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Se quedaron mirando unos segundos hasta que James aparto la vista y Helmut ingresó en el auto.

Antes de que el omega pudiera responder, unos disparos se escucharon, varias de las balas impactaron contra el vidrio trasero del vehículo alertando enseguida al par.

Encendió el auto -Sujetate- Zemo comenzó a conducir lo más rápido que podía. En este preciso momento desearía haber escogido un auto menos llamativo, o al menos tener un auto más común.

El Barón sabía que tarde o temprano esto pasaría, pues a fin de cuentas había robado el juguete y arma más importante de Hydra. Y lo cierto era que sabía perfectamente hasta dónde llegarían por recuperarlo a él.

Mientras conducía estiró una de sus manos sin quitar la vistas del frente para alcanzar la guantera y sacar el arma que siempre solía mantener guardada en ese lugar en cada auto por simple seguridad.

Le dejó el arma a Winter sobre el regazo -Toma, usala- El omega negó algo inseguro- Son ellos o nosotros, y yo no puedo conducir y dispara al mismo tiempo. Y si quieres volver con ellos solo dímelo. Para mí sería mil veces más fácil, ellos no me quieren a mí, tú lo sabes- Aunque quizás sí querían su cabeza por haberlos traicionado.

Al soldado no le quedó de otra que tomar el arma, bajar la ventana y comenzar a disparar. Su objetivo era los neumáticos, así lograría que se retrasarán los agentes de Hydra.

Después de todo el alfa tenía razón. Lo querían recuperar a él.

Mientras conducía girando bruscamente en cada calle que veía intentaba comunicarse con Oeznik.

-Contesta, contesta. Vamos amigo contesta.- Si le pasa algo a su amigo/mayordomo/ figura paterna no se lo perdonaría jamás, pues era su último familiar vivo.

-Señor.

Tras escuchar al beta suspiro con alivio- ¿Estás bien?- Oeznik dio una respuesta afirmativa- Bien tienes que escucharme. Los agentes nos encontraron, si no llegó en 15 minutos a la mansión suelta a Wolfdogs toma los cachorros enciérrate y activa el sistema de seguridad.- Antes de que Oeznik pudiera decir algo corto la llamada. Si tenía suerte el hombre le reprocharía esa falta de respeto más tarde.

Ya sabiendo que Oeznik estaba a salvo se pudo relajar, pero no duró más que un instante pues escuchó un alarido proveniente del omega.

Le habían disparado.

Tomó al omega de su ropa y jaló hasta dejarlo sentado. Lo miró unos segundos viendo como su suéter se empezó a teñir de rojo, pero no le tomó demasiada importancia, no era una zona vital. Lo principal seguía siendo llegar a la mansión.

-Ya hiciste suficiente, ahora quedate quieto- Le dijo mientras veía por el retrovisor como iba perdiendo a los agentes.

En la cabeza de Helmut sus palabras habían sido una especie de cumplido, pero la cabeza del soldado funcionaba diferente. Para él fue una clara señal de que había fallado, ¿Y como no? Si había salido estúpidamente herido. "El soldado del invierno no tiene permitido salir herido". Temia por lo que harían con él, pues pronto su castigo era evidente.

Logró llegar a su mansión a tiempo. Oeznik iba entrando a los últimos cachorros, mientras sus padres ya se encontraban rondando el perímetro en la entrada dispuestos a matar a quién se acercará.

Bajó del auto junto a James. Notando que los Wolfdogs no les parecía molestar en lo más mínimo la presencia del omega. Era bastante raro, ellos son muy territoriales y agresivos con los desconocidos.

Mientras caminaba hacía el beta volteó a ver a su bebé, el pobre había terminado con los vidrios quebrados y chocado de un lateral. Tenía dos autos más de ese año, pero cada uno era especial para él.

James se lamentaba, el suéter con delicioso y tranquilizante aroma había terminado dañado y oliendo algo metálico producto de su propia sangre que había terminado empapando el tejido

Oeznik los dejó en el piso y les ordenó a los cachorros ir a dentro, fue hasta el Barón al cual rodeó y miró de pies a cabeza para asegurarse que estaba bien.

El mayordomo se cruzó de brazos- No vuelva a cortar una llamada de esa manera- El escuchar disparos y juntó con la llamada interrumpida lo había preocupado.

Oeznik siendo Oeznik pensó- En realidad no puedo prometer...- De un segundo a otro dejó ser el centro de atención. Evidentemente ya no era el favorito del mayordomo.

-Venga, hay que curarla herida- El beta tomó al omega de la muñeca y lo guio a la sala. No sabía de qué tamaño era la herida pues el suéter tenía una gran zona ensangrentada.

Zemo al ver que no aparecieron más agentes en esos minutos, fue al auto por las cosas y las entró en su mansión. Luego de eso activo el sistema de seguridad, haciendo que de alguna manera los tres quedarán encerrados dentro.

En la sala Oeznik se encontraba atendiendo la herida, la cual tenía aún la bala dentro. Por suerte sabía sacarla sin hacer daño. Ese tipo de conocimiento médico siempre fue indispensable en la casa Zemo, después de todo ellos eran agentes y militares que llegarán heridos era bastante común.

-¿Cómo está?- Se acercó al par. Notó de inmediato como el omega apartó la mirada a otro lugar.

-Tendré que extraer una bala.

-Tu especialidad.

-Necesitaré más gasas, señor.

Mientras Zemo iba por ellas James habló con el mayordomo.

-¿Qué es lo del tablero de la pared?

-Es el sistema de seguridad de la casa.

-¿Sistema de seguridad?- Quedó algo confundido, pues anteriormente él era el sistema de seguridad de Hydra.

-Hace que nada ni nadie pueda entrar o salir de la casa en este momento.

-Entonces los animales se quedaron a fuera- De pronto el destino de los perros se había vuelto más importante que su castigo próximo.

Quizás no podía oler feromonas, pero si podía leer miradas -Ellos estarán bien. No son cualquier animal doméstico, son una mezcla de perros con lobos. Pueden defenderse solos y matar a quién sea mientras estén en manada.

-Son soldados descartables- Dijo para sí James- ¿Y Duman?

-Él permanecerá con sus hermanos y nosotros dentro de la casa. Aún les falta crecer. Si se quedaran fuera entorpecerían el trabajo de su familia pues querrían protegerlos.

Duman y sus hermanos son los eslabones débiles. Quizás por esos los agentes de Hydra no tenían familia, así no tenían debilidad.

-Aquí están las gasas. Lo pensé. Lo mejor será viajar esta misma noche.

Ya no era un lugar seguro. No se podían quedar.

Recompensa de una venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora