Al salir de la cena, Reiko se quedó unos segundos más aprovechando que su padre estaba en la sala, tenía que regresar junto a sus hermanos para que sus padres negociarán los términos de la alianza.
—¿Por qué no me dijiste que eras el hokage? —gruñó la azabache.
Reiko frotó el puente de su nariz antes de darse media vuelta y hablar.
—Gracias... Por los regalos —murmuró dándose media vuelta.
Hashirama pudo notar como las orejas de la chica estaban rojas, por ello, se sonrojó también.
—No es nada...
...
Mizen había ido a traerla interrumpiendo su entrenamiento, iba tras él, le observo tocar la puerta, vio a una mujer de cabello blanco realmente bonita a su parecer.
—¡Ah, bienvenidos!
—Hola, Shiro-san.
—Pasen.
Ambos siguieron a Shiro, Mizen se arrepintió cuando vio a Madara con un gesto de molestia, Reiko seguía curiosa por aquel hombre, parecía alguien cerrado sólo para ocultar sus debilidades.
—¿Quien son esos? —cuestionó el azabache.
Hashirama le pego discretamente, al notar a la chica, Shiro supo que había llamado la atención del castaño.
—S-Soy Uzumaki Mizen, un gusto, ella es mi hermana menor, Uzumaki Rei.
La chica hizo una leve reverencia.
—Un gusto —hablo Reiko.
—Es mi amigo, trae a su hermana, han venido a almorzar con nosotros ¿Verdad, Mizen-san?
—Si— balbuceo desviando la mirada.
—Siéntense con Hashirama.
—Si... Uhm, gracias.
En cuanto Shiro fue a la cocina, inmediatamente Madara fijo su vista en Mizen.
—¿Que te traes con Shiro?
—Madara —le regaño Hashirama.
—N-Nada, solo quiero que seamos amigos.
—Puede que a ella la engañes, pero a mi-
—Con todo respeto, Madara-sama —interrumpio Reiko buscando colocar una expresión seria aún si estaba al borde de un colapso nervioso, se cruzó de brazos para más confianza —Mi hermano está hablando con total sinceridad, tiene novia y no necesita engañarlo —era cierto, Mizen tenía novia dentro del clan Uzumaki.
El pelirrojo exhalo aliviado, Madara le miró con molestia, ella hizo lo mismo estrechando sus ojos.
—Chicos —les llamo Hashirama —No peleen.
Shiro entró y dejó la bandeja sobre la mesa.
—Aquí esta, recién lo preparé.
—Ah, está bien.
Madara, jalo de la cintura a Shiro y la sentó en su regazo, la fémina se puso roja hasta las orejas.
—¡Madara!
—Shhhh —murmuró el Uchiha.
Reiko desvío la mirada, le dio vergüenza el solo verlo, Hashirama soltó una risilla.
Definitivamente gustaba de Rei incluso cuando actuaba sería o arrogante.
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