Baham
Llegaba otra noche en la que Baham y Selien seguían sin hablarse. ¿Cuánto más iba a durar esto? ¿Cuándo iba a dejar de ser una cobarde? ¿Por qué me es tan difícil de aceptar que él no me quiere?
Pero entonces, escuchó a alguien acercarse. Selien. Antes de poder reaccionar, él la retuvo del brazo.
- Baham, por favor no te vayas - la aflicción en su voz fue lo único que la convenció de no salir corriendo del lugar.
- ¿Qué pasa?
- "¿Qué pasa?" Llevas meses ignorándome. Cada vez que intento acercarme, sales corriendo - respondió molesto.
- No pasa nada, de verdad.
- No me vengas con que no pasa nada, Baham. Puedes fingir con todos, pero no conmigo.
Baham no sabía que decir, era inútil tratar de mentirle. Después de todo, ya se conocían hace casi un año y él ya había aprendido a descifrar cuando lo estaba haciendo o no. Entonces, ¿Por qué le resulta tan difícil descifrar mis sentimientos hacia él?
- De verdad, no pasa nada - mintió Baham, tratando de parecer despreocupada. - Solo necesitaba un tiempo para mí misma.
- Es por lo que dijo Sirio, ¿verdad?
- No se de lo que me estás hablando...
- Él te preguntó si la razón por la cual me defiendes tanto es por si te gusto o no.
- Ah, eso. Escucha creo que entendiste mal...
- No, entendí bien - la interrumpió. A Baham no le gustaba ser interrumpida. - Luego te fuiste y hace algunas semanas me dijiste que Sirio tenía razón. ¿Es eso cierto?
Baham no tenía escapatoria. ¿Por qué tuve que decir eso? Había sido tan tonta al hacerlo, que ahora solo tenía dos opciones: 1) confirmar todo y confesarle sus sentimientos, con la clara posibilidad de ser rechazada o 2) fingir, como siempre lo ha hecho. Escogió la segunda opción.
- ¡No puedo creer que hayas creído eso! - empezó a decir Baham entre risas.
- ¿A que te refieres? - preguntó Selien, confundido.
- A que creíste lo que dijo el estúpido de mi hermano. Selien, eres casi como un hermano para mi y nunca haría nada para arruinar nuestra amistad. Cuando te dije que Sirio tenía razón, me refería a que sí, me gustas. Me gustas como persona, me gusta tu forma de ser y pensar, me gusta pasar tiempo contigo. Selien, eres probablemente la persona más dulce que he conocido jamás, por eso no puedo tener ningún sentimiento romántico hacia ti - respondió Baham. Le sorprendía escuchar la facilidad con la que las mentiras salían de su boca y le asustaba lo real que sonaba.
- Entonces, ¿Por qué has estado evitándome estos últimos meses?
- Como ya te dije, necesitaba tiempo para mi misma. He estado pensando en lo agobiante que puede resultar ser una Estrella. Tener que escuchar todos aquellos deseos que la gente anhela que se hagan realidad puede llegar a ser muy agobiante, y más a la hora de pensar que tendré que hacer esto por el resto de mis días.
- ¿Estás segura de que me estás diciendo la verdad? - preguntó Selien, inseguro.
- Segurísima.
- ¿Y cuanto más va a durar este tiempo de reflexión? Extraño a mi mejor amiga...
- Creo que ya estoy lista. Yo también te extrañe - dijo Baham, mientras abrazada a Selien con fuerza.
- ¿Qué te parece si luego del amanecer vamos a mi palacio? He estado practicando en arquería y creo que he mejorado.
- Me parece bien, solo asegúrate de darle a la diana y no a mi rostro. Pero antes tengo que ir a buscar algunas cosas a casa.
- Esta bien. ¿No has pensado en eso de venir a vivir a mi palacio? Sabes que está vacío la mayor parte del tiempo y es bastante espacioso. Tu podrías escoger tu habitación y no tendrías que compartir con tus hermanos y hermanas.
Baham lo había pensado varias veces, pero no se creía capas. No podía vivir con la persona que amaba y fingir que no quería estar con él. Que no quería abrazarlo, que no quería besarlo y que no quería estar con él todo el tiempo, que no quería que leyesen un libro juntos, que no quería desvelarse junto a él con tal de tener conversaciones absurdas antes de dormir. No podía.
- Lo consultaré con mi almohada - bromeó ella. - Pero ahora debo ir a casa. He de aprovechar que está vacía y que nadie notará mi ausencia. Luego ya puedo ir a tu palacio directamente. Te veo luego.
- Te veo luego - se despidió Selien, mientras le daba un beso en la mejilla.
Una vez llegó a casa, se encerró en su habitación y se dejó caer contra la puerta. Y sus lágrimas empezaron a descender por sus mejillas. Su habitación era su lugar seguro, un lugar en que ya no tenía que fingir con nadie.
Lloró libremente, sin la preocupación de que alguien la escuchase. La casa estaba vacía, ella estaba sola. Completamente sola.
_________________¡Feliz Navidad! (A quienes lo celebren aunque técnicamente aquí en mi país aún es 24 jsjsjsj)
Muchísimas gracias por las 124 vistas, me hace muy feliz que les guste mi historia.
Otro capítulo de Baham, me encanta escribir sobre ella.
El próximo capitulo será de Helia porque creo que la he dejado un poco de lado (oops).
En fin, muchísimas gracias. Recuerden dejar su voto (si quieren/pueden) y compartir con sus conocidos para crecer aun más!
Chauuuuuu, J.
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Atardecer en el Palacio del Sol
FantasySelien, el dios de la Luna, vive en el exilio, distante de los demás dioses, percibido como una amenaza. Sensible, apasionado y un soñador, ha aprendido a mantenerse alejado del resto. Su único consuelo es el frío y distante Palacio de la Luna, junt...