Colocando cada cosa en su lugar

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Después de una larga jornada laboral, iba con una enorme sonrisa a casa, deseaba abrazar a mis hijos y pasar tiempo con Gulf, aún me costaba creer que tenía razones fuera de mis bebés para querer volver a casa, definitivamente no las tenía cuando estaba casado con Kai y mucho menos después de su muerte.

Antes de llegar pasé por una pastelería y compré una tarta y un pastel de chocolate, el favorito de los niños y de Gulfie, mientras pagaba mis productos pensaba con alegría que por primera vez mi vida estaba bien encausada, el moreno no sólo había ayudado a mis niños, sino que también a mí y eso me tenía como perro con dos colas.

Llegué a la casa y mi suegra estaba sentada en el sillón viendo una telenovela, con una sonrisa la saludé y dejé las tartas en la mesa, con disimulo miré alrededor y vi que estaba sola.

-Los chicos fueron con Gulf al parque, dijo ella mirando los pasteles - ¿Trajiste dulces?

-Si los favoritos de Gulfie y de los niños, dije sentándome frente a ella.

-Los estás mimando demasiado, dijo sin quitar su azulina mirada de la mía, por primera vez sentí que estaba molesta conmigo -Me refiero a Gulf, es obvio que mimes a los niños, pero Gulf es un adulto.

-El es mi nong, además de que ha ayudado tanto a que los niños estén felices, que nunca terminaré de agradecerle, dije enarcando una de mis cejas al ver como hacía un gesto extraño con su boca.

-Hablaré con Gulf para saber cuándo volverá a Italia, creo que ha extendido demasiado su estadía aquí, no quiero que tenga problemas en su trabajo, dijo mirando sus inmaculadas uñas, no entendía por qué ahora quería que el moreno se fuera, era como si no quisiera que estuviera en la casa con nosotros.

-Pareciera que no quisiera que su hijo esté aquí madre, dije viendo como arrugaba el entrecejo y se servía mas té -Será mejor que padre no la escuché decir esto, el muere y pena porque Gulf vuelva definitivamente.

-Eso no puede ocurrir, Gulf tiene su vida afuera y las cosas están bien así, dijo con un tono tan frío que me heló la sangre en las venas, nunca había visto este aspecto de la mujer, pero no me gustaba nada.

Cuando le iba a contestar sentí las risas de los chicos, así que decidí guardar silencio y me dediqué a abrazar a mis pequeños, que venían con unos globos en forma de oso que Gulf les había comprado, con lentitud me acerqué al moreno y tomando su brazo lo llevé a la mesa -Les compré sus dulces favoritos, dije viendo como sonreía y dejaba un beso en mi mejilla, gesto que me hizo sonreír como un bobo -Cuando llegue tu padre, podremos partirlas y merendar.

Una hora después estábamos en la mesa merendando, todos felices menos mi suegra, que tenía una expresión amarga y poco amable -En la tarde conversábamos con Mew, respecto a cuando retornarás a Italia Gulf, dijo la mujer con la voz tranquila y baja -No queremos que vayas a tener problemas en tu trabajo.

El moreno me miró con una sonrisa traviesa -Muchas gracias por su preocupación madre, pero no es necesaria, tengo un trabajo que puedo hacer de cualquier lado, dijo tomando un trozo de tarta de chocolate - ¿O quieres que me vaya?

-Por supuesto que no hijo, con tu madre estamos felices de tenerte aquí, dijo mi suegro acariciando la mano del moreno, que le sonrió de vuelta con cariño -De hecho, sabes que quiero que retornes a Tailandia de forma definitiva.

-Gracias padre, dijo el moreno tomando de su té -Lo estoy pensando seriamente.

-Que alegría hijo, dijo mi suegro con evidente alegría, una que no fue compartida por su esposa.

Detrás del dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora