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Se mantenía ocupado leyendo un libro mientras llegaban a su destino. Miró de reojo al omega quien tal como dijo su mayordomo se tranquilizó tras ser cubierto con su gabardina.

-M mm... No, definitivamente no.- Se dijo así mismo cerrando el libro y haciéndolo a un lado pues realmente la lectura no estaba siendo productiva, ya que a penas si le prestaba atención a las letras.

Se levantó del asiento y caminó hasta quedar frente al castaño, el aroma era sumamente ligero, pero aun así lo podía percibir. No lo recordaba de esa manera, al estar en celo anteriormente lo percibió diferente. Era dulce y frutal, no sabía que fruta era. Pero a su alfa no parecía molestarle en este preciso momento.

-Vas a ser mi contaste problema, James -Sentenció acomodándole un mechón de pelo al castaño para luego marcharse en busca de Oeznik.

No abrió los ojos hasta oír al alfa lo suficientemente lejos.

-A penas toquemos tierra ya no seré más un problema- Murmuró haciendo una promesa mientras se abrazaba a la gabardina y hundía su nariz en ella.

Las feromonas del Barón le daban una extraña sensación de seguridad, quizás era porque Zemo era el primer Alfa que no lo maltrataba y lo usaba como juguete. Aunque tampoco es que lo tratara bien, pero preferiría ser ignorado ha denigrado.

Tras bajar del avión tuvieron que viajar una hora más en auto para lograr llegar al destino. El cual era otra mansión.

James a penas bajo del auto fue por el cachorro, por su querido Duman. Iba a pasar todo el tiempo con él hasta que la noche cayera.

Por dentro el lugar lucía bastante limpio y ordenado, pero aun así se notaba que no había vivo nadie ahí en un largo tiempo.

Zemo fue directamente al sótano. Ahí podría estar tranquilo y pensar en algo, ya que vivir escapando de Hydra no era una opción.

Vio a Oeznik activar la seguridad, era por huellas dactilares así que el plan de desactivarla de forma momentánea se fue a la basura. Necesitaría otro.

-Joven James, venga conmigo.

El castaño empezó a caminar detrás del beta.

-¿Puedo hacer otra pregunta aparte de esta?

-Por supuesto, todas las que quiera.

-¿Por qué me llaman James?- El alfa también se había referí a él de esa manera antes.

-Porque ese es su nombre.

-¿Y cómo lo saben?

-El amo Helmut encontró archivos acerca de usted y estaba su nombre.

-Entonces me llamo James- Murmuró.

-James Buchanan Barnes para ser más precisos.

-¿Por qué tengo tantos nombres?

-En realidad solos son dos, el último es su apellido.

-No entiendo.

En este momento Oeznik se sentía hablando con un niño pequeño que estaba en la etapa del "por qué".

-Cuando los omegas tienen cachorros, le ponen un hombre y un apellido proveniente del alfa. Por ejemplo el amo, su nombre el Helmut y su apellido es Zemo. Todos sus antepasados llevan ese apellido, es para distinguir de que casa vienen. Los apellidos son muy importantes en la realeza.

El omega siguió caminando en silencio mientras procesaba la información.

-¿Entonces existe una cada Barnes?- De pronto una pequeña esperanza de que podría tener familia creció dentro de él.

-Posiblemente existió. Hoy en día los apellidos no suelen ser tan relevantes como en la antigüedad.

Y la esperanza murió enseguida.

-Entiendo... ¿Pero por qué yo tengo dos nombres?

-Me temo que no lo sé, supongo que es una rara tradición de los Americanos.

Al llegar a la cocina James dejó a Duman con sus hermanos quienes sin darse cuenta lo habían seguido como patitos a su madre.

-¿Gusta comer algo?

-No gracias - Dijo negando ligeros con la cabeza.

-Entonces le prepararé un té y también prepararé comida para los cachorros, realmente parecen con hambre.

James estaba jugando con los cachorros en el suelo hasta que recordó lo que quería preguntar antes del incidente.

-Oeznik, ¿Cómo se llaman los otros cachorros?

El mayordomo dejó la taza de Té sobre la mesa.

Y se acercó al omega.

-Bueno el gris es Duman, el de pelaje dorado es Thor, el blanco es Zephyr, aquel lleno de manchas es Raen, la de pelaje negro y la única niña de la manada es Nyx y su hermano mellizo es Éboro, quien se diferencia por la pequeña mancha blanca en su patita.

-Entonces Duman, Thor, Zephyr, Raen, Nyx y Éboro.

-Correcto, ahora levántese del suelo, lávese las mano y beba su té.

James obedeció.

El beta picó carne, zanahoria, acelga y se las sirvió a los cachorros.

Mientras se tomaba su té miró a los cachorros comer, ver la carne cruda le trajo recuerdos de las veces que lo alimentaron en Hydra. Su estómago se revolvió.

-Ahora iré con el amo, pero usted siéntase libre de explorar la mansión.

Al llegar al lugar se quedó mirando al Alfa.

-Parece que está planeando una guerra- Comentó dejando una humeante taza de Té frente a él.

-En realidad la estoy intentando evitar. -Apartó la vista de los mapas- ¿Cómo está James?

-Arriba jugando con los cachorros.

-Cuando subas dile que busque una habitación que le guste para quedarse.

A penas el mayordomo se fue comenzó a buscar por dónde podría escapar aquella noche.

-Saben, hoy es el último día que voy a estar con ustedes. Solo así podrán estar a salvo. Ellos me quieren a mí no a ustedes, así todos estarán bien sin mí. Pero no me olviden, los quiero mucho, sobre todo a ti Duman.

Mientras recorría la mansión se iba dando cuenta que esta era una formidable fortaleza, pues no encontraba ningún lugar por el cual irse.

Para cuando la hora de la cena llegó el soldado ya había encontrado como irse en silencio o eso pensó.

-Adiós- Dijo después de abrazar a cada cachorro por última vez.

Helmut estaba tan concentrado en lo suyo que se demoró en darse cuenta en que la alarma silenciosa se activó.

Maldijo en Sokoviano mientras veía las cámaras de seguridad.

-Debí ponerle una correa- Murmuró mientras subía corriendo al primer piso, necesitaba ese omega de vuelta antes que se pusiera en peligro.

Recompensa de una venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora