6. EL DINERO LO CAMBIA TODO

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El médico revisaba a Scylla para determinar si era necesario realizar una radiografía y descartar alguna factura. Sin embargo, la valiente joven, que estaba recostada en el sofa-cama de la oficina, no se quejaba de dolor. Raelle estaba parada cerca de la puerta con los brazos cruzados sobre el pecho y observaba atentamente la revisión sin evitar sentirse preocupada. Respiró con alivio al escuchar que su socia le aseguraba al médico que se sentía bien y él parecía estar conforme con la revisión y las respuestas dadas. Después de varios minutos, el hombre sacó una receta donde escribió unas indicaciones y se acercó a la joven empresaria.

—Bien. Al parecer no hay fracturas, sólo el golpe del impacto de la caída. Sin embargo, recomiendo reposo al menos una o dos semanas y definitivamente no puede dormir en ese sofá-cama; necesita una superficie más firme y suave, por el bien de su espalda. Le receté un antiinflamatorio y analgésicos, por si se queja de dolor; aquí se los anoté. Si percibe algún cambio importante, no dude en llamarme de inmediato. Por mi parte, es todo.

—Gracias, doctor. —Raelle agradeció al especialista y sacó unos cuantos billetes y se los entregó, él asintió guardando el importe de sus honorarios.

—Con su permiso.

Al momento de abrir la puerta, Kate entró sin siquiera pedir permiso y se acercó a Scylla abrazándola.

—Oh, Scyl ¿estás bien?

—Sí, gracias. Estoy bien.

Scylla trató de soltarse del abrazo de la barrilera al ver que Raelle las miraba de forma nada agradable.

—Ya que no hay nada de qué preocuparse, será mejor que me vaya, mi espectáculo está por comenzar. Kate, espero que no se te olvide que debes acoplarte al resto de las barrileras, ya que Scylla no estará. La carrera de barriles va después de mi presentación.

—Sí, sé perfectamente lo que tengo que hacer.

—Raelle, espera. —Scylla intentó detenerla.

—Por cierto, tu hermano y su novio están aquí. Les pediré que pasen. —Le dijo antes de salir y la chica intentó moverse, pero el dolor de la espalda se lo impidió y justo en ese momento se arrepintió de decirle al médico que no le dolía nada, porque la verdad era que el dolor de espalda la estaba matando.

—Hey, no te levantes. Descansa. Cuidaré de ti.

—No necesito que nadie cuide de mi, Kate. Ve con el grupo y hagan el show sin mí.

—Pero quiero quedarme contigo.

—Hola, Scyl. —Byron y Porter entraron a la oficina y vieron a Scylla teniendo una pequeña discusión con la rubia vaquerita.

—¡Ya te dije que no! Mi hermano cuidará de mí. Vete, no te necesito. —Le dijo en tono más duro y la chica la soltó y se fue ofendida por el desaire, pasando por un lado de los chicos sin siquiera saludarlos.

—Veo que estás molesta, hermanita. ¿Te molestó caerte del caballo delante de tu socia?

Scylla hizo un gesto de desagrado y se enderezó lentamente, maldiciendo por el dolor.

—Estúpida motocicleta. ¿Saben cómo está Duncan?

—Uno de los trabajadores lo detuvo y lo llevó a las caballerizas. Está más tranquilo.

—Bien. Gracias ¿Y qué hacen aquí?

—Vinimos a hacerte una visita sorpresa ¿Cómo te sientes?

—Como si Duncan me hubiese pasado encima.

La chica se frotó la cara con las manos y luego se estiró un poco.

RODEO COUNTRY (Raylla)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora