𝟎𝟎𝟏. 𝐅𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐦𝐚𝐠𝐢𝐜𝐚.

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  Mattheo Riddle volvió a Hogwarts dejando a la chica en la cabaña, haciendo un hechizo de protección para poder irse con tranquilidad sabiendo que ella estaría a salvo

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Mattheo Riddle volvió a Hogwarts dejando a la chica en la cabaña, haciendo un hechizo de protección para poder irse con tranquilidad sabiendo que ella estaría a salvo. Por los pasillos de Hogwarts todos los estudiantes querían pararse a hablar con el rizoso dada la repentina desaparición de la italiana después de que hicieran pública su relación, aunque nada fuese real, excepto lo que ambos sentían.

  —Tom— llamó a su hermano una vez lo tuvo enfrente, el nombrado le miró ceñudo antes de asentir y levantarse.

  —Vayamos a mi habitación— le dijo en un murmullo ciertamente débil para que nadie tuviera interés por ir tras ellos.

  Mattheo asintió comenzando a seguir a su hermano hacia la habitación, allí el pelinegro dejó que su hermano tomara asiento y dejase que su inquietud y nerviosismo, debido a lo que él le pudiera contar, emanase de su cuerpo.

  —Hablé con padre, él ya sabe que Aryana está embarazada, pero no sabe dónde está ni mucho más, le he amenazado con que si la preciosa más para volver a la mansión se quedará sin su arma de aniquilación perfecta, así que por ese tema todo bien— comenzó a explicarle, Mattheo asintió con su mirada perdida en el suelo.— Por otro lado, me dijo que, seguramente, saldría un ser excepcional debido a que tu magia es muy diferente a muchas otras, a que la suya también, y a sus poderes— concluyó.

  —¿Cómo un ser excepcional?— Cuestionó el rizoso elevando su mirada hacia su hermano.

  —Algo que la naturaleza busque para crear un equilibrio, Mattheo— contestó Tom yendo a sentarse a su silla de escritorio—, ella ha desafiado muchas leyes de la lógica sobre la magia, el equilibrio mágico está descompensado por completo, el limbo va a buscar un equilibrio natural para todo esto— le explicó. Mattheo tenía miedo, estaba realmente asustado.

  —¿Ella y el bebé estarán bien?— le preguntó en un suspiro sin querer saber mucho más.

  —Hasta que no tenga más tiempo no podremos saber qué es, y en función de eso sabremos cuáles son los peligros que nos esperan— respondió Tom. Su mirada no se había apartado en ningún momento de su hermano aunque él no le mirase.— De seguro que el bebé requerirá una fuente mágica para nacer, tal y como padre me contó que hicieron con Aryana, pero eso es muy peligroso pues podría quitarla toda su magia por completo— intentó creer que todo iría por ahí y no sería tan difícil.

  —Pero, si la quitan toda la magia muere— murmuró Mattheo con sus manos temblorosas. Tom miró hacia el suelo sin querer responder a eso, puede que él sea frío y que no sienta nada, pero también sabía en qué momentos no hablar.

  —Me aseguraré de que ella esté bien, si el bebé necesita una fuente mágica traeré brujas de todo tipo para que Aryana esté bien, no pienso permitir que ella muera— le prometió a su hermano.

Mattheo miró confundido a su hermano, ¿por qué se supone que se estaba preocupando tanto por ella?

—¿Hay algo más que no me hayas contado?— Tanteó a su hermano, Tom negó rápidamente.

—No, no hay nada más— le respondió, evitando contarle a su hermano su amor sobre su chica.

  —Bien, en ese caso volveré junto a Aryana— murmuró el rizoso levantándose. Antes de salir por la puerta se dio la vuelta para mirar a su hermano.— Gracias, Tom— exhaló, agradeciéndole el buen comportamiento que estaba teniendo con él.

  Tom no dijo nada, siempre fue muy reservado a la hora de hablar, nunca quiso tomar palabra en una conversación ajena a sus inquietudes y obsesiones.

  Mattheo volvió de nuevo a la cabaña, deshaciendo el hechizo unos momentos para que pudiera entrar, pero volviéndolo a colocar una vez dentro. Toda medida de seguridad era poca ahora que tenían a Lord Voldemort en pié de guerra.

  —¿Hablaste con Tom?— Preguntó Aryana yendo a saludar al chico. Él asintió antes de tomarla por la cintura y besarla desesperadamente.

  —Sí— suspiró tomándola de la mano para llevarla a aquel sofá que tanto odio tenía—, él me ha dicho que contando con mi tipo de magia, la tuya, y tus poderes que, probablemente, vaya a nacer un ser no conocido antes— murmuró, ella frunció el ceño—, la naturaleza siempre busca un equilibrio, tú lo has desafiado con tus poderes, ahora el limbo busca ser equilibrado, funciona así— añadió en un siseo.

  Aryana tomó la mano del chico para buscar su atención, él parecía preocupado por algo.— ¿Qué tiene eso de malo?— Cuestionó ella, él visualizó todo su rostro antes de volver a suspirar con pesadez.

  —Que sea lo que sea que venga en camino, mi padre lo querrá, mi padre querrá utilizarlo para acabar con el mundo mágico, por eso tengo miedo de la fuerza que vaya a tener— resopló el chico dejando que su cuerpo poco a poco se vaya tumbando en el sofá hasta quedar con su cabeza en las piernas de ella.

  —Somos fuertes, Mattheo, ahora no estamos desprotegidos de ninguna manera, podremos luchar contra cualquier cosa— sonrió ella buscando hacerle sentir mejor, o al menos sonreír.

  —Embarazada vas a perder mucha fuerza, y yo solo no podría contra todos los ataques que podría mandar mi padre— la preocupación no se borraba del tono del chico. Ella acariciaba su cabeza con paciencia y tranquilidad.

  —Mattheo, he demostrado siempre tener una buena opción que tomar, no vamos a tener mayor problema que soportar los llantos de nuestro hijo cuando nazca, ¿bien?— Por primera vez, era ella quién animaba la situación. Él sonrió cerrando sus ojos, imaginándose a su hijo.

  —Yo creo que será niño, la piel morena como la mía, tus ojos, mi pelo, mi altura, la forma de ser una mezcla entre ambas y de carácter como su madre— imaginó él con una amplia sonrisa—, aunque me gustaría que sacase tu nariz y mis labios— murmuró haciéndola reír.

  —¿Por qué mi nariz?— Preguntó ella enredando sus dedos en los rizos del chico.

  —Porque la tienes muy bonita— contestó con un tono obvio que la hizo reír de nuevo—, aunque la tienes bonita para ser chica, habría que hacer unos cambios si la queremos para nuestro hijo— murmuró con voz calculadora, mirando con sus ojos entre cerrados a la chica, tomándola por su mentón para verla de lado.

—Creo que no se va a parecer nada a mí— murmuró ella sonriente por la actitud del chico.

Pudo parecer todo muy rápido, sin embargo, para ellos fue sumamente lento el llegar a donde estaban, teniendo todos esos años de precedente para saber que no iban a llevarse bien, aunque ahora pareciera que todo iba bastante bien para ambos.

—Pues espero que tenga mezcla de ambos, porque como sea como yo vamos a tener que ponernos etiquetas sabiendo quién es quién— carcajeó el chico, apoyando su cabeza sobre el vientre de ella.

𝐓𝐨𝐱𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞 𝟐: 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐳𝐚𝐝𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora