Capítulo 9

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Nos sentamos en una mesa y comenzamos a charlar, de puras pavadas y también le pregunté, qué era esta fiesta, él me dijo que la fiesta servía para hacer negocios y también comprar algunas antigüedades. Seguramente Oliver debía estar haciendo negocios.

-¿Y tú, para qué viniste? – pregunté a Simón.

-Yo vine para reemplazar a mi padre, en el tema de venir a la fiesta, todo para figurar. ¿Y tú de dónde conoces a Oliver? – Pobre inocente, cree que soy su amiga.

-¿Y tú, cómo lo conoces? – evité la pregunta, no tenía ganas de contarle la historia. Porque seguramente creería que soy una puta y eso no es verdad, porque soy totalmente virgen, creo que lo más sexual que tuve fue un beso un poco más salvaje con un chico, cuando tenía 15 años. Todo antes de que tuviera que ser striper.

-Yo pregunte primero – reclamándome se acercó a mí.

-Es una historia muy larga, tal vez te la cuento, luego de la comida- sonreí falsamente.- Entonces...- me miró sin comprender que le quería preguntar- ¿De dónde se conocen?

-Está bien..., nuestros padres se conocían, porque eran amigos y hacían negocios y entonces hubo varias reuniones, además, fuimos a la misma universidad, entonces nos conocemos bastante.

-Umm... ¿Algo interesante para contar? – Tener un poco de información sería increíble.

-Oliver me matará – Se fijó rápidamente hacia las escaleras.

-Nuestro secreto- Seguí su mirada y volví a verlo a él, me acerqué un poco más y le susurré- No le diré a nadie, te lo prometo.

Se aclaró la garganta y dio una última mirada hacia las escaleras.

-Bueno, él era fiestero, rompía mucho las reglas- Eso me causó gracia, él que era tan serio

-Él fiestero y divertido – comencé a reír, esto no podía ser cierto – He escuchado estatuas más graciosas, que él. No puedo creerlo.

-Aunque no lo creas Oliver era así, él no quería seguir con el legado familiar, él quería viajar y conocer el mundo. No tenía una carrera definida. Oliver podía hacer que las mujeres se le tiraran a los pies - ¡No esta! Pensé en mi mente – Pero luego del accidente y de todo, Oliver cambió de forma radical.

-¿Que accidente? – Necesitaba respuestas, sé que no me incumbe pero quiero saber porque Oliver me hizo eso.

Iba a preguntarle algo más pero se escuchó el ruido de una copa Tin,Tin,Tin. El ruido del cristal chocando contra el frio cuchillo redondo. Un señor de mediana edad se aclaró la garganta al darse cuenta de que toda la sala estaba silenciosa, todos esperando callados a que dijese su anuncio.

-Es hora de la cena - extendió su brazo, su voz fue un poco temblorosa y una sonrisa torcida – Para las personas que aún no están sentadas, por favor vayan a sentarse. Luego podrán volver a recorrer la galería. Y Oliver... - comencé a buscarlo con la mirada.

Como si hubiera escuchado que lo llamaran, vino justo para la hora de la comida. Me volvió a observar con mala cara y junto a mí. En la mesa redonda, se encontraban 7 personas. Oliver que estaba sentado al lado mío, Simón que estaba al otro lado mío. Esto parecía de película. Luego teníamos a un matrimonio enfrente de nosotros, luego creo que estaban los padres del muchacho, en nuestra diagonal y una señora. El matrimonio era joven debían tener un poco más que Oliver. La mujer llevaba un vestido color rojo mate que le llegaba hasta los pies, tenía una faja brillosa en la cintura, era un vestido bastante bonito. Su esposo tenía un esmoquin blanco, con negro.

Nos comenzaron a servir la cena muchos camareros.

-Oliver, que preciosa tu acompañante – comentó el padre del chico. No paraba de sacarme un ojo de encima.

El cielo en sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora