Capítulo 12

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Abro los ojos al sentir una turbulencia.

Mierda, había olvidado que estaba en un avión: por lo que recuerdo, no me gustaban nada los aviones, pero si quiera pensar que voy a vengar a mí mejor amiga, me impulsaba a hacer cualquier cosa.

Bajo la mirada y me encuentro con un Hayden durmiendo en mis piernas lo más tranquilo, su respiración está calmada y su cabello ligeramente desordenado. Sus manos están aferradas a mis muslos, como si no quisiera que nadie lo saque de aquí. Eso me genera unas mariposas en el estomago. Me emociona saber que le gusta estar conmigo.

Mis dedos no evitan querer tocarlo. Empiezan a masajear su cabello, sintiendo lo duro de este por el gel. Se acomoda y me asusto por el miedo de que se entere lo que estaba haciendo, así que saco mi mano inmediatamente y me dedico a apreciar su cercanía.

Él me tranquiliza, su presencia me da seguridad y su cercanía me transmite calidez. No hay mejor lugar para mí desde que probé este, sonrio por lo bien que me hace sentir y recuesto mi cabeza en el asiento para seguir durmiendo.

Al despertar me siento más cómoda de lo normal. Abro mis ojos pesados del cansancio y veo negro. ¡Me quede ciega!

— ¡Ah!—levanto mi cabeza de un solo movimiento chocando con alguien.

— ¿Qué te pasa Ad?—me pregunta.

— ¿Qué me hiciste?—siento mucho el olor a su perfume, es tan rico.

— Sólo te cubrí con mi abrigo—veo como está relajado— y por lo cual, parece que te ha gustado porque no te lo haz quitado.

Oh, si, claro.

Me lo quito de la cara y veo que estaba acostada sobre las piernas de él, entre el medio de ellas para ser exactos, pero no en ese punto sensible de él, si es lo que pensaban.

— No sé cómo llegamos a esta situación pero no me gusta.—miento.

— Eso no decías hace unos minutos—se acomoda entre los abrigos que estaban para cubrirnos a ambos— yo sé que te encantó dormir conmigo, no lo niegues.

— No, no miento—me levanto— asi que, cállate.

— Ajá—me responde aún sin creerme.

Da igual, quiero ir al baño.

Hago mis necesidades y al salir, él está terminando de colgarle a alguien y ya está prolijamente arreglado.

Arreglo mi pelo y me pongo mi ropa. Me agacho para empezar a levantar nuestros buzos y cosas— Ya que tú no haces nada, me tocará hacerlo por mí misma—intento acomodar las cosas que reposan en el suelo.

— No me gusta ordenar—se sienta con las piernas abiertas sobre la mesa— por eso mismo ya llame a mantenimiento.

— ¿Mantenimiento?—lo miro con una ceja elevada— wow, que nivel Don Hayden.

Sonríe— Es solo una parte de todo lo que puedo darte—se levanta y se acerca para agarrar mi cintura desde atrás— tantas ganas de darte...—susurra en mi oído.

— ¿Cómo debería tomar eso de "darme"...?

Suelta una risita— Como más te guste, sabes a qué me refiero.

Acaricia mi cuerpo con delicadeza pero a su vez con lujuria, despertando en mí los más poderosos deseos.

— Aprecia bien lo que te pierdes—me separo un poco de golpe y doy una vueltita lenta. Apropósito me agacho para mostrarle descaradamente mi trasero con pequeños movimientos sensuales.

— Ya sabes como me pones—se me acerca, besa mí cuello con delicadeza y sus dedos juegan con el costado de mis caderas, hundiendo la cabeza en el hueco que hay entre mi hombro y mi oreja, depositando suaves besos que me ponen peor.

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