Capitulo cinco: Tetra

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Ya había pasado una semana desde el festival y la monotonía del pueblo era notoria. Calma y tranquilidad siempre son de apreciar, pero cuando apenas hay algo que hacer se vuelve desesperante, en especial cuando se carece de paciencia. Desde la llegada de Inazuma al pueblo, los ataques de Raijus eran cada vez menos comunes. No tenían otro deber más que proteger el poblado, pero con la amenaza de animales eléctricos controlada prácticamente quedaban sin quehaceres. Ayudar a los vecinos y dar algo de mantenimiento a diferentes establecimientos eran la mejor manera de contribuir sin cazar animales del rayo. En tan solo una semana consiguieron reparar los daños ocasionados por el incendio del tercer día de festival. La tienda de la señora Manee y las casas cercanas quedaron como nuevas en solo un par de días, mayormente gracias a Demenco y su avanzado control espacial.

Ónix, por su parte, carecía de actividades para realizar. Recolectar ingredientes para los Castway y cuidar la entrada de Fultriam eran su mayor actividad, sin mencionar el entrenamiento de su nueva compañera. Para solo tener algunos días de nacida, la inusual Raiju aprendió rápidamente de los Mornajro para empuñar una lanza como ellos. No tenía la misma habilidad de la milenaria familia, pero sus habilidades eléctricas compensaban eso.

— ¡Ónix! ¡Ónix! Mira esto. —se le veía emocionada por enseñar al bicolor su nueva técnica.

A modo de jabalina, lanzó su arma en un muñeco de entrenamiento, atravesándolo limpiamente. Acto seguido, un chasquido de dedos produjo un descarga de gran fuerza que se condujo directo a su arma y, por ende, a su objetivo. Se ganó un corto aplauso por parte del bicolor, además de una caricia en la cabeza.

— Nada mal, si fuera una persona real ya estaría muerto. —la cola canina de su compañera se agitaba en señal de alegría.— Pero...

— ¿Eh? ¿Hice algo mal?

— No es eso, solo creo que no deberías depender de tus rayos al atacar. Siempre los usas cuando inventas una técnica. Puedes ir al gimnasio a trabajar en tu fuerza física. Un buen balance de habilidad mágica y fuerza bruta nunca hace mal.

— ¡Lo tengo! Entrenaré con un arma más pesada para mejorar mis brazos. —realmente estaba dispuesta a seguir el entrenamiento de los Mornajro, solo necesitaba el arma adecuada para ayudarlos mejor en su deber.

Como el profesor Sanshoo había predicho, el pasar tanto tiempo con el bicolor desde su nacimiento la había vuelto muy apegada a él. Casi parecía una mascota, a muchos podía agradarle la idea pero al bicolor le resultaba simplemente molesto. Distinguir si se trataba de interés por entrenamiento o algún tipo de obsesión con Ónix era difícil. Inazuma era agradable, pero rara vez se alejaba de él y llegaba a estorbar en sus deberes, aunque sabía que sus intenciones eran buenas. Para suerte -o desgracia- del Mornajro, la mañana siguiente dejaría el pueblo para visitar a su familia materna. De no ser por sus hermanas, probablemente no tendría relación alguna además de la sanguínea con el súcubo que le dio la vida.

Tenía una maleta lista para irse en cuanto el alba se alzara al día siguiente, podía confiar en que su padre y la nueva aprendiz de su familia podrían mantener el orden en el pueblo por un par de meses. Años anteriores no había ocurrido problema alguno además de algunos muebles rotos, así que podía mantener la preocupación al mínimo.

Terminado el entrenamiento con la Raiju, esta se retiró a su nuevo empleo en la tienda Castway, mientras él visita su lugar favorito del pueblo. La vista desde aquella colina seguía siendo hipnótica aún tras varios años presenciándola casi a diario.

— Sal de una vez, ya te escuché. —esperó la voz de Grace pidiendo una disculpa, pero absolutamente nada llegó en su lugar.

Confuso, miró a sus espaldas sin lograr divisar rastro de la elfo o alguien más. Sobre las ramas del solitario árbol en la colina, escuchó como un ave llegaba a posarse en una rama ya ocupada por otra. Un cuervo negro y una paloma blanca compartiendo la misma rama de árbol. Extrañado, una corta risa escapó de sus labios.

Tetraminus: Vida Moribunda, Sombras Brillantes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora