Capítulo 10

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Había estado pensando mucho en mi futuro, y lo cierto era que no tenía nada planeado. No sabía si estaría casada, de viaje, con una casa propia, muerta o... lo que sea, me preocupaba no tenerlo definido.

Pero por lo menos, tenía la certeza de que Antonio se borraría del mapa con ayuda de Hayden. Quizás ahí, solo en ese momento, mi vida podria cobrar sentido. Ahora estoy tan bien que no quiero que acabe, pero si no lo termino ahora mismo, los demonios de mi pasado jamás serán dominados, permitiendo que me controlen por mucho más tiempo, y era justo lo que no quería.

El plan estaba perfectamente creado, Hayden estaba perfectamente cerrando cada posibilidad, las chicas estaban perfectamente preparándome y yo estaba perfectamente aprendiendo. Era un orgullo para ellos que en cuatro semanas o quizás cinco, tenga habilidades asesinas tal como un soldado que ha pasado varias guerras.

Peleo con el muñeco de goma que estaba guardado. Lo único que debo hacer es imaginarlo a Antonio, así que lo golpeo un montón de veces, por un montón de tiempo.

Después de eso practico en la bolsa de arena. Me pongo en defensa, golpeo y golpeo imaginándome las caras de las personas que ayudaban a esa mierda y que me atormentaron toda mi vida.

Pego abajo imaginándome su abdomen, pego arriba, pego al costado, a la izquierda a la derecha y me agacho, haciendo de cuenta que me quiere pegar, luego subo y le doy múltiples golpizas.

Son tan rápidas que mis brazos se cansan. Paro y seco mi frente llena de transpiración.

Corro por alrededor del gran patio de aquí afuera y cuando termino troto, lo hago por todos los metros que tengo y a su vez, levanto pesas, hago sentadillas, salto, me agacho y en el aire pego algunos golpes imaginándome un cuerpo.

Termino con eso y voy hasta los bolsos llenos de armas. Agarro las que me faltan practicar y me preparo para puntería. Metiéndome en escena, como si hubiera gente disparando.

Sostengo entre mis manos el fusil de francotirador HK PSG-1. El PSG1 consta de una estructura de un único cañón de ánima rayada, usa cargadores extraíbles con capacidad de 5 o 20 cartuchos, posee gatillo y culata ajustables, un pistolete, un "cerrojo silencioso" (semejante al usado en los M16), y también lleva un trípode para apoyar el arma.

Bastante buena. Y aparte de todo eso, tiene una recarga un poco lenta, pero con práctica podría lograr hacerlo con rapidez.

Me tiro cuerpo a tierra apuntando, cargo el arma y  ajusto un silenciador. Disparo. El movimiento del fusil hizo que diera a la deriva, sin ejecutar a nadie.

Debería ser mejor...

Entro a casa, luego seguiré con las próximas. Estoy allí afuera desde hace seis horas, por lo menos quiero agua y descansar un rato.

Ya estoy perfecta para ir a batalla, eso me enorgullece.

En la mesa se encuentran; los planos de los prostíbulos, mapas, lugares señalados con rojo, tazas de café sucias y algunas sin terminar su contenido, fibras de varios colores y por último, el hombre más sexy parado en frente.

Esta muy concentrado en esto, literalmente. A veces no quiere ni que le hable.

— El plan sigue en marcha—me aclara— mañana saldremos, así que prepara lo que necesites. El armamento si hace falta.

Asiento— Esta bien—me acerco a leer todo lo que esta haciendo— ¿Estas planeando entrar a un lugar así de enorme? ¿Me estás jodiendo verdad?.

Me mira con enojo— Está todo planeado Ada, ¿O qué te crees? ¿Que los mandaré a que sé suiciden? Piensa un poco—responde rabioso.

— Cállate. Yo solo digo que va a ser imposible—me inclino delante de él para marcar en los planos— si entramos por aquí—hago un círculo en el lugar— y salimos por aquí—hago una línea hasta la salida— saldremos mejor que por donde estás proponiendo.

Se cruza de brazos y me mira expectante con una sonrisa ladeada, como si le gustara lo que estoy haciendo o diciendo, ni idea.

— Aprovechando la cantidad de hombres y mujeres, deberíamos pasar por allí—señalo con el dedo— oh, si quieres entrar por la azotea, debes entrar camuflado. No son idiotas, tienen cámaras, sensores de movimiento y alarmas.

Lo miro con cierta razón y coherencia en mi idea.

Sigo— Nosotros debemos entrar en su oficina, ahí oculta y guarda todo lo importante. Mientras los demás dejan bombas con tiempo limitado activado, nosotros podemos aprovechar a revisar por cielo y tierra. Y, salir limpios—sonrio agarrando mi agua y bebiendo.

— Tienes razón.—se acerca al plano y modifica algunas cosas— ya estamos. No tiene porque salir mal. Rescataremos a Clara cueste lo que cueste y pase lo que pase.

— Gracias...

Asiente guiñándome un ojo.

— Dame un beso.—me ordena sujetándome de costado la cintura.

Sonrio con calor en mis mejillas— ¿Acaso me estás obligando Capitán?—lo miro divertida. Asiente.

— No te estoy preguntando, Ada. Así que anda, acércate.

Me acerco de puntitas para darle un beso largo, con una una mezcla de intenso y cariñoso que nunca logro entender. Se ve que nosotros no éramos negro ni blanco, éramos matices.

Me voy de allí al terminar y preparo lo que me pidió hace un rato. Mañana sería un día bastante complicado y largo. Por lo tanto, preparare absolutamente todo. No podía olvidarme de nada.

Antes de acostarme intenté usar las armas que me quedaban y en todas pude dar en el blanco. Me siento muy bien por mis logros en solo cuatro semanas, se había vuelto un hábito controlar armas blancas, de fuego o ambas. Tanto, que inclusive las manejaba más rápido y me parecía super fácil disparar.

Pienso en la adrenalina y en la emoción de ver de nuevo a mi mejor amiga, es algo sorprendente y demasiado arriesgado, pero lo vale.

La extraño tanto... necesitaba pedirle a Hayden que la busquemos. Sé más que nadie que no la está pasando bien y sobre todo necesito respuestas a mis preguntas, las cuales surgieron de su misteriosa e inesperada carta que parecía explotar de información valiosa.



W.G

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