Perdidamente.

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hola actualicé jeje chau.

Después de que Tzuyu terminó de contarle a Nayeon sobre su relación pasada y de haberle pedido que cuidara de su corazón, ésta última mencionada no se le quitaba de encima.

Y tal vez a Tzuyu no le gusta mucho los abrazos, pero todo tiene una excepción cuando se trata de su omega. Sin darse cuenta ha endulzado su forma de ser. 

Aunque, es obvio que le van a gustar los abrazos de Nayeon, su lobo se los exige, le exige sentirla. Tiene curiosidad y a lo mejor su respuesta no esté errada ¿el lobo de Nayeon también le exigirá cuidar de ella?

—Te quiero—repitió la omega por no sabe cuántas veces en la noche, le besa la mejilla una y otra vez muy cerca del oído y le gusta el sonido que hacen sus labios, le encanta. Le llena el alma.

Pero no le encanta que le bese la mejilla, no lo odia ni mucho menos, le parece bonito, pero prefiere recibir consuelo con un beso en sus labios.

Con una de sus manos toma el rostro de Nayeon, ejerciendo un poco de fuerza hace que la mire fijamente, la omega no se opone. Se queda a la expectativa de qué es lo próximo que hará la alfa.

Tzuyu tenía pensado besarla de una vez pero se detiene, se pierde en sus orbes favoritos, en su rostro tan peculiar, jamás ha visto otro igual. Es hermosa y no es que no se haya dado cuenta antes, claro que sí lo hizo. Solo que esta vez es totalmente involuntario, su belleza la cautiva, hizo que detenga todo lo que tenía pensado hacer.

Incluso la respiración de Nayeon la relaja, encuentra la paz con algo tan simple como lo es ver su pecho subir y bajar a un ritmo constante y calmado, simplemente se le queda observando y nota lo rápido que ha crecido su cabello y lo preciosa que se ve.

Su cabello castaño claro le fascina, al igual que el diminuto lunar cerca de una de sus cejas, que a pesar de ser pequeño, siempre llama su atención. Le gusta sus labios regordetes en forma de corazón, es lo que más le gusta de ella, y ni hablar de su linda sonrisa.

Sonríe cautivada, está segura que debe parecer una tonta, no sabe cómo ponerlo en palabras, cae en cuenta que casi no le dice cumplidos pero es porque no sabe cómo ponerlo en palabras, su belleza va mucho más de eso, mucho más.

Siente también a su lobo admirarla, enamorado, y no sabe si lo que dirá sea correcto, pero por primera vez lo siente como si fuera sumiso, aceptando cualquier cosa que su omega le pida hacer. Algo totalmente descabellado para una alfa. Incluso le da un poco de miedo, Nayeon la tiene totalmente a su merced, espera que ese sentimiento sea normal.

Definitivamente tuvo suerte, las parejas predestinadas no están aseguradas conocerse. Le agradece a la luna, piensa que en su vida pasada se portó muy bien para poder disfrutar de ella en esta.

Nayeon parecía confundida al principio al ver a Tzuyu solo mirándola sin hacer más, pero, ahora parece que está haciendo lo mismo que ella, la morena nota que también está estudiando su rostro.

Por fin decide decir algo, y aunque intentó detenerlo, fue inevitable, suspiró como una tonta. Recupera el aliento, no se había dado cuenta que al mirarla había dejado de respirar correctamente.

—Si supiera escribir, te escribiría la canción más linda con solo mirar tu rostro—murmura, es tonto, lo sabe. Pero sinceramente apenas puede pronunciar palabras, no miente, Nayeon ocupa toda su mente.

La omega sonríe y Tzuyu aún tomando su rostro sin una pizca de duda la acerca para besarla, pero no se esperaba que la omega la detuviera. 

—¿Y qué más?—cuestiona sonriendo, un poco más y rozarían sus labios pero la morena se da cuenta que la que tiene ahora el control es Nayeon, y sin más se lo otorga.

Un refugio para dos | NATZU G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora