«Strange Tension»

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En cuanto Jennica Russell observó a su hijo menor pasar a toda prisa a la “habitación familiar”, por llamar de alguna forma a aquel cuarto lleno de bolsas de sangre refrigeradas y dónde escondían los restos de sus víctimas, supo que algo andaba mal

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En cuanto Jennica Russell observó a su hijo menor pasar a toda prisa a la “habitación familiar”, por llamar de alguna forma a aquel cuarto lleno de bolsas de sangre refrigeradas y dónde escondían los restos de sus víctimas, supo que algo andaba mal.

—¿Roman?— Lo llamó yendo detrás de él, solo para verlo entrar a la habitación sin recibir contestación, entró detrás suyo viendo cómo su hijo tomaba una bolsa de sangre de unos de los congeladores, la perforaba rápidamente y comenzaba a beber de una manera casi desesperada, ahí la mujer confirmó que algo no andaba bien —¿Sucedió algo?

El no contestó y simplemente siguió bebiendo, sintiéndose terriblemente sediento de aquel vital líquido para los de su especie, cuando terminó de vaciar la bolsa de transfusión miró a su madre con su verdadera naturaleza a flote y con el rostro lleno de sangre, evidencia de sus actos.

—Estoy bien, tenía sed— Respondió el chico intentando no darle importancia, al fin y al cabo era normal, desde el descanso sentía una terrible sed que le había secado la garganta.

—No es verdad, he sido tú madre durante 518 años más que el resto de las madres y te conozco demasiado bien algo te sucedió.

Roman la miró y supo que no tenía opción pero si le decía sabía que no sucedería nada bueno.

—¿Un mortal, cierto?— Preguntó la mujer sin necesidad de leer su mente, de una forma repentinamente severa.

El silencio y el hecho de que evitará su mirada fue más que respuesta suficiente para Jennica.

—Sabes que no puedes desear la sangre de un mortal, de todas las cosas esa...

—No la deseó— Interrumpió el castaño.

—¿Y entonces?

—No lo sé— Respondió sinceramente el chico —No fue un deseo, sino más bien fue un impulso que sentí en el momento cuando estuve cerca de ella.

—¿Es una chica?

Roman solo asintió.

—Alejate de ella Roman, sabes que está prohibido involucrarse con humanos más allá de lo permitido, ellos son nuestro alimento, sólo eso, que te quede claro.

Roman sólo asintió ante las severas palabras de su madre.

—Lo mejor será no decirle a tu padre ¿Entendido?

El chico solo volvió a asentir, lo sabia, si su padre se enteraba lo que podría hacerle a él sería terrible.

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—Pienso que deberíamos entregarlo a la policía—Comento Henry mirando el dije ensangrentado envuelto en el pañuelo blanco.

—No harían nada.

—¿Cómo lo sabes?— Preguntó Megan.

A Strange Boy [Bill Skårsgard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora