RODEO COUNTRY (Raylla)

12. NUESTRO RODEO

—Haré que estos documentos sean notariados lo antes posible, para que las escrituras queden a tu nombre.

—Querrás decir a nombre de Scylla y mío.

—Sí, eso quise decir.

—Gracias por toda tu ayuda.

—Raelle. Sigo insistiendo en que pienses bien las cosas, esto es tu patrimonio y no puedes arriesgarlo compartiéndolo con alguien que apenas conoces.

— Anacostia, ya lo hemos discutido. Todo estará bien, no te preocupes.

Scylla se acercó. —¿Estás lista? Tenemos que regresar al Rodeo.

—Bueno, yo me despido. En cuanto tenga novedades, te llamaré. Y buenas noches Scylla.

—Buenas noches, Anacostia.

Antes de irse, la abogada dirigió una mirada penetrante a la vaquera, quien levantó la ceja izquierda de forma retadora.

—No le agrado a tu abogada.

—Lleva años llevando los asuntos legales de la familia. Me conoce desde niña, es obvio que el sentimentalismo por cuidarme la supera.

—En fin. Hablé Sarah, prácticamente ya han terminado. Fue un buen espectáculo, pero la gente aún espera verte cantar.

—Ha sido una noche difícil, no sé si pueda.

—Vamos. Conoces a esa gente, no se irán sin haberte escuchado.

👢👢👢👢👢

En el interior de la lujosa camioneta, hubo un silencio incómodo. Mientras Scylla conducía, Raelle la miraba de vez en cuando y en un momento dado sus miradas se cruzaron. Ambas se miraron con intensidad durante unos segundos. Hasta que la barrilera rompió el silencio.

—No sé cómo haremos esto.

—Hasta ahora ha funcionado lo que hemos trabajado con el Rodeo, creo que si seguimos así, podríamos...

—... me refería a nuestra vida como casadas.

—Oh. Ya.

—Tú padre pegará el grito en el cielo.

—Ya veré cómo le digo.

—Estúpida ocurrencia de Douglas

—Tenemos el Rodeo y eso es lo que importa. Por fin podemos decir que es nuestro.

—Sí. Claro.

Cuando llegaron al lugar, Scylla se estacionó y Raelle bajó de inmediato.

—Voy a prepararme para el show. Te veo después.

—De acuerdo.

— Ya llegamos, Sarah. ¿Cómo va todo?

—Abigail, Tally, Libba y el resto de las barrileras mantuvieron muy bien entretenidos a los clientes. Hicieron un gran espectáculo. Pero es evidente que muchos de ellos están aquí principalmente por el espectáculo musical de Raelle Collar.

—Gracias por toda tu ayuda.

—Y ¿cómo te sientes ahora que estás casada con ella?

—No sé. Aún no lo asimilo.

Abigail Bellweather se acercó. —Hola, Scylla. Hasta que apareces. ¿Tienes mi camioneta?

La chica asintió y le arrojó las llaves de la camioneta a su dueña, quien las atrapó al vuelo.

—Está en óptimas condiciones. Disculpa que no la haya lavado y tampoco le puse gasolina.

—Espero que no tenga un sólo rayón. ¿Por qué la boda tan urgente?