Ay no hermana. Que fuerte todo, pobre mi bebé. Ella siempre será mi protegida la verdad.
Es que imagina estar pasando por todo eso y no poder pedirle ayuda a nadie, que fuerte eh.→──────✦──────←
"LA CANCIÓN ESTÁ ROTA"
Mis dedos se mueven con habilidad y destreza sobre el teclado del piano. Cierro los ojos y mi cuerpo es envuelto por la suave melodía que he comenzado a crear sin siquiera ser consiente.
Es lo único que me separa de ella.
Ella no tocaba el piano; ella no era prisionera; ella no tenía que buscar el escape de forma desesperada.
No sé en qué momento ocurre, pero he comenzado a llorar. Todo me da vueltas, siento como si el mundo se agrietara a mis espaldas; me siento desesperada. No respiro de forma correcta, necesito correr, sentir el aire, golpear mi rostro, sentirme libre.
La melodía ya no es dulce, la canción es desesperada, temerosa.
La canción está rota.
Sollozo, me aferro con todas mis fuerzas a aquel rayo de esperanza que crece en mi interior, me aferro a la música y al poder que me da; me aferro a la posibilidad de tener una vida diferente, a que poder salir de esto y el destino tiene algo diferente para mí.
Quiero gritar, busco de forma desesperada un soporte mientras la canción ya no solo me distrae a mí. Distrae al miedo, al asco, al enojo que comienza a carcomerme mientras lloro con fuerza, con angustia. Me siento incapaz de concentrarme en algo diferente, me duelen los dedos, pero no me detengo, no puedo detenerme. No quiero recordar, no quiero ser consciente de lo que me está haciendo.
«Por favor, detente».
Golpeo el teclado con más fuerza al recordar lo que ha hecho. Recuerdo cómo me rompió, como cruzo esa delgada línea de respeto que creí que existía entre nosotros.
No quiero parecerme a ella, no quiero estar destinada a tal vez la realidad en la que ella estaba envuelta. No es mi culpa, no he decidido nacer. No quiero vivir. La canción lo grita con destreza, grita mi sufrimiento, mi deseo de aferrarme a la vida mientras él me rompe de forma lenta y tortuosa.
Él cree que no me duele, que no lo siento.
La canción está rota.
No entiendo lo que susurra en mi oído, no comprendo la forma en la que se aferra a mi piel y me rompe tal vez de la misma manera en la que lo hizo con ella. ¿Ella sufrió? ¿Lo deseo? ¿Lo soporto?
Yo no puedo, no puedo mientras lloro más fuerte y la canción ya no es suficiente. Tocar el piano no me distrae lo suficiente, comienzo a sentirlo sobre mi piel, sus dedos recorriendo con emoción cada centímetro de mí y alimentándose de mi miedo. No, no voy a soportarlo, no poder levantarme y vivir otra vez.
Comienzo a sentirme más desesperada y comienzo a gritar.
Ya no estoy tocando el piano, la ilusión que intente crear para distraerme no ha funcionado. Ya no puedo cerrar los ojos y alejarme de la realidad en la que él me ha anclado.
—Por favor, Jolie. Lo necesito —súplica.
No puedo, no puedo.
Quiero volver a imaginar que toco el piano, quiero distraerme y no ver cómo me rompe.
«Por favor, déjame imaginar que no estoy aquí, que él no me hace esto».
Mis manos son prisioneras de las suyas, su boca se apodera de cada centímetro de mi piel mientras lloro. Esto es demasiado. Ya no escucho la canción de piano que sonaba en mi cabeza, todo es confuso, no lo entiendo.
«Detente, por favor».
Lloro con fuerza, sollozo con el deseo de que alguien me escuche y me ayude.
Se mete entre mis piernas a pesar de mis gritos, de que no quiero, de que siento asco. Me lastima la piel, me ha dejado desnuda, siento vergüenza. Quiero cubrirme, pero no me lo permite, besa mi cuello, lame mis lágrimas y se apodera de mi dolor.
Me remuevo cuando logra su cometido, se mueve contra mí, siento dolor. Algo mancha las sábanas de mi cama, el líquido es caliente, es rojo, nos mancha a ambos. Él no se detiene, grito que se detenga, que no soy ella, que yo no quiero esto. No me escucha, se mueve más rápido, me arde.
No es la canción la que está rota, soy yo.
Continuará...

ESTÁS LEYENDO
Familia ©
Teen FictionLa vida siempre se basa en tomar difíciles decisiones. Pero nunca una como elegir entre la vida de tu hija o tu mujer. ¿Qué decides? ¿El amor o e legado familiar? Recuerda, al karma siempre se ríe de nosotros.