A pesar de la lluvia, Reiko acudió al campo de entrenamiento por la mañana pese a las negativas de parte de sus hermanos alegando que se enfermaria.
¿Enferma? Enferma estaba de solo darse cuenta de que se había enamorado estúpidamente rápido.
No se arrepentía de nada, pero se sentía estúpida por alguna razón.
Quería llorar, tampoco sabía por qué, pero lo necesitaba desesperadamente.
Estaba acostumbrada a pensar que no merecía lo que tenía, aunque Mito le decía que eso era suficiente e incluso más, no lo veía de esa forma.
Tiró un último golpe al aire antes de empezar a lloriquear.
—Patética —se dijo a sí misma, dejándose caer sentada sobre el pasto mezclado con lodo.
Llevó ambas manos a su rostro y dejó salir su llanto intentando calmarse.
De pronto, después de un rato, dejó de sentir la lluvia sobre ella.
Se quedó quieta sin mirar arriba.
—Cielo ¿Que haces aquí con este clima? Se suponía que estarías en tu casa.
Hashirama, había estado buscando a Reiko.
En su casa, en casa de Shiro, incluso probó con la de Madara, tampoco fue a visitarlo, así que supuso que estaría ahí.
Y había acertado.
—¿No tienes frío? ¿Estas bien? ¿Quieres hablar?
Reiko negó en silencio, limpio sus lágrimas y el agua que había escurrido a su rostro.
—Estoy bien —murmuró.
—Ven, vamos —musitó, aún sosteniendo la manta de tela casi impermeable sobre ellos, le tendió una mano.
El labio inferior de Rei tembló, pero lo mordió para evitar que fuera visible, aceptó la mano de Hashirama.
Caminaron de la mano bajo la manta hasta llegar a la casa de Senju.
Uzumaki estaba bastante sensible en esos instantes, sentía que si Hashirama se atrevía a abrazarla o algo similar, se pondría a llorar.
—Deberías ducharte, te prestare algo de mi ropa.
Reiko obedeció sin protestar, aceptó el kimono verde que alguna vez había visto a Hashirama usar por la mañana.
El también se ducho y para que se pudiera acurrucar, la llevó a su habitación para cobijarla.
Fue entonces cuando recordó el propósito inicial ante el silencio prolongado de Rei.
—Rei ¿Que clase de persona crees que soy? —preguntó con voz amable, sin parecer agresivo.
La azabache le miró y entreabrio sus labios, pero solo unos segundos antes de hablar.
—Eres una persona muy buena.
—Si es así ¿Me crees capaz de ordenar que te lances de un puente?
Reiko se quedó pasmada.
Había usado la frase "Si lo que él desea es que me tire de un puente lo haré" en medio de todo su enojo, más consigo misma más que con Madara.
—Yo... No, no, creo que... —las palabras se le quedaron atascadas en la garganta cuando Hashirama comenzó a acariciar su mejilla, estaban cerca y la mirada suave que él provocó que sus mejillas recuperaran color rápidamente.
—Reiko, la relación que tu y yo tenemos... —dudo unos segundos por la vergüenza —No es solo un contrato, al menos yo no lo veo de esa manera ¿Sabes?
Era justo lo que Reiko había deseado escuchar, pero estaba bastante sorprendida de escucharlo venir directamente de su boca.
—Te elegí a ti por que me gustas, Rei, no importa si me desafía a cada cosa que diga o haga, hazlo, si deseas pelear con Madara, hazlo, pero por supuesto, no digo que lleguen a golpes —dijo soltando una leve risa.
Reiko sonrió un poco.
—Por favor, incluso ahora o después de la boda, solo se tu misma —murmuró —Posees tu propia esencia y me gusta.
Uzumaki titubeó, pero se decidió a confesarlo.
—Hashirama, creo que me he enamorado de ti.
El castaño se sorprendió, pero no tardó en sonreír encantado, él sentía lo mismo.
—Por favor, ámame el resto de tu vida —dicho esto, se acercó más.
Finalmente la besó.
Era lento, cálido, incluso mejor de lo que alguno de los dos hubiese imaginado alguna vez.
Si, definitivamente sería bueno permanecer juntos dentro de aquella calidez que sólo se podían proporcionar el uno al otro.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
