Especial I by Thanya

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Mientras veía el vestido que mami Gulf había comprado para mí cumpleaños número 15 sonreí, él sabía exactamente cuales eran mis gustos, deseos y sueños, aun recordaba lo difícil que había sido nuestra vida cuando mami Kai había fallecido y como Gulf con su amor, paciencia y alegría había curado nuestras heridas, sin embargo, había una de ellas que aun dañaba mi corazón y que yo no podía hacer que sanara, por más que había tratado, no podía sacar de mi cabeza la idea de que quizás mi papi, no era mi papi.

De antes de que mami Kai supuestamente muriera, mi padre siempre había sido mi lugar seguro, ese hombro fuerte en el que podías recostarte y esa espalda ancha en la que refugiarte, el siempre veló porque nada nos pasara y si bien al ser pequeña no lo quería asumir, yo sabía que había soportado dolor y malos momentos, sólo para que nosotros fuéramos felices, por eso escuchar que quizás no era mi padre, había sido doloroso y hasta cierto punto angustiante, el saber que quizás no pertenecía a esos brazos, ni que compartíamos la misma sangre, especialmente cuando por años me había sentido orgullosa y muy feliz de ser mitad papi Mew, porque al menos podía ser lo mitad de buena, valiente y fuerte que el era, pero si no era su hija ¿qué me quedaba?, sólo la mitad avara, mala y destructiva de Kai y la otra mitad de su amante muerto, al que ni siquiera sabía cómo catalogar.

Desde que me había enterado de esta situación, había estado mil veces a punto de decirle a papi Mew que lo sabía, sin embargo, primero ocurrió su enfermedad y luego ya no tuve el valor de meter una espina mas en su lastimado corazón y fui callando y callando, pero en el camino el mío fue dañándose profundamente, mas cuando llegó mi hermanita Natasha, que era igual a Alexander y a mi padre, lo que hacía que mis dudas crecieran a diario.

- ¿Te gustó tu regalo princesa?, dijo mi padre entrando al cuarto y sentándose en mi cama, con esa enorme y eterna sonrisa que siempre tenía cuando nos miraba -Si no te gusta, podemos ir a por otro al centro comercial.

-Está precioso papá, no es necesario ir por otro, dije sentándome a su lado y afirmando mi cabeza en su hombro, disfrutando de ese aroma que tanta calma me traía.

- ¿Qué vas a querer de regalo de cumpleaños?, dijo mi padre pasando su brazo por mis hombros y pegándome a su pecho -Ya eres una señorita y prefiero que escojas tu regalo y no llegar con algo que no te guste.

-Quiero saber de dónde vengo, dije suavecito, casi en un susurro esperando que mi padre no haya escuchado, pero a la vez deseando que lo haya hecho.

- ¿Quieres hacerte esos ADN, que te indican de dónde son tus ancestros?, dijo con cierta incertidumbre en su tono de voz, que me hizo saber que estaba barajando la posibilidad de que yo supiera que quizás el no era mi padre, ahora sería tan fácil decirle que si y enviar el tema por el desvío, haciendo que él se relajara y que todo siguiera como siempre, sin embargo, eso solo sería como echar sal a mi herida abierta.

-Quiero saber si eres mi padre, dije sin atreverme a levantar mi rostro, refugiándome en ese amplio y fuerte pecho, el mismo que me había mecido cuando era niña y que había expulsado mis miedos lejos cuando me habían atacado.

- ¿Desde cuándo?, dijo acariciando mis cabellos y acercándome mas a él, gesto típico que hacía cuando quería alejarnos del mundo y protegernos.

-Desde el día de la mediación, dije contestando lo preguntado sin necesidad que ahondara en ello -Esa noche fui a su cuarto para agradecerte el que pelearas por mí y los escuche a ti y a Gulf hablando de lo que Kai te había gritado.

- ¿Por qué no me dijiste nada?, dije haciendo que lo mirara, pudiendo ver la preocupación en sus ojos.

-Tenía terror en ese momento y después ya no tuve la valentía, dije sintiendo las lágrimas inundar mi rostro y correr libremente por mi piel -No soy tan valiente como tú, lo cual es lógico si no soy tu hija.

Detrás del dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora