Capítulo XXII

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Lo primero que vi al entrar al club fue a un chico con un disfraz de Bob Esponja. Había mucha gente y mis alas no necesitaban tanto espacio, pero conforme fui avanzando, un par de chicos se quejaron de una punta en sus ojos. Diana lo disfrutaba y me decía que siguiera.

Nos encontramos a Hagen con su novia, él iba de vampiro y su novia iba de princesa. Intentamos acercarnos, pero la chica lo tomó de la mano, caminando con él hacia la dirección contraria.

—Creo que debemos ir a buscar a tu enamorado—dijo Diana, moviendo la cejas.

Asentí, sintiéndome extraña al adentrarme más y más en el calor. Estaba acostumbrada al frío, aunque también a la calefacción. Nueva York no era particularmente caliente. Hacía frío y eso me gustaba, justo como aquí. Era bien sabido que el invierno en algunos países era más difícil que en otros y agradecía estar en un clima más o menos conocido. Afuera comenzaba a sentir ese clima helado capaz de hacerte pasar un mal rato si no ibas con ropa adecuada.

Estábamos a nada de noviembre, prácticamente. Los meses pasaron tan rápido desde que conocí a Jackson y en todos había disfrutado más que los últimos dos años, aunque extrañaba mi hogar.

Caminamos entre la multitud de personas disfrazadas. Sonreí ante ideas originales y me quedé fascinada de algunos que realmente se esforzaron en crear algo tétrico. Incluso las diferentes culturas de la escuela estaban representadas en algunos disfraces.

—¡No lo veo! ¡Solo a Derek! —gritó Diana sin paciencia.

Reí y vi hacia donde ella señalaba a Derek vestido de vampiro. No parecía disfrutar de nada y era divertido verlo con el cigarrillo entre sus dedos.

Mis ojos viajaron hacia alguien a su lado. Casi solté una carcajada al acertar a mis suposiciones mentales. Darth Vader iba por ahí como si nada. En mi mente solo cabía la pregunta: ¿no tenía calor?

Caminé, jalando a Diana conmigo. Uno de los chicos al lado del personaje de Star Wars lo movió ligeramente hasta que él vio en mi dirección. Agradecía que la enorme máscara no me permitiera verlo, ya que, si no estaría roja como un tomate por la expresión coqueta en su rostro.

—¿No me digas que es él?

Reí y asentí.

Un par de chicos voltearon en nuestra dirección en cuanto nos acercamos. Me había esforzado en que ninguna mirada me afectara o me hiciera sentir extraña, pero eso estaba a punto de cambiar en cuanto unos ojos azules me vieran.

—Hola—dije con las mejillas calientes.

Uno de sus amigos con el cabello oscuro y su piel moena me vio. Lo había atrapado viéndome un par de veces y cada vez que Jackson estaba cerca, todo se sentía más extraño.

El chico se alejó y vi a Jackson quitarse la máscara con dificultad mientras Diana hablaba con algunos chicos de equipo.

—Hola, hermosa—me saludó una vez que la máscara estuvo fuera de su cabeza.

—Darth Vader, ¿eh? —señalé su traje con mi dedo.

Su cabello rubio se pegaba ligeramente en su frente. Incluso pequeñas gotitas de sudor corrían por su frente y sus labios se curvaron mientras se acercaba a mí para pasar sus manos por mi cintura.

Mordí mi labio mientras él me acercaba a su cuerpo.

—Una hadita muy hermosa—respondió, viéndome las alas.

Reí y pasé mis brazos por sus hombros, acercando mi rostro al de él.

—Fuiste muy predecible.

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