Llamando a la puerta del cielo.

Pensando demasiado

Bellamy se quedó a su lado, observándola con una compasión como no lo había hecho con otra mujer. Acarició nuevamente la frente con una mano mientras la otra estaba sobre la de Clarke, rodeándola con leves caricias.

Lincoln se encontraba calentando sus manos al fuego mientras Octavia había conciliado el sueño — Puedes dormir, ella estará bien — aclaró Lincoln.

Bellamy pasó aquello por alto — ¿Ninguno sabía de donde provenía ella? — aquella situación quedó golpeándole cada parte de su cabeza.

—No será la primera vez que alguien abandona un niño por estas tierras. A su madre no le importó de donde viniera, aún así la recibió y la amó. Clarke simplemente siempre ocultó de donde venía, y creo que lo seguirá haciendo por reputación. Hubiera estado bueno que eso se mantuviera en secreto—aseguró en reproche a que llegara a la otra gente.

—Lo entiendo—aseguró este.—Eran cien personas con mucho miedo, ¿Sabes? No logro imaginar como se sintió ella sola.

—Siempre ha sido fuerte. No te lamentes por ella—no era un reproche, sonó más como una animación. — No se convirtió en líder de la nada, era porque se lo merecía—tras esto, el terrestre simplemente se recostó hacia atrás y cerró sus ojos, como si fuera a descansar.

Bellamy no lo pudo hacer, y se quedó a ver como el fuego se consumía a falta de combustible, y no fue hasta la madrugada, cuando una leve llama escapó , que Clarke se removió. Este encendió la antorcha que tenía, con intensión de verla. Nadie se despertó, pero la rubia abrió sus ojos para mirarlo. Antes de hablarle, giró su cabeza para ver a los otros dos dormidos, así que volvió su vista a Bellamy.

—¿Estas adolorida?—preguntó acariciando su mano, haciéndole notar a la rubia que llevaba así hace tiempo.

—Un poco—murmuró con intensión de sentarse, pero su brazo negó a ayudarla así que Bellamy hizo aquello.—Fue Octavia, ¿Verdad? Quien lo notó.

Bellamy asintió—Fue la noche antes, mientras acampábamos buscándote. Tenía a Madi conmigo, ella ahora volvió a Tondc cuando te tuvimos, pero es que estaba testaruda con que quería estar—dejó el tema de lado, centrándose en contar aquello—. Mientras le desenredaba las trenzas, ellos entraron a la carpa a preguntar más de ti. Madi soltó que tú habías dicho esas palabras,y Octavia simplemente lo supo.

—Sabía que lo haría—sonrió y sus ojos comenzaron a cerrarse.

—Descansa, lo necesitas—aseguró este, pero la rubia se movió hacia atrás, donde Bellamy estaba sentado en una roca.

—Estoy bien—aseguro—¿Hace mucho que anocheció?

—Yo... —Bellamy notó que no tenía idea siquiera cuando había anochecido—, no lo sé.—Clarke se llevó una mano al cabello, notando lo húmedo que estaba— Lo lavé, junto con tu rostro. Tenías mucha sangre. Bueno, tienes muchas heridas.

—Las heridas son las que hacen la guerra—contestó y miró a Bellamy.

—Tuve miedo—confesó—, es que te vi tan vulnerable y por un momento me quedaron un montón de cosas por decirte que no sabía que necesitaba decirte.

—Hay cosas que es mejor no decirlas—Clarke simplemente unió fuerzas para acercarse a los labios de él, pero fue Bellamy quien se inclinó a tomar los labios de la rubia en la oscuridad, rozando su dedo pulgar en los pómulos de esta, en forma de caricia. Deseaba verla, pero tenía sus ojos cerrados mientras tomaba los suaves labios de la rubia y embistiéndolo con sus labios. Tomaba lo que podía, y cuando notó que Clarke había dejado un lugar para algo más, Bellamy dejó que su otra mano se colocara en la cadera de esta, como si no quería que perdiera la compostura ni se cayera.

Bellamy pudo sentir el sabor de la sangre que Clarke tenía en su interior, pero aquello solo le prov ocó querer retirar cada herida de ella.

Se podía oler en cada pausa el carbón quemándose, así como se podía escuchar la combustión de leña fuerte entre ellos.

Clarke soltó un leve gemido involuntario de dolor, sin saber que también tenía la pierna herida. Bellamy se separó con cuidado.—¿Dónde te duele?—esta simplemente negó, recostándose hacia atrás como si le faltara fuerza para mantenerse sentada. Este le dio una leve sonrisa consoladora y la ayudó a volver a recostarse.

—Por favor, Bellamy. Duérmete, ¿si? Si lo necesitas, puedo hacerte un lugar.

—No, está bien.

(...)

A la mañana siguiente, Clarke se despertó y observó a Lincoln y Octavia. — Buenos días — bromeó su amigo acercándose — ¿Cómo está mi guerrera?

—Segura que tienes una mucho mejor—aquello fue mirada furtiva entre los amigos mientras la rubia se sentaba con cuidado y ayuda.

—¿Puedo ver tu hombro?—Clarke asintió dejando que su amigo retirara el vendaje y volviera a encargarse de aquella herida mientras la rubia hacía muecas constantemente. Bellamy entró con agua y sonrió al ver a Clarke despierta. Tras esto, le tendió el agua a su hermana y otra a Clarke, pero se detuvo a ayudarla mientras su amigo terminaba de hacer lo que le correspondía—. Deberás hacer reposo, así que habrá que pegarte en la cama.

—Con Madi la ataremos—burló Bellamy.

O ctavia se acercó a Clarke y le dio un abrazo, tomando de sorpresa a la rubia. Con el brazo que tenía sano, también la volvió a abrazar. — No entiendo como no lo noté antes.

—Ambas cambiamos, además que no creo que me creyeras viva—O negó, dándole la razón a aquello.

Poco tiempo luego, con cuidado y a pasos lentos, emprendieron la marcha a Tondc.—Ya has escuchado, no podrás moverte de la cama. Deberás quedarte quieta, todos lo entenderán. Si quieres puedo ayudarte con Madi y—Bellamy iba atrás con Clarke, siguiendo los pasos débiles de esta quien aseguraba que podía caminar:—Cállate—ordenó mientras se agarraba de la muñeca de Bellamy y daba un paso más largo. No podía contar con su brazo izquierdo para nada, y sus piernas estaban algo débiles.

—Si necesitas parar, avisa—habló Lincoln quien no dejó de caminar con Octavia que buscaba a toda costa tener una conversación con él.

C larke notó como Bellamy verdaderamente estaba preocupado, en especial sus facciones que lo delataban. Sus cejas parecían descansar y su mirada era tranquila. Precavía cada movimiento de esta.

—Al llegar, ¿Me acompañas a mi habitación?—pidió, tomando por sorpresa al chico por aquella propuesta.

—Si—asintió, siendo torturado mentalmente el resto del camino.

Ese era el problema. Lo estaba pensando demasiado.