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Apenas sintió el pequeño cuerpo desaparecer, pudo ser consciente del temblor en sus piernas. Respiró de forma rápida, ignorando por completo los años de entrenamiento en Anbu. No debería sentir pánico, el pánico había sido algo que pudo controlar cuando era apenas un niño, pero cuando todo estaba siendo destrozado y solo podía pensar en quienes quería, el pánico parecía llevarlo de vuelta a cuando era un niño.
Supo cómo respirar, calmarse y buscar la solución. Esto que acaba de hacer, no sabía si era su mejor decisión. Y tampoco quería creer que estaría en la lista de ser un error. Se levantó, tratando de estabilizar su cuerpo. Lo sentía como peso muerto, músculos agotados. Miró hacia todas partes, el destello de la batalla que estaban dando Sasuke y Naruto, hizo parpadear el cielo que se había vuelto gris, como si una tormenta estuviera cayendo sobre ellos.
Pero podría serlo.
Su corazón se aceleró. Comenzó a caminar, tosiendo un poco, ante los escombros que caían sobre la tierra. Estaba buscando a Iruka, Kakashi necesitaba realmente confirmar que estaba bien. Porque si no lo estaba, le habría mentido a su hijo y una pérdida, como aquella, no podría ser soportada por él. No, porque Kakashi siempre había llegado cuando Iruka estuvo en problemas, sin importar que el rival fuera el más grande.
Tragó saliva, cuando un grito casi lo hizo volver a caer. Lo cierto que aquellos enemigos no se veían como ninguno, cuando llegaron uno de ellos alzó su mano juzgando al resto, ni siquiera Naruto entendió porque era señalado. Nadie lo hizo, se sentía como una ilusión y Kakashi deseo con todo su ser que fuera eso. Concentrando su mente, ignorando el caos que se estaba alzando en lo que alguna vez fue una bella Konoha, exhaló de forma lenta tratando de buscar el chakra de Iruka.
Los pies parecían guiar el cuerpo, sin él estar consciente de ello, mientras su corazón latía tanto que lo sentía en los oídos. Una corriente de pronto lo atrajo, agrando sus ojos con temor giró su rostro hacia donde percibió débilmente lo que buscaba. Corrió de manera rápida, sintiendo sudor frío bajar por su frente. ¿Era esto lo que se merecían?
Se detuvo de golpe, viendo como en una pared rota estaba él, sintió un alivio que casi le dieron ganas de llorar. No era justo, este era su mundo y no quería perderlo. Se acercó a pasó firme, entre más cerca pudo notar como Iruka tosía y lo que caía al suelo, eran rastros de sangre.—Iruka. —nombró duramente, doblando sus rodillas para caer junto al otro.
A la mención de su nombre en esa voz, Iruka miró sus ojos marrones viajaron con rapidez por todo el rostro de Kakashi, y como si temiera que no fuera real, acercó sus manos a la mejilla del rostro.
—Kakashi. —dijo, soltando la presión por contener la respiración.
Kakashi lo abrazo, lo abrazo para sentirlo real y para pensar que, lo protegería siempre como lo hicieron a menudo en el pasado. Su abrazo fue más fuerte, sollozando de por medio, ignorando la sensación de haber pensado en Iruka muerto. Se separaron, con ello Kakashi notó como las heridas estaban en el cuerpo de su esposo. Tenía algo en la pierna, algo que traspasa el músculo de un lado a otro, soltó un jadeo ahogado. Antes de poder sacar alguna cosa que ayudará Iruka habló:
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Buenos días, papá
Fanfic"Pase lo que pase, donde sea que estés. Recuerda lo mucho que te amamos, y lo mucho que siempre te amaremos". Kakashi quedó realmente sorprendido cuando vio una mini copia de él, en castaño. ---------- Créditos del FanArt en por...