Itachi estaba satisfecho con su nueva casa.
Estaba bastante lejos del centro de la Aldea, pero el Santuario Naka del origen de su clan estaba en esa área, y, sobre todo, había mucha más naturaleza en la lejanía de la aldea.
Tampoco le preocupaba donde entrenaba, porque podía cruzar a través de los bordes de la aldea y caminar un poco más allá, y en el otro lado habían colinas y campos extensos a penas accesibles para los demás.
También pensó que era un lugar tranquilo y agradable para criar a su hermanito.
Pero...
Aparentemente, para los adultos era diferente.
Después de que se había decidido construir este nuevo distrito reuniendo al clan de aquí y allá del pueblo, a algunos jóvenes les había desagradado su padre bastante.
Discriminación.
Persecución.
Acusaciones falsas.
Nada más que palabras pesimistas se escuchaban desde la habitación de su padre.
Itachi sabía perfectamente que incluso él hecho del descontento de los adultos era un pretexto.
Tenían la sospecha de que el autor del ataque del Nueve Colas era alguien del clan, y como resultado de esto, habían sido relegados casi a las afueras de Konoha sin siquiera permitir una breve explicación...
También Itachi pensó que era comprensible que su padre y los demás estuvieran enojados.
Y, sin embargo, lo que se había decidido ya, no podía cambiarse. El clan había sido reunido con grandes problemas, por lo que probablemente era una buena idea sacar lo mejor del ambiente en este distrito.
El pueblo, que había sido atacado por el Nueve Colas, estaba destrozado.
Cualquiera, no solo el clan Uchiha, estaba teniendo un momento difícil.
Hubo una gran cantidad de personas que tomaron precedencia sobre personas importantes. Ahí había gente que estaba perdida porque habían perdido su casa.
Los del clan Uchiha, que se había abastecido con un distrito más rápido que las otras personas que habían perdido todo durante el ataque, ¿no eran capaces de pensar que habían tenido suerte?
Itachi no pudo evitar sentirse decepcionado con los adultos que estaban insatisfechos.
—Bueno, entonces me voy.—La voz de su padre apareció por detrás de Itachi, que estaba sentado en una silla.
Los tres, Itachi, Sasuke y su madre, estaban cenando. Por supuesto, el más joven entre ellos aún no era capaz de comer cosas de forma constante todavía. Él estaba sentado en su silla de bebé, meneando su cabeza que a penas había aprendido a sostenerse, de aldo a lado.
Sasuke volvió sus ojos grandes hacia su hermano mayor, y miró a Itachi trayendo el arroz de su cuenco a su boca con asombro.
Está persona se estaba poniendo una cosa blanca en la boca con palos largos, pero ¿qué hay en su mundo? ¿Qué estaba haciendo?
Mientras estuvo tentado a preguntarse si tenía que considerar tal cosa como un adulto o no, había poder en los ojos de su hermano. A pesar de que tenía menos de un año, esos ojos fuertes le hicieron sentir claramente sus pensamientos e intenciones.
—¿No terminarás la cena?—Preguntó su madre mientras miraba a Itachi. Cuando miró por encima de su hombro, el severo rostro de su padre asomó al espacio entre las puertas de papel, que fueron ligeramente abiertas.
—La terminaré afuera. Volveré tarde a casa, así que no me importa si te acuestas antes que yo.
—Entendido. Hasta luego.
—Adiós.—Contestó a su madre y su mirada fría y completamente diferente a la de su hijo mayor, golpeó a Itachi.—Irás a la Academia el próximo año, será mejor que entrenes duro.
—Entendido.
—Auuaaa... —Sasuke intentó imitar a Itachi con su vocesita aún inarticulada.
Su padre asintió mirando al hermano mayor, y desapareció por el lado opuesto de la puerta.
Después, los tres continuaron cenando.
*
—¿Qué diablos están haciendo los adultos hasta altas horas de la noche...?—Itachi arrojó sus dudas ingenuas a su amigo.
Shisui, que era su único amigo, miró la Roca de los Hokages a lo lejos mientras sonreía suavemente para los chismes.
Los dos estaban sentados en un acantilado a las afueras de la aldea.
Solo ellos dos conocían ese lugar.Había un río debajo de ese acantilado escarpado. Este fluía fuera del pueblo desde la parte trasera de los rostros de los Hokages, serpenteante. Cuando llegó cerca del lugar donde Itachi y Shisui estaban sentados, tanto su corriente de agua como su profundidad eran bastante importantes.
—Soy un genin.—Shisui le dijo aún con la mirada distante. Cuando volvió hacia la cara de Itachi, que lo escuchaba en silencio, continuó con un tono tranquilo.—Por eso voy a aparecer en las reuniones de adultos.
—¿Eh?
—Se celebran regularmente en el Santuario Naka.
Quería preguntarle de qué hablaba todo el mundo, pero al sentirse sorprendido no pronunció una palabra.
Ante el silencio de Itachi, Shisui bajó la mirada.
—Es mejor si aún no lo sabes.
Itachi lo miró, mientras Shisui seguía desviando la mirada, todavía con una sensación de inquietud.
Esa atmósfera opresiva que corría en el clan...—Haz que sea solo una conjetura... —Murmuraba Itachi en su mente repetidas veces.
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Itachi Shinden: Komyo-hen
Fiction Historique"ITACHI SHINDEN: KOMYO-HEN" AUTOR: TAKASHI YANO ILUSTRADOR: MASASHI KISHIMOTO