Capítulo 5: Cara a cara

63 9 2
                                    

Sia

Odio los lunes, los he odiado desde siempre, y ese día no iba a dejar de hacerlo. Miré mi reloj, las 7:00. Intenté acomodarme de nuevo en la cama pero mi madre empezó a llamarme. Bajé las escaleras despacio, aún estaba medio dormida y me senté en la mesa de la cocina. Una taza de colacao y unas tostadas adornaban la mesa. Desayuné tranquilamente, sin prisa pero sin pausa. Me vestí con el uniforme escolar, era muy simple, un polo blanco debajo de un jersey verde con falda y calcetines a juego. Los zapatos eran unas sencillas manoletinas igualmente verdes. Lo único que me gustaba de llevar uniforme era que no tenía que pensar en qué ponerme cada mañana. Aunque pretendían quitarlo, y la idea parecía gustar al público. Me fui andando al colegio con los cascos puestos escuchando besos del canto del loco, era una canción antigua pero siempre conseguía animarme. Mi vecina Azula se cruzó conmigo. -¿Besos? -¿Cómo lo sabes? -Mueves la cabeza marcando el ritmo -¿Quieres que te lleve? -No gracias, hoy es lunes -Es cierto, pues vete anda. Continué mi camino pensando en Azula. Se mudó hace dos años a la casa de al lado. Me intrigó mucho cuando la vi por primera vez. Llamó a mi casa para presentarsey cuando abrí la puerta tan solo pude fijarme en su pelo, era corto, con un mechón largo que parecía que la peinaba a un lado. Su pelo era marrón oscuro casi negro salvo aquel mechón que era de color azul. Con un Azula solo Azula se presentó ante nosotros. Desde entonces hemos sido amigas.
Llegué al colegio, las puertas estaban abriéndose, me conduje hacia el patio para quedarme allí y esperar. A los cinco minutos llegó West, al que no esperaba tan temprano allí. -¿Qué te pareció River? -Parece irresponsable -No lo es siempre, cuando juega al fútbol se convierte en otra persona-. afirmó aquello como si quisiera decirme algo más. -Dime qué le gusta, qué se le da bien o por el contrario qué es lo que odia.. -¿Por qué quieres saber eso? -¿Tú qué crees? -Lo que creo es que te has enamorado de él e intentas conquistarlo -¡No! le dije mientras le daba golpecitos en el hombro. -Te lo pregunto para que mis clases sean más amenas y personales -Pareces una profesora real, de esas que adora su trabajo y se vuelca en sus alumnos. -Normal, su padre me ha dado un buen incentivo. -¿Desde cuándo me consideras tan mayor? Tan solo nos llevamos un año de diferencia. -Era broma-. Sonó el timbre y me despedí de él. Noté entonces algo cercano a mí. -No sabía que West Jefferson se juntaba contigo. -Theodore, creo que no te incunve con quién hable o deje de hablar. -T.J -¿T.J? ¿Desde cuándo? -Desde que me enteré de que a Scarlett le gustan los nombres cortos. -Claro, y llamarte Theodore James no es suficiente para ella. ¿Qué pasa? ¿Estás celosa?- reí a carcajadas. -No estoy celosa, solo pienso cuán patético es que hagas llamar T.J por una chica y más por una que tiene novio-. Me alejé de él buscando a Ruby, mi mejor amiga. Como iba caminando absorta en mis pensamientos choqué con un chico de pelo marrón rojizo, alto y fuerte. Me disculpé como pude y salí corriendo. El chico me gritó. -¡Hey! ¡Despistada!- le miré a quellos ojos azules más oscuros de lo normal. -Se te ha caído la libreta. -Gracias. -De nada, soy Shawn por cierto. -Sia-. Me guiñó un ojo y se marchó, de igual modo yo seguí buscando a Ruby, pero de manera más relajada para no volver a tropezarme con nadie.
Llegué a la clase, Ruby me tomó del brazo y comenzó a reírse de mí. La miré de manera amenazante pero ella siguió riendo. Me había estado mirando todo el rato pero prefirió esconderse y divertirse un rato. Me senté a su lado, y a pesar del mal trago que me había hecho pasar no pude evitar reír también yo.
Aquel día iba a comenzar mis clases particulares con River. Me dijo que prefería que le diera la clase en su casa porque allí estaba más cómodo, tuve suerte. Mi casa siempre está abarrotada debido al gran número de hermanos que tengo. Así que le estaba esperando porque también me había invitado a almorzar. Me sentía nerviosa y extraña, lo primero porque no lo conocía y lo segundo porque tendría que dar clase en una casa y con personas totalmente desconocidas para mí.
Como siempre que espero estaba escuchando música con los auriculares. Esta vez me sumergí en thinking out loud de Ed Sheeran; Empezaba a creer que tendría que volver a casa andando cuando alguien posó sus manos sobre mis hombros y me giró cuidadosamente. La mirada de River subía descaradamente hasta llegar a mis ojos. ¿Por qué has hecho eso?- le dije mientras me quitaba los auriculares. -Estabas tan absorta en tu mundo que quería devolverte a la realidad- seguía manteniendo la mirada esperando a que le contestara. -¿Nos vamos ya? -¿Te incomodo?- dijo parándose delante de mí. -No te creas tan importante, tan solo es que estoy hambrienta. -¿Crees que quiero ligar contigo? Por si no lo sabes tengo novia, Heather Gray. Tan solo intentaba ser amable. -Perdona, no lo dudo, es que cuando tengo hambre me vuelvo un poco irritable. Me pasó la mano por el hombto en señal de reconciliación y tras hacerlo me indicó con la mano un coche que se dirigía hacia la entrada. River y yo nos montamos en la parte de atrás. -Sia, estos son mis padres, Frank y Katherine-. Me ruboricé un poco, creo que ellos también lo notaron. -Buenas tardes señores Bowen, mi nombre es Sia Dawson. -Buenas tardes- dijo Katherine con una voz repleta de ternura. -River nos habló de la propuesta de West pero no te imaginábamos así -Suelen decírmelo -No te sientas mal, pero pensamos que serías una persona cualificada -Siento no poder satisfacer sus expectativas, aunque he de decirles que el arte es algo qie por mucho que sepas nunca llegas a entender. Para poder entender algo debes entenderte a ti mismo, el arte debe sentirse y hacer que uno se encuentre. Todo es un poco subjetivo, pero cuando consigues mimetizarte de ese modo todo se vuelve más sencillo de entender. Todos me miraron asombrados, parecía que mi pequeño e improvisado dicurso había tenido el efecto que esperaba, les había impresionado.
Una vez terminada la comida me disponía a recoger la mesa, pero River recogió mi plato y dijo. -No quiero tener que esforzarme más de lo necesario para contentar a mis padres. -Si tienes que esforzarte tanto es porque no te sale de manera natural. -No sabes nada-. Dijo aquello de una manera tan brusca que llegué a asustarme.
Cuando terminó de recoger la mesa subió las escaleras de aquella (aunque no lo haya dicho antes) gigantesca casa. Se posó delante de una puerta y me miró, su mirada seguía siendo un poco terrorífica. -Sia, vamos a dar las clases en mi cuarto, mi cuarto es parte de mí, por lo tanto si haces algún comentario contra él será como si me lo hicieras a mí. -Si prefieres las damos en cualquier otra habitación -No, tu discurso ha hecho que entre en razón, si quiero sentir como tú dices debo hacerte caso. West me dijo que sabías lo que hacías-. Entré en su habitación, tenía una gran cama a un lado, una mesa de estudio y dos puertas, una que daba a su propio baño y la otra era un armario. Las paredes estaban repletas de posters. -Mi primera lección va a ser una tarea, debes escribir en un folio todo lo que creas que debo saber de ti-. Me sentí poderosa, en aquel momento supuse que aquella sensación sería la habitual en un profesor, pero para mí era totalmente desconocida. -¿Para qué?-. Me había pillado, le dije lo primero que se me pasó por la cabeza. -Para saber en qué estado se conserva tu autoestima y por dónde he de empezar.-Vale..- cuando terminó cogí el folio y me despedí, no sin antes mandarle otra tarea. -Para el próximo día quiero que busques una comida, un animal, una canción, una película o serie y un personaje de lo que quieras que te describan o que se asemejen a ti. -Vale, empiezo a pensar que estás un poco loca, así que por si acaso seguiré tus indicaciones al pie de la letra-. Le miré a los ojos y no pude evitar reírme. Me acompañó hasta el coche, se sentó en el asiento del copiloto y me llevó a casa.
Cuando llegamos me bajé del coche y me despedí con un hasta mañana, eran las 16:30, una buena hora, era temprano, pero a mí personalmente se me hizo eterno.
Abrí la puerta de mi casa y comencé a oír el familiar y constante ruido de mis hermanos acercándose a mí salundándome y preguntando dónde había estado. Mi madre miraba desde la distancia, se encogió de hombros mostrándome que no tenía escapatoria y me resigné a contestarles. -Chicos, he estado dando clasr, al parecer no sois los únicos a los que les gusta que dé clases.

Aprendiendo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora