Recompensa de una venganza

3

Al despertar notó que algo estaba sobre su pecho, abrió los ojos vio al soldado. Por instinto se lo quitó de encima y lo sometió contra la cama usando su peso.

Todo pasó demasiado rápido, ni siquiera supo en qué momento el alfa despertó.

Escuchar a Duman aullar lo asustó, le había aplastado una de las patas al pobre cachorro. Pero al menos el alfa lo quitó.

Las feromonas del alfa se intensificaron hasta el punto de que a James le costaba respirar.

"No debimos venir, no debimos venir, no debimos venir" se repitió mentalmente una y otra vez el omega, quién ni siquiera intentaba liberarse debido a que el aire le faltaba. "Estúpido" se dijo a sí mismo. Había estado tan bien este último tiempo, no le dolía caminar ni sentarse, tampoco había tenido mordidas. Y ahora todo se iría. Estaba a merced del alfa que gruñía furioso sobre él.

-¿Qué haces aquí?- Gruñó furioso.

James ladeo la cabeza para mostrar su cuello en señal de sumisión.

-No quiero tu estúpido cuello. Respondeme, sé que hablas. ¿Por qué Duman está aquí?

El omega no habló, solo se quedó quieto esperando que el alfa terminara con lo que fuera que quisiera hacerle y lo dejara ir.

-¡Responde!- Dijo usando su voz.

Estaba furioso. Invadieron su habitación. Los colmillos del alfa picaban por sangre del intruso.

Ya que no obtuvo respuesta tomó al castaño por el cabello y lo sacó de su cama. Lo llevó a rastras hasta la entrada de su mansión.

-Vete, y llévetelo también- Dijo recogiendo al cachorro que le ladró todo el camino para entregárselo.

Seguido de eso cerró la puerta dejando al par a fuera.

El ruido lo alertó, fue al lugar y vio exactamente cuando su amo llevó al omega y lo sacó de la mansión.

-¿Qué pasó?- Le preguntó en tono preocupado al alfa.

-Lo que pasa es jamás debí traerlo, ¿Y tú dónde estabas?- Le gruñó al mayordomo mostrando sus colmillos- Él se metió en MI habitación con unos de MIS perros, ¿Dónde estabas?, ¿Cuándo salió de la casa?

Mientras la discusión seguía dentro de la mansión afuera un castaño confundido se encontraba con el cachorro.

Hacía frío, él podía soportarlo, pero quizás el cachorro no, además ¿Con qué lo alimentaría?

-No puedes venir conmigo- Dijo la pequeña bola de pelo negra.

Caminó en dirección al bosque, pero se detuvo al escuchar los pequeños pasos detrás de él.

-Duman- El cachorro lo mira- Eso es, los otros perros.

Duman debía ser un cachorro de los perros que veía por la ventana, tenía que llevarlo con ellos. Tomó al pequeño y lo cargó en sus brazos.

-Ay- Si no fuera por el corte que se acababa de hacer en él no abría notado que estaba descalzo.

Llegó a una especie de ¿granero?, no esa no era la palabra que buscaba.

Odiaba olvidar palabras.

-Hola- Murmuró al ver que los perros se acercaban a él.

Lo rodaron y comenzaron a olfatearlo, uno se paró en dos patas y se acercó al cachorro en sus brazos para lamerlo.

-Oeznik no, no- A paso que avanzaba el beta él retrocedía dos.

Los ojos chocolates estaban mirando fijamente el bozal que cada vez estaba más cerca.