Corría por el bosque sin mirar atrás y sin dirección fija, solamente sabía que debía alejarse lo más posible de la casa. Había memorizado el camino desde el aeropuerto hasta la mansión, y si sus cálculos no fallaban debía ir en paralelo con la carretera, por la cual no iría, pues sabía que sería blanco fácil. Tras recorrer algunos kilómetros y cuando el cielo comenzaba a aclarar, llegó a un lugar desde donde se podía apreciar las luces de una ciudad. Había avanzado bastante.
Oeznik llevaba escuchando unos minutos escuchando a su amo maldecir por lo bajo mientras buscaba algunas cosas.
Caminó hasta quedar al lado del Barón-Si me permite darle un consejo, señor. El joven James ya debe estar lejos, le recuerdo que tiene entrenamiento. Debería ampliar su zona de búsqueda.- Sentía que su amo estaba subestimando demasiado al omega.
Hizo oídos sordos -No puede estar muy lejos. Con o sin entrenamiento sigue estando a pie, además tengo ventajas, yo conozco la zona y él no.-Sentenció el Barón terminando de armarse- Y una cosa más. Tráeme a uno par de cachorros. Ellos lo pueden encontrar, su olfato es mejor que el mío.
El beta fue en busca de los cachorros al segundo piso, tomó a los tres que estaban despiertos y volvió con el Barón.
-Aquí están. Duman, Raen y Nyx. Los demás dormían. Señor.
-Gracias.- Dijo ignorando que el beta no había querido despertar unos perros.
En una situación normal hubiera contratado un par de investigadores para que encontraran a James, pero está no era una situación normal, la cabeza del omega tenía precio y no dudaba de que la suya también lo tuviera. Así que no se arriesgaría de forma tan estúpida.
Y hablando de cosas estúpidas... Se sentía bastante estúpido, no habían avanzado casi nada y ya estaba cargando a uno de los cachorros en sus brazos porque esa cosa ya no quería caminar.
-Uno de ustedes más se cansa y los dejo aquí a todos. Y ustedes verán como vuelven- Les advirtió a los pequeños, quienes seguían el rastro del omega.- Te estoy viendo a ti Duman. ¿Quieres volver con James? Búscalo.
El alfa se paseaba de un lado al otro cuál animal enjaulado. Para él era inexcusable que perdieran al soldado del invierno.
-¿Cuántos hay soldados hay buscándolo?
-Están los mejores 20 de cada escuadrón buscándolo, señor.
-¿Los mejores?- Sus ojos miraron de forma peligrosa al soldado, casi con sed de sangre.
-Si, señor. Enviamos a los con mayor porcentajes de éxito.
-Si ellos son los mejores, esta organización está en decadencia. Pero eso ya lo sabía. Se nos infiltró un Sokoviano. Un maldito hombre que se robó nuestra arma más valiosa.
Se quedó en silencio mirando a su jefe, pero no directamente.
-Una cosa más antes de que te vayas, ¿Dónde está Rumlow?, espero que formé parte de la búsqueda.
-No, él... Él está bajo llave. Está en celo.
Gruñó furioso y sus feromonas salieron con un olor parecido al azufre, dificultando la respiración del alfa frente a él.
-¿De quién fue la idea de encerrarlo?- Preguntó entre dientes mientras sacaba una pistola del cajón de su escritorio.
"Mía", fue lo último que alcanzó a decir antes de recibir una bala en el centro de su frente.
Caminó y abrió la puerta de su oficina- Ustedes dos, saquen a este inútil de mi oficina y limpien la sangre del piso. Y tú- Caminó hasta el tercer guardia y se paró frente a él- Llévame con Rumlow. Y desde hoy estás al mando de estos inútiles, sí me fallas ya sabes como terminaras, Yelena.

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Recompensa de una venganza
FanfictionCuando la venganza no termina como lo planeas... Zemo Alfa/ Winter Omega.