Vestido de novia
Las mujeres Elizondo caminaban en la tienda de Leandro Santos, era la primera vez que Gabriela pisaba ese lugar a diferencia de Norma y Jimena que de nuevo buscaban el vestido de novia exacto.
Con paso lento y los brazos cruzados, Gabriela miraba alrededor todas las creaciones del sobrino de Raquel, mientras sus hijas enfrente parloteaban con el diseñador.
Sara se detuvo y se incorporó junto a su mamá, esta le tomó la mano y se recargó en su hombro.
—¿Eres feliz, hija? —preguntó Gabriela.
—Mucho, mamá—respondió Sara contenta—y mucho más de que tú estés aquí buscando el vestido conmigo.
La viuda de Elizondo miró a los ojos de su hija, era la que más se le parecía, con ese cabello castaño y esa actitud altanera que podría ser su mayor atractivo.
—Ya me perdí las bodas de tus hermanas, no pienso perderme la tuya.
Sarita sonrió y abrazó a su madre.
—Ven, vamos—continuó Gabriela—tus hermanas están desesperadas porque te pruebes los modelos que Leandro diseñó para ti.
Las tres hermanas y su madre se sentaron frente a un probador. Leandro Santos le indicó a Sarita donde podría empezar a probarse los vestidos que llevaba colgados en el antebrazo.
—Franco me pidió que te hiciera todos, que con el dibujo no era suficiente—aclaró el diseñador ante la cara de la muchacha—me dio tus medidas y mientras todos estábamos sufriendo por el secuestro de Juan y Doña Gabriela.
Los ojos castaños de la joven Elizondo se abrieron como platos
—Pero si el anillo me lo dio hace poco.
—Ay niña, Franco se quiso casar contigo desde mucho antes. Ahora ven a probártelos.
Sonriendo, Sara aceptó la mano estirada de Leandro que la condujo hacia el cubículo para que se cambiara.
Norma y Jimena se sentaron, pero cuando vieron que su madre no lo hizo se preocuparon.
—¿Qué pasa, mamá? —preguntó Norma
Gabriela no pudo decir nada antes de que las lágrimas opacaran esos ojos verdes.
—Mamá, no—intervino Jimena.
Con espíritu maternal, Gabriela abrazo a sus dos hijas dándoles un beso en la frente
—Perdónenme—susurró—perdóneme por no estar aquí antes.
—Mamá—la consoló la mayor—eso ya paso, ahora estás aquí y tienes que estar fuerte para Sarita.
—Sí, además nosotras ya te perdonamos, ya no pienses en eso—agregó Jimena.
Alzando su rostro, se limpió sus lágrimas y asintió.
—Tienen razón, Sarita me necesita.
Y dicho esto, se sentó con sus hijas frente a la puerta del probador, la cual se estaba abriendo.
Una mujer delegada, de tez blanca y cabello castaño salió envuelta en un vestido blanco, largo con mucha tela, muchos holanes y demasiado vuelo en la parte de abajo. Tenía las mangas ceñidas y un velo con flores que cubría su frente y un cuello de tortuga que de tan solo verlo se sentía una asfixia insoportable.
—Es…bonito—dijo Jimena dudosa
—¿bonito? —preguntó Sarita como si hubiera escuchado mal—por Dios Jimena, esto es horrible. Leandro, ¿Franco te mandó diseñar esto?
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Preparativos de boda
FanfictionAnte la tranquilidad que se vive en la Hacienda de Reyes-Elizondo, Franco y Sara deciden comenzar con sus preparativos de boda, haciendo que la cabeza de ambos, y la de varios miembros de la familia, se pierda por completo