«No puedo hacerlo». Pensó Hōki de pronto, sus ojos no veían nada sintiendose acuosos, luego del corte en la comunicación y su desesperado intento por volver a conectarse otra vez, el lugar se llenó de un silencio trágico. Nadie se atrevió a siquiera moverse un centímetro de donde estaba, dejando como único sonido la tormenta de nieve que se había formado en el exterior.
Hōki sentía los latidos del corazón palpitando en sus oídos. Iba a entrar en pánico.
Estaba apunto de llorar cuando unas manos sujetaron sus hombros, Hōki levantó la mirada encontrando la calidez de los ojos de su...de Iruka. Sin decir una sola palabra el hombre mayor lo acerco hacia él, envolviendolo en un abrazo necesario y desesperado que indicaba el último rastro de una infancia proclamando la esperanza de su mundo.
El niño poco a poco calmo su respiración, concentrandose en los suaves latidos que sentía en el pecho del profesor, por supuesto, ahí había vida.—Tengo miedo. —susurró en un tono tan bajo que puedo haber sido solo una ilusión.
Pero no lo fue.
Kakashi de pie unos metros más alejado quiso decirle al niño que él estaba tan asutado como el mismo. Pero prefirió guardar silencio, observando la imagen irreal que se formaba ante sus ojos, temiendo que si le confirmaba al mundo que era capaz de asustarse, el mundo podría juzgarlo. Entonces, mientras tragaba lentamente saliva, los engranajes de su mente brillante, audaz y lo suficientemente rápida hicieron lo suyo. Primero debía detenerse en el Mundo de Hōki, todo lo que allí había ocurrido y cómo había ocurrido, necesitaba datos históricos, crónologicos, nombres de inviduos y leyendas. Necesitaba conocer las capacidades del Mundo para poder brindar la ayuda necesaria.
—A nombre del Hokage de Konoha envíe las siguientes llamadas a Naruto Uzumaki, Sasuke Uchicha y Sakura Haruno. Diga que el equipo 7 necesita de ellos...Que urgente, de vida o muerte. —indicó Kakashi viendo como Iruka se alejaba con el niño aún pegado a él.
Una parte de él sintió pena, una profunda y autentica pena hacia el hombre que había puesto en las manos de su hijo su única esperanza. Pero si bien sabía lo que debía hacer, primero debía reponer su propio estado de ánimo. No podía mentir, naturalmente y sin querer un aprecio genuino nació en él cada vez que pasó tiempo con el niño, se sentía como lo correcto, incluso sin el pasado su mayor miedo fue acercarse a los más jóvenes. Aquel recordatorio de que el mundo podía ser mejor, pero que, para mal seguía un curso y todos ellos estaban destinados a la muerte.
Ese era el camino ninja. Nacer para morir.
Quizá se debía a la edad, al gusto por aprender de sus emociones, a la idea de llorar sin sentirse inutil, quizá solo fue Iruka, pero Kakashi deseo por primera vez desde el fondo de su corazón y con todas sus fuerzas, que el mundo fuera diferente.
Paso gran parte de las siguientes horas en medio de una pequeña habitación que la preocupada Princesa le presto para acomodarse. Allí hizo cálculos, y posibilidades pero sin libros ni datos de Kaguya estaba prácticamente a ciegas. En medio de ese caos desesperante se dio cuenta que solo bastaba poner una cuchilla, incluso metáforica, en alguien para hacerle reaccionar. No. Este no era sencillamente una misión más, se trataba de su familia.
Cuando la puerta se abrió suavemente, Kakashi no se detuvo, sabía de quien se trataba después de todo se había acostumbrado a las cosas más sencillas de Iruka como el simple ruido de sus pies descalzos caminando sobre madera.
—Kakashi, debe comer algo. —interrumpió el hombre con una voz suave.
Solo ante ese llamado levanto la vista, notando la sombra de la tristeza en los ojos de Iruka, oh, como lamentaba verlo así. El joven profesor había nacido para ser feliz, él merecía serlo. Kakashi dio una pequeña sonrisa arrugando los costados de sus ojos.
—No se preocupe Iruka, estoy acostumbrado a no comer, no es la gran cosa.
—¿No es la gran cosa? podría sufrir un desmayo o peor aún, enfermar de gravedad. No se haga el duro conmigo y sirvarse este poco de arroz que le traje...Y si lo hace sentir menos tenso, Hōki esta durmiendo. El pobre estaba exhausto mentalmente.
Igual que usted. Pensó en añadir.
Kakashi dejo salir una pequeña exhalación, tendiendo una mano para sostener el plato con arroz. Cuando lo hizo, Iruka se sentó lentamente al frente de él, en el frío piso de madera mientras cruzaba sus piernas de pronto solo se escuchaban los platillos chocando contra la loza, y si se concentraba un poco suaves ronquidos provenientes de la pequeña sala de estar de esa cabaña. Al terminar de comer dejo el plato a un lado de su rodilla, mirando los ojos de Iruka y este le devolvió la mirada. El niño que dormía también era hijo de ellos dos.
—¿Sabe? -comenzó a decir Kakashi. —No quiero que piense que estoy molesto o desagradecido con esa verdad, la verdad que ambos conocemos pero lo que sí puedo confiarle es que...Tengo miedo Iruka, estoy asustado. —confesó. Al hacerlo sus ojos tenían un pequeño rastro de lagrimas que no se atrevían a acumularse demasiado.
Bajo el mismo peso de saberse pérdido en la vida, otra vez, Iruka se lanzo hacia adelante rodeando con sus brazos a Kakashi sintiendo sus propios ojos también soltar lágrimas. Mucho más emocional que el Hokage, mucho más humano que Kakashi, Iruka solo comenzó a llorar en silencio mojando el chaleco negro del otro. Parecía una broma, él estaba consolando al otro hombre que ni siquiera se atrevía a soltar su pena en cambio, él que no sentía demasiado dolor, lloraba con agonía y en silencio.
Kakashi dio un sollozo bajito, suspirando con dificultad, entonces con manos temblorosas se acercó lentamente para envolver al cuerpo que estaba contra él. Rodeo con sus brazos duros por el entrenamiento la espalda y parte de la cintura del hombre moreno, y luego como si temiera perderlo sus manos pálidas se agarraron a la chaqueta verdosa.
—A mi tampoco me desgrada, Kakashi- san, él es un niño maravilloso.
Siguieron abrazados después. Y si alguien preguntara a fondo podría decirse que ninguno de los dos podría ponerle nombre a lo que tenían o a lo que sentían, porque es bien sabido que años atrás cuando Naruto era apenas un niño de once años tanto Iruka como Kakashi entrelazaron sus vidas y almas en sentidos dificiles de explicar.
Hōki solo era la prueba de que se amaban.
N/A: La autora esta triste 😔 no saben lo mucho que amo a Iruka y Kakashi juntos. Pensar en la idea de que ambos crecieron casi juntos, unidos por Naruto acercandose como dos tontos avergonzados ya siendo adultos. No puedo, esa idea de dos adultos enamorandose, sanando, queriendose...una vida con tantas penas y de pronto una vida amando ❤️🩹
Gracias por leer, espero que les haya gustado este primer acercamiento de ellos dos pero sobre todo, el saber que se querían desde antes y no era un sentimiento unilateral. Besitos.
(p.d. la canción me puso más triste es que yo los quiero mucho como me gustaría dibujar la escena de aquí).
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Buenos días, papá
Fanfiction"Pase lo que pase, donde sea que estés. Recuerda lo mucho que te amamos, y lo mucho que siempre te amaremos". Kakashi quedó realmente sorprendido cuando vio una mini copia de él, en castaño. ---------- Créditos del FanArt en por...