la elección por primera vez en mi vida de hacer algo—aquel hermano mayor no supo que contestar, así que solamente dirigió su vista a todos los niños que se sentaban dispuestos a comenzar la lectura del día.—Es increíble—murmuró asombrada con la determinación de los niños—. Es algo hermoso eso—Bellamy la miró sabiendo que ella no había vivido algo así en el arca, no como él. Hizo una mueca triste y pasó su brazo por el hombro de su hermana, apegandola para darle un beso en la coronilla y viendo como le dio una sonrisa.

Y como si de nada se tratara, se esparcieron entre ellos por el lugar sintiendo las miradas de aquellos que no los querían ahí. Bellamy optó por recorrer los lugares donde no fueran a quitarle los ojos, así que eligió salir y ver. Las cosas estaban destruidas y transformadas, pero aseguraba que ninguno sabía muy bien la función de la mitad de las cosas.

Los pequeños lugares con comida, las artesanías, las culturas, e inclusive se asombró cuando se acercó hacia aquellos niños que sin importar su edad, estaban practicando como si ya fueran a ser enviados a la guerra. Vio a la pequeña que ya había conocido, y verdaderamente pensó que si Octavia hubiera tenido aquella oportunidad, sería igual.

Se confundió cuando los niños se alejaron levemente con un paso hacia atrás, pero vio a Clarke pasar hacia el medio con la niña y comenzar a hacer lo mismo pero con una gran paciencia y determinación, sin intensión de lastimarla; inclusive cuando la niña quedó desprevenida y la líder enroscó artefacto entre sus piernas y provocó que la niña se cayera.

Bellamy quiso intervenir a ayudarla, pero la niña se levantó con ayuda de sus dos manos y observó a Clarke, quien asintió con su cabeza.

—Concentrate, Madi—quienes estaban ahí, comenzaron a irse pero el chico pareció ser el único que se quedó viendo como nuevamente comenzaba aquello. La rubia bloqueaba todos los ataques de la niña, y podía ver la frustración que manejaba la pequeña.

—Podrías dejarle una vez, ¿No crees?—él habló con toda la confianza del mundo, y era que la rubia no lo intimidaba pero si hacía que sus palabras estén al margen.

—En las batallas no te dejan ganar—contestó Clarke sin mirarlo—. Si tú no te defiendes, te mueres—la niña golpeó con determinación pero controlando su fuerza, algo que no todos podían hacer. —Además, es demasiado astuta para eso. Tiene que darlo todo—aquello hizo que la pequeña girara sobre si misma y se alejara levemente.

—Pero es muy pequeña.

—No lo soy. Tengo cuatro años—aseguró algo gruñona y logró quitarle aquél bastón a Clarke, tirándolo hacia los pies de Bellamy y dejando a Clarke sin nada, pero que siguió con sus brazos y piernas.