25. TÚ LUGAR Y EL MÍO

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Scylla se acercó a Raelle, quien trataba de mantener la compostura, pues estaba deseosa de ir a darle un par de bofetadas a la fresca tipa que se había atrevido a besarla.

—¿Qué haces aquí?

—¿Quién es ella y por qué la estabas besando?

—Esto no te incumbe, tú y yo ya no somos nada. ¿Cómo supiste en dónde estaba?

—Tengo mis métodos.

Scylla levantó la vista y miró a Tally y a Abigail, quienes sonrieron levantaron la mano en señal de saludo.

—Ya veo. ¿Desde cuándo ellas y tú son tan amigas?

—Han pasado muchas cosas.

—Sí, muchas cosas. Y tú no deberías estar aquí, sino disfrutando de tu Rodeo y de tus millones y propiedades.

—Scyll, tenemos que hablar, tengo que explicar...

—...Ya tuviste tu oportunidad y no quisiste escucharme. Todo terminó desde el momento en el que me pediste el divorcio y me hiciste firmar la sesión de mi parte del Rodeo. Así que ya te puedes ir por donde viniste y déjame seguir mi vida. Ya me has arruinado lo suficiente.

—Scylla, por favor. Dame la oportunidad de aclararte todo. No podía desafiar a mi padre, él amenazó con dejarte en la cárcel si no hacía lo que me pedía y no tuve opción.

—Hubiera preferido pasar mi vida entera en la cárcel a sentir el dolor al escucharte decir que ya no me amabas y que no me querías más en tu vida. ¡Me lastimaste!

Raelle comenzó a llorar. —Lo lamento.

Ben se acercó furioso al ver el motivo por el cual se estaba retrasando el espectáculo. 

—¡Ramshorn, entra a la pista en este momento!, ¡Muévete!

—Tengo que irme.

—Espera. ¿Podemos hablar cuando esto termine?

—No lo sé, Raelle. No lo creo.

—Me quedaré aquí esperándote.

—Mejor vuelve a tu vida habitual, niña mimada.

—Scyll, no hagas esto.

La vaquera se acomodó el sombrero y dio la media vuelta para subir a su caballo. Dio una última mirada a Raelle, quien la veía suplicante con lágrimas en los ojos. Luego volteó para dirigirse a Abigail y a Tally.

—Sáquenla de aquí, este no es lugar para ella.

—¡Scyll, no!

La vaquera montó a su caballo luchando por contener sus lágrimas. Ben se acercó a ella.

—Tienes diez segundos para concentrarte en la pista. Deja tus líos de alcoba fuera de esto. El señor Darkhorse está aquí observando el espectáculo y no quiero que se lleve una mala impresión. ¿Entendiste?

—Sí, señor.

—Andando.

Scylla luchaba con sus emociones, sentía coraje, impotencia, dolor, miedo, frustración; pero también el inmenso amor que seguía teniendo por Raelle. Deseaba correr hacia ella y besarla como nunca lo había hecho. Pero su orgullo herido la consumía por dentro, aunado al hecho de que tenía una labor que cumplir.

La pista se iluminó con las llamas en los barriles y la vaquera debía tener todos sus sentidos totalmente alerta, ya que cualquier error sería fatal.

Cerca de las gradas, Raelle, Abigail y Tally observaban el espectáculo.

—¿Fuego en los barriles?, ¿pero qué demonios?, esto sí que es un lugar salvaje.

RODEO COUNTRY (Raylla)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora