Capítulo 8

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— puedes llevarte este—me muestra un vestido blanco con una seda súper fina y suave— te quedaría precioso en ese cuerpo tan divino que tienes.

Le muestro mis dientes con una enorme sonrisa— Esta bien, voy a probármelo y vamos a ver—me sonríe— muchas gracias.

Me lo da y me indica que entre a ponérmelo. Entro al cambiador no muy grande, con espejo, dos sillones y un perchero, para pasar por fin el vestido por mi cuerpo.

Sé me olvidaba contarles. Vinimos a un lugar bastante lujoso por esta zona, nunca vi uno tan elegante. Lo único que llegue a presenciar son lugares repugnantes llenos de psicópatas. Digamos que mi vida... No había sido del todo normal.

Hayden quiere que me compre ropa y es lo que hago, solo que la chica me ofreció este vestido de fiesta y me encantó. Es color blanco y muy elegante.

El vestido está abierto en toda mi espalda, dejando a la vista un poco menos antes que mi trasero. Esto lo hace  parecer muchísimo más grande. Lo demás, está todo cerrado hasta mis pies, dando efecto de caída como una cascada amoldada a mis piernas.

Cuando me lo estoy pasando por la cintura, y básicamente llegando justo a mis pechos descubiertos, alguien abre brutalmente la cortina que me dividía de los demás y entra como sí nada.

Mi primera reacción fue cubrirme y asustarme.

— Mmm...—se muerde el labio inferior mientras me mira de arriba hacia abajo— yo quería ver como te quedaba eso, disculpa la demora—me sonríe y lo único que hace es ponerme roja.

No me incomodaba, algo en mi sentía como satisfacción de que él esté aquí para apreciarlo conmigo. Me encantaba la sensación de provocarlo.

— Está bien pero... sal, déjame cambiarme y puedes verlo afuera—sugiero con una sonrisa, contradiciendo lo que acabo de decir.

— Prefiero verlo aquí—se cruza de brazos y se apoya en la pared.

Sin ningún tipo de vergüenza.

Solo usa lo que tienes.

Suelto el vestido, claramente eso era lo único que me estaba tapando los pechos. Cae hasta quedar en mi cintura, revelando una parte íntima de mi.

No me siento mal, sé que lo que tengo podría volver loco a cualquiera. Efectivamente lo logré, ya que sus ojos no se quitan de ahí, está con la mirada totalmente sobre mí. Y su cara ni hablar, parece un lobo a punto de cazar a su presa.

— Juro que podría hacerte mía contra el maldito espejo ahora mismo Nyd—se me acerca por detrás.

Sigo con lo mío. Me agacho para agarrar la parte delantera del vestido que solté y lo subo, chocando mis pechos sin querer, provocando que rebotaran. Eso creo que lo acaba de dejar paralizado. Sus manos se ubican con ferocidad sobre mi cintura, arrugando el vestido. Me pega más a su cuerpo para que sienta como estaba. Estaba completamente duro, es como si llevara un arma o algo ahí.

Lo termino de colocar dejando que la seda se amolde a mi cuerpo mientras mis caderas se mueven con sensualidad sobre su miembro.

Gruñe en mi oido— Me estás poniendo mucho adolescente pervertida—me gira besándome con fuerza, con brutalidad. Su lengua se abre paso en mi boca, apoderándose de toda esta.

Mis manos se sujetan de la parte de atrás de su cuello ayudando a que el beso se profundice. Sigo su ritmo bestial encendiendo mi deseo de a poco, deseándolo a él, todo él.

Me alza en el aire y me apoya en el tan solicitado espejo, enrollando mis piernas en sus caderas que lo único que hacían era buscar contacto con mi intimidad. Gemia cada vez que su boca iba a mí cuello y lo mordía. Sus manos estaban ahora en mi culo, estrujando todo el vestido que estaba tan perfectamente planchado.

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