🥀» Sueños de sangre y sombras

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NADIE ES QUIEN DICE SER Y NADA ES LO QUE PARECE

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NADIE ES QUIEN DICE SER Y NADA ES LO QUE PARECE. EL TIEMPO CORRE... AL IGUAL QUE LA SANGRE.

Despertó.

La fría noche la rodeó cuando abrió los ojos y ella ahogó el grito de miedo que se había formado en su pecho. Miró a la luna blanca a través de las cortinas traslúcidas que ondeaban en la ventana abierta, y a las estrellas que la acompañaban, y finalmente suspiró.

Dos lágrimas surcaron su pálido rostro, y su pequeño cuerpo se agitó entre las sábanas revueltas.

Quería, deseaba llorar, pero en medio de aquella lúgubre mansión, lo único que podía hacer era ahogar sus lágrimas a la luz de las velas, y asegurarse de que nadie la escuchara llorar.

Había sido el mismo sueño, otra vez, el que la había atormentado hasta hacerla despertar. Lo había hecho cada noche desde que tenía memoria, y aunque a veces cambiaba un poco, siempre era el mismo final.

Su cuerpo yacía desangrado en el fondo del océano, rodeada de algas y arena, y olvidada para siempre en las fauces de la oscuridad.

Salió de la cama, y se acercó a la ventana. Si observaba más allá de los antiguos edificios de piedra, vería a lo lejos el inmenso océano, con su vaivén de olas y espuma, y si cerraba los ojos, aún vería ese mismo océano, pero está vez, la distancia desaparecía, y en su lugar, solo quedaría un camino pintado de rojo, y al final de este, una chica de ojos grises con colmillos listos para hundirse en su piel.

Cerró la ventana con seguro, corrió las cortinas y luego regresó a su cama, pero el sueño nunca llegó, así que tomó una bata y salió de su habitación.

Las velas se habían apagado hacía ya muchas horas, y los corredores estaban llenos de sombras que bailaban titilando en los oscuros rincones con la luz de luna que se escurría por los altos vitrales. Sus pasos, suaves y silenciosos, se perdían en la quietud de la noche, y en su mente, el recuerdo latente de aquella pesadilla volvía a ella una vez más.

La primera que vez sucedió, no sabía que había sido eso: una pesadilla. Había despertado sobre la arena de la playa, y Carry había estado ahí. Le relató con entusiasmo y terror lo que había visto, aún sin comprenderlo del todo ella misma, pero cuando terminó, vió en el rostro de su hermana una sonrisa que la delataba, como sus palabras no lo harían.

Ella no le creía. Y Elizabeth decidió a partir de ese instante, que lo que había pasado era un sueño fantástico nada más, y no un recuerdo, no algo real.

Pero entonces comenzó a convertirse precisamente en eso, un sueño que se repetía en su mente noche tras noche, cada vez más lento, más doloroso y más real que la anterior.

Era una pesadilla horrible, pero su mente, que luchaba por conservar su cordura, no podía aceptar que todo aquello podría haber sido real, porque, si fuese así, entonces ella tendría que estar muerta, y no lo estaba. Estaba ahí, de pie, frente al enorme espejo del ático, a dónde sus pasos la habían guiado. Y era precisamente eso lo único que desbarataba su intento de convertir su recuerdo en un sueño. ¿Cómo no iba a hacerlo? si en lugar de ver su reflejo, tal cual era ella, quien le devolvía la mirada, era una chica diferente.

Si, el cabello era igual de largo. Era del mismo color negro azulado. Sus ojos conservaban el mismo tono oscuro. Pero había una enorme diferencia. La chica que se reflejaba ahí siempre sonreía, aunque Elizabeth nunca lo había hecho frente al espejo. De su espalda se alzaban dos alas de plumas de un azul tan oscuro que parecían estar teñidas con la noche, y en lo alto de su cabeza, resplandecía una corona blanca de cinco picos, hecha de cristales tan pequeños, que brillaban incluso más que las estrellas.

Volvió a su habitación caminando a través de la misma oscuridad que aún inundaba los corredores, sin percatarse que desde las sombras, una figura fantasmal la observaba, en completo silencio.

Cuando Elizabeth cerró su puerta, Carriet encendió una vela, y subió al ático.

El espejo se iluminó al reconocerla.

Las Crónicas De Evercon - Original StoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora