A Strange Boy [Bill Skårsgard]

«Upir»

Según la mitología eslava y rusa los Upir son una raza superior de vampiro, ya que a diferencia de los vampiros convencionales se dice que estos pueden pasar fácilmente desapercibidos y son más poderosos, según la mitología estos seres también se alimentan de sangre humana para poder sobrevivir, se cuenta que pueden estar fácilmente bajo el sol y que son seres terriblemente sanguinarios y crueles...

Siguió leyendo un poco más hasta que hubo una parte en específico que llamó particularmente su atención:

Existen diferentes opiniones en cuanto a cómo se puede matar a un Upir. Según la creencia, apuñalar un Upir en el corazón con una estaca bendita matará a la criatura.

—¿Una estaca bendita?— Un bufido salió de sus labios ante lo que estaba leyendo, parecía ridículo —¿Qué clase de Crepúsculo distopico es esto?— Se preguntó para si misma la morena recordando la famosa saga de libros y películas juveniles, todo eso empezaba a parecer sacado de una película de ciencia ficción, su situación era muy diferente a la de esa protagonista de la saga, ella no se enamoró del vampiro ni viceversa y no creía hacerlo jamás, esa “criatura” si es que le podía llamar así, era un ser sanguinario, mataba humanos para complacerse y alimentarse, no tenía sentimientos, la había salvado, si, pero eso no le garantizaba que lo volviera a hacer o que la siguiente vez no fuera a morir en sus manos —Solo falta que también existan los hombres lobos, eso oficialmente sería una maldita broma de mal gusto y demostraría que este pueblo es el hogar de los fenómenos.

Tenía miedo, no lo negaba, y por eso mismo había decidido dejar de lado todo lo que tuviera que ver con Roman, su hermano o cualquier miembro de la familia Russell, apreciaba su vida y ella no era la protagonista de una maldita novela, ni una heroína para ponerse en peligro por descubrir una verdad que no tenía relación con ella, sería ajena a todo como en un principio debió de ser y como el resto de los habitantes de ese pueblo lo eran, era lo mejor.

Saco el pequeño dije que llevaba consigo y lo desenvolvió del pañuelo blanco, mirando las manchas de sangre impregnadas en este.

—Lo siento Jessica Backer, no soy la heroína ni la protagonista de una novela para ponerme en riesgo para revelar una verdad que en estos momentos parece absurda— Dijo, volviendo a envolverlo cuidadosamente para después guardarlo en un cajón de su escritorio.

Ajena, como en un principio debió de haberlo sido, se repitió para si misma una vez más.

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En cuanto entró a la casa miró a Norman mirándolo fijamente de una forma peligrosa, parado en medio del vestíbulo.

—¿Qué?— Preguntó Roman haciéndose el desentendido.