Capítulo 12: Irasue

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Kagome utilizaba la alarma porque pensaba que nunca estaba de más ser precavida, pero la verdad es que usualmente despertaba a la hora habitual sin necesitarla, la vida de estudiante la tenía acostumbrada a despertar temprano sin importar la hora a la que se haya quedado dormida. Y esta mañana, fue la primera en requerirla, ¿sería el cansancio emocional que sintió con la charla de la madrugada con Sesshomaru? ¿O serían más bien los brazos de este que la cobijaban en un abrazo posesivo y sobreprotector? Lo más probable es que sea la última opción, eso y que era la primera vez que dormía de ese modo que se sentía sumamente acogedor. Sin embargo llegó el tiempo en que ya tendría que estarse bañando para alistarse e ir al trabajo, así que Sesshomaru con muchísimo pesar se vio obligado a despertar a la chica entre sus brazos que le hacia cosquillas en el pecho a causa de su tibia y lenta respiración. Le dio un beso en la negra cabellera, después en la frente, sus manos comenzaron a acariciar su cintura, Kagome se removió y soltó un tierno gemido de pereza, la apretó a su pecho y bajó a su oído para con voz suave decirle.

-My angel, despierta... - susurró.

Kagome abrió lentamente los ojos al escuchar su voz y sentir su aliento rozar su oreja. Fijó la vista en el par de soles que le miraban y sonrió.

-Buenos días. - dijo ella aún acurrucada en su pecho.

-Perfecto día, diría yo. Has alegrado mi mañana. - contestó él correspondiendo la sonrisa. La joven le dio un beso tierno en los labios. - O casi perfecto porque por más que desee quedarme aquí contigo, me temo que tenemos que levantarnos ya o en algún momento vendrán a buscarnos y no será agradable ver sus reacciones. - completó Sesshomaru y la sonrisa de Kagome se desvaneció.

-Entiendo. - contestó sin ánimos. - Será mejor que me vaya a mi habitación o tendremos problemas. No me gustaría que tus padres me echaran de aquí, menos porque no podría ir a mi propia casa, mis padres dejaron todo cerrado y no me traje mis propias llaves. - intentó soltar una sonrisa, pero no era una de esas sonrisas que le encantaban a Sesshomaru en donde podía transmitir tanta felicidad que contagiaba, no, esta era una forzada sin el brillo tan característico de ella.

-Me duele admitir que es lo mejor. - la tomó del mentón para que le viera a los ojos. - Por lo menos por ahora, aunque no será por mucho tiempo. - le dio un beso. - Te lo prometo.

Kagome sonrió nuevamente y le dijo que se verían en el comedor para desayunar antes de irse. El hecho de que Sesshomaru no la juzgara por el error cometido con Inuyasha, que le pidiera pasar la noche con él, dormir en sus brazos y que al despertar sean sus preciosos ojos dorados lo primero que enfocara su vista, la tenían en un estado de felicidad que no recordaba haber sentido jamás. Fue por eso que tan distraídamente salió de la habitación de Sesshomaru. Grave error.

-¿Qué haces saliendo de la habitación de Sesshomaru? - escuchó la voz sumamente molesta de Kagura a sus espaldas antes de cerrar la puerta.

-Señora Kagura... - Volteo rápidamente y la vio ahí, con el ceño fruncido y ojos asesinos.

-¡Responde! ¡¿Por qué estás saliendo de la habitación de MI MARIDO?! - habló mucho más fuerte de lo considerado necesario.

-Vino porque yo se lo pedí. - Respondió Sesshomaru con voz seria que al escuchar el reclamo salió a toda prisa.

-¿Y se puede saber por qué? ¿Qué necesitas de esta niña tan temprano y dentro de tu habitación y tú a medio vestir? - preguntó Kagura señalando su torso desnudo para después cruzar los brazos esperando una buena explicación.

-Para lo que la necesite no es asunto tuyo, Kagura. - respondió severo mientras posaba una de sus manos sobre el hombro de la menor. - Ve a alistarte, Kagome, yo me encargo. - cambió su tono de voz al hablarle porque la sintió temblar. Y en realidad si estaba temblando de miedo, pero no por Kagura sino de los problemas que se avecinaban si esto llegaba a oídos de los padres de Sesshomaru y en seguida a los de sus propios padres. Sin saber qué más decir o hacer, decidió hacerle caso y salir del campo de batalla que sería la discusión entre Sesshomaru y su esposa.

Señor TaishoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora