𝟎𝟎𝟒. 𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.

323 18 0
                                    

  Las miradas de la pareja estaba puesta en el mago obscuro, esperando la mala noticia que les fuera a dar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las miradas de la pareja estaba puesta en el mago obscuro, esperando la mala noticia que les fuera a dar. La chica sabía que el mago no iba a quedarse quieto sabiendo que algún día iban a acabar muertos alguno de ellos, probablemente ella.

  —Adelante, sigue diciendo sandeces, quisiera irme de nuevo a nuestro hogar— escupió Mattheo con impaciencia, no quería exponer más a la chica.

  —No es que diga sandeces, hijo, es que siempre acabo consiguiendo todo lo que quiero, quizás sea porque soy demasiado persuasivo, ¿sabes? Tom sacó eso de mí, de hecho todo mi orgullo es hacia Tom pues siempre fue el mejor en todo— siseó con maldad, aunque para Mattheo no era ninguna novedad y el ver que eso al joven no le afectó le hizo sentir una pequeña grieta en su interior al mayor.

  —Siempre pusiste en duda mis capacidades por el simple hecho que fui el único entre mi hermano y yo en decir todo lo que queríamos, aunque eso me haría tener malas consecuencias. Tom nunca dijo lo que realmente pensaba para contentarte, padre, pero a mí eso siempre me importó una mierda sabiendo bien que para ti nuestra felicidad o nuestras necesidades siempre fue algo secundario, poniendo por delante las tuyas propias. Pedazo de padre estás hecho, Thomas Riddle— respondió Mattheo, dejando salir toda su furia, apretando con fuerza la mano de la chica para buscar de su apoyo, y ella se lo estaba dando.

  —Siempre fuiste tan cobarde, Mattheo, eso es lo que te va a hacer fallar para conseguir todo lo que yo te estoy brindando— sentenció Voldemort, la chica rió amargamente.

  —No es cobarde, es coherente, no quiere descuidar sus principales necesidades— resopló ella mirando hacia el suelo con una sonrisa burlona hacia Voldemort debido al cómico espectáculo que estaba presenciando en ese momento.

—La familia no siempre es lo primero— siseó Voldemort con tono desafiante, ella se burló.

—¿No se suponía qué la familia era lo más importante para ti?— Preguntó, devolviéndole el siseo, la chica.

  —Siempre y cuando sea un buen beneficio— la contestó Voldemort con despreocupación.

  Ella se burló mientras bajaba su mirada hacia la varita empuñada del mago, la misma estaba en su mano preparada para atacar en cualquier momento, ella hizo un hechizo para arrebatársela de sus manos evitando que algo malo sucediera.

  —Aryana Russo, no cometas errores que no te convienen— la advirtió Voldemort, mirando con ira a la chica. Ella le miró con frialdad.

  —No cometas tú ningún error que no te conviene— amenazó Mattheo a su propio padre, Voldemort le miró com reproche y puro odio.

  El silencio fue el principal protagonista en esa situación, ninguno mediaba palabra alguna al respecto sin querer empeorar la violenta situación.

  —Vámonos— suspiró Mattheo después de haberle mantenido la mirada a su padre fríamente.

  La chica le regaló una sonrisa maquiavélica al mago obscuro, algo que aprendió del propio Lord Voldemort. El mago se sintió tan impotente en ese momento que no tuvo ni fuerzas para tomar de nuevo su varita del suelo. Aryana se sintió orgullosa al ver que Mattheo controló su impulsividad y no armó ningún desastre junto a su padre.

  —Has estado genial, amor— le felicitó regalándole una de esas sonrisas que tanto amaba el chico. Él la miró tratando de sonreír, aunque no podía.

  ¿Cuánto sería el tiempo que tardaría en volver de nuevo tras su padre? Esa era la pregunta que rondaba en la cabeza de Mattheo todo el tiempo, temía que la persuasión de su padre ganara la batalla y que fuera tras el, y peor aún que Tom lo hiciera.

  —Sabía que si hacía algo te enfadarías, y es lo que menos necesito y quiero ahora mismo— suspiró él.

  Ella acarició de nuevo su cabeza buscando calmarlo, incluso ella sabía que para Mattheo era su familia su mayor debilidad y que si Tom cumplía lo que su padre quería Mattheo también lo haría.

  —Si Tom en algún momento va junto a tu padre comprenderé que tú también lo hagas, no me es problema saberlo y mucho menos que lo hagas, antes que nosotros va tu principal familia— le confesó haciéndole sentir algo extraño.

  ¿Tanto se notaba su miedo, o es que ella sabía bien de todos sus tormentos?

  —Si algún día eso sucede quiero que me odies, que dejes de amarme, que nada sea como ahora mismo porque si me voy sabiendo que me seguirás amando preferiré morir antes que abandonarte— la pidió, el corazón de ella se estrujó conteniendo su llanto.

  —Nunca podré dejar de amarte, no después de todo— susurró ella frunciendo sus labios.

  Él la miró con indecisión sobre qué decir sabiendo que eso siempre sería mutuo.— Ahora estamos los dos juntos y solos, realmente no podemos contar con absolutamente nadie y mucho menos confiar— la hizo saber lo que ella ya sabía.

  La mansión Riddle fue un total desastre luego de aquella visita por parte del hijo menor y de su futura esposa. Tom no pudo evitar pensar en que quizás su padre haya acabado de enloquecer por completo a causa de su hermano, o de la chica.

  —Debes de traerla, Tom, con ella lograremos lo que llevamos años intentando— le repitió otra vez, las cosas no estaban resultando como él quería.

  —No, no sabiendo que un bebé crece en su vientre y que puede peligrar— negó de nuevo el joven—, acepta la realidad, ni Mattheo ni yo te necesitamos ya con nosotros, hemos aprendido lo que necesitábamos y ahora es nuestro momento de volar libres— le dijo sin ningún preámbulo.— No seas egoísta padre, tú ya viviste tu vida déjanos a nosotros vivir la nuestra— bufó antes de salir por la puerta y suspirar con pesadez.

  Ahora el chico reconocía lo que era sentir, la agonía en su sistema le hizo enloquecer por unos segundos antes de actuar correctamente y respirar tranquilo.

  —Mierda— bufó dando un golpe contra la pared con fuerza y frustración.

  Esa no era su guerra, pero estaba seguro de que amaba a la chica y es por ello que pensaba hacer todo lo que estuviera en su mano para protegerla.

Subió a su habitación y preparó una maleta para irse de la mansión, no iría junto a su hermano pues supo desde un primer momento que eso podría poner en peligro el bienestar de su hogar escondido, pero él ya tenía todo en su mente. Llevaba años preparando una pequeña casa que no llegaba a ser mansión, pero tampoco una casa pequeña, a las espaldas de su familia, simplemente él sabía del paradero de aquel lugar tan idílico, pero compartiría su secreto con su hermano y la Russo en caso de que fuera necesario, sin problema alguno.

La casa era de tipo rústico y moderno, nada parecido con la mansión de la familia Riddle. Ésta contaba con tonos más vivos y allí la sensación no era de inquietud, sino de tranquilidad.

—Supongo que estará bien— suspiró observando todo lo que había logrado él solo en años.

No temía a la soledad como tal, sino a la soledad eterna al saber que ahora su hermano había volado lejos de él y que no volvería, o eso pensaba él. Mattheo estaría dispuesto a dejarlo todo por su hermano, incluso a Aryana, pues para él siempre fue más importante su hermano que cualquier otra cosa.

𝐓𝐨𝐱𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞 𝟐: 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨𝐳𝐚𝐝𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora