El hurón y su comadreja

Los tres puntos del Pacto.

—Romeo y Julieta sí tenían un amor real.

Oh, maldición, por qué había soltado esa oración tan de repente sin previsión alguna.

¿Acaso es que mi lengua tenía vida propia y no sabía controlarse? ¿Me comió el cerebro torposoplo invisible de los que Luna dice que cargo todo el tiempo?

Alcé la mirada encontrándome con tres pares de ojos clavados en mí, pero los que especialmente me carcomían eran los de Malfoy... cómo no, con sus cejas alzadas y su relampagueo feroz y malicioso.

—Perdón, Ginevra, ¿qué dices? —la voz de Nott interrumpió el silencio que se había formado—. Estábamos hablando de las pautas de un matrimonio mágico de estas características y...

—Bueno, la historia de Romeo y Julieta trata de cómo ella murió por romper el Pacto... ¿No es así? —Luna alzó los hombros—. ¿A eso te referías, Ginny?

—Eh... e-es que... —mis lengua se detuvo un instante, el necesario para que Malfoy soltase una carcajada tan fuerte que retumbó en toda la sala de estar.

—¡No puedo creer que aún estés empecinada en eso! —sus ojos se abrieron sorprendidos mientras los míos querían asesinarlo—. Han pasado cuántos años, ¿diez?

—Ya cállate, idiota —me crucé de brazos.

—¿Sigues enojada porque te dije que Julieta murió por estar loca o porque tú tenías un estúpido enamoramiento por Potter, Comadreja? —continuó, haciendo caso omiso a mi petición.

—¿De qué están hablando? —Luna sonreía mostrando todos sus dientes, aunque seguramente no entendía el trasfondo de lo que sucedía.

—¡Ninguna de las dos es cierta! —exclamé tan furiosa como en aquel tiempo—. Ellos tenían un amor real, Malfoy, ¡¿en qué diminuto cerebro cabe pensar que podría ser de otra manera?!

—Dime, entonces, tú que eres una experta... en qué momento de su tan extensa relación crees que se enamoraron... —llevó su mano derecha al mentón—. ¿El primer día cuando se conocieron o el segundo cuando ya le declaró su amor y murió por eso?

—Agh, eres insufrible... —me levanté del sofá—. Me rindo, moriré como Julieta, pero no por amor —lo observé intentando demostrar todo lo que sentía—. ¡Sino porque te odio! ¡TE ODIO!

—¿De qué nos estamos perdiendo...? —trató de intervenir Nott, pero fue silenciado por la voz del rubio nuevamente.

—Yo también te odio, pero no quiero morir... así que si tú estás dispuesta a morir por la causa, bienvenido sea —soltó, cruzándose de brazos como si aquella fuese la mejor solución del mundo—. Seré libre en un abrir y cerrar de ojos.

—Eres un.... —no podría siquiera describir la sensación nauseabunda qué aquel ser humano me hacía sentir—. Eres un...

—Malfoy, no creo que sea correcto —Nott volvió a hablar—. Así que intentemos dejar lo que sea de lo que están hablando atrás y centrémonos en el asunto que nos compete.

—Ella lo dijo —se cruzó de brazos—. Y yo soy tan caballeroso que no me negaré a sus últimos deseos.

Luna rió por lo bajo, ella siempre encontraba divertido este tipo de encuentros, como a veces tenía con mis hermanos, por ejemplo. Puse mis ojos en blanco, no había forma de luchar contra aquel hurón que parecía tener ganas de pelear como dos niños por un dulce.

—Pues bien, entonces... —volví a sentarme, intentando calmar mi respiración y haciendo un esfuerzo sobrehumano por ignorar mis contantes ganas de clavarle la varita en un ojo a Malfoy—. Dime, Nott, además de no cometer adulterio y...