capítulo uno

701 78 7
                                    

Ése día se había despertado de  un buen humor, estiró su cuerpo aún sobre la cama para luego mirar su recámara la cuál estaba prácticamente vacía, solo quedaban muebles sin nada dentro y en una de las esquinas se podría ver tres grandes maletas de color negro.

El cristiano se levantó de la cama para luego arreglarla de inmediato, ingresó al baño para darse una ducha logrando espabilarse, y salió de este con solo una toalla rodeando su cintura.

Tomó las prendas de ropa que había alistado la noche anterior y se vistió, tomó las maletas;Arrastrando dos de estas mientras que a la tercera la traía sujeta de su hombro cómo su fuera un bolso. Antes de salir el de cabellos azules se volteó a mirar su recámara por última vez,había muchos buenos recuerdos en esa habitación: cómo noches de diversión con sus viejos amigos, el primer beso y la primer vez. Suspiro para luego salir de la recámara, aún Arrastrando las maletas salió también de la casa, en la calle esperaba un taxi.

Cuándo encontró uno se acercó y guardó sus cosas en los asientos traseros, al terminar volvió a voltear pero estaba vez era para despedirse de sus hermanos los cuales estaban mirándolo con una orgullosa sonrisa en el rostro.

— Estoy orgulloso de ser tu hermano mayor — Lo felicitó Taiju, abrazando al menor por los hombros.

— Suerte en la universidad — Le dijo su hermana mayor, acercándose a besarle la frente una vez que el mayor de todos se haya separado.

— ¡Gracias! Nos veremos en las vacaciones — Se despidió, dándose un abrazo familiar entre los tres antes de que subiera al vehículo.

Tardó siete horas en llegar a su destinó, pero por fin lo hizo, se detuvo enfrenté de una enorme y privilegiada universidad, la cuál era muy reconocida. Hakkai pagó el taxi antes de bajarse y bajar su equipaje.

Había batallado inmensamente  para conseguir una beca en esa universidad, la cuál consiguió luego de unos largos meses. Por lo cual se sentía terriblemente orgulloso de si mismo.

Tomó sus maletas para comenzar a explorar el campus,vio muchas personas caminando, tambien habían porristas y hombres con uniformes deportivos los cuales siguió observando hasta llegar a recepción, dónde una amable mujer lo atendió.

Le dieron las indicaciones junto a un librito que contenían las reglas de la universidad, su horarios y la llave de la recámara la cuál era la número 513. El moreno dio las gracias antes de comenzar a caminar hasta la zona de las habitación, al llegar busco con la mirada el número 513 en las puertas, cuándo lo vio se acercó para abrir la puerta. Arrastró el equipaje para luego cerrar la puerta con el pié.

Miró a su alrededor, la habitación tenía las paredes pintadas de blanco, solo había dos camas individuales, un escritorio (El cuál suponía que tenía que compartir pero se encontraba con una máquina de coser que ocupaba la mayor parte del espació), una mesa de noche separaba las camas y un baño. Comenzó a impresionar el lugar, al ingresar al baño sonrío inmensamente; había una ducha, un inodoro, un lavamanos y una gran y preciosa bañera.

Volvió a la entrada y arrastró sus maletas al lado de la cama que estaba más alejada de la puerta, las dejo en el suelo para luego lanzarse a la cama, tomo la almohada y la olió asegurándose de que no oliera a nada, se sintió satisfecho al notar que en ese lugar eran bastante aseados.

Estuvo acostado unos quince minutos hasta que escucho como una llave se movía entre la cerrado cercana, la puerta de la recámara se abrió, no logro ver quién era ya que todavía se encontraba con la almohada cubriendo su rostro.

"Debe de ser mí compañero de cuarto"  Pensó usando la lógica.

— ¿Buenos días? Supongo que eres mí compañero — Mencionó una voz varonil pero sin embargo bastante ligera.

"Conozco esa voz" Reaccionó el de cabellos azul al sentir una voz terriblemente familiar.

Se sentó de golpe sobre la cama y la almohada que antes tenía en el rostro ahora estaba en el suelo. Vio fijamente al chico que recién había entrado a la habitación.

El joven de piel clara, cabellos lilas y ojos color lavanda estaba parado frente a la puerta.

— ¿¡Mitsuya!? — Prácticamente había gritado al reconocer al ajeno, el de cabellos lilas volteó a verlo, este también reconoció al inmediato la voz del contrario.

— ¡Wow! Hakkai, ¿Eres tu? — Dijo el más bajó sorprendido, el  cristiano salgo de la cama y se acercó.

"Mierda, está más lindo de lo que recordaba" Ese pensamiento paso fugazmente por la cabeza del mayor.

Los ex compañeros de pandilla se sentaron sobre la cama lejana de la puerta y se pusieron al día.Ninguno de los días estaba con algúna pareja en ese momento, sin embargo el mayor mencionó que había estado saliendo con cuál quier mujer que le pareciera atractiva.

Después de varios comentarios por parte de el de ojos lavanda, Hakkai notó el hecho de qué su amigo se había convertido en un mujeriego, pero decidió simplemente ignorar aquello.
Extrañaba a su compañero de peleas, durante esa etapa el menor de los días había desarrollado sentimientos hacia el mayor, pero nunca hablo sobre eso. El hecho de tenerlo de nuevo con el, y el poder verlo de una forma adulta solo logró despertar aquellos sentimientos que por tanto tiempo había ocultado.

"¡Basta! Me había prometido borrar esos absurdos sentimientos" Se regaña mentalmente.

— Bueno, cómo a sido un largo día me daré una ducha — Mitsuya mencionó relajado, abrió una de sus maletas para sacar unos bóxers y algunas prendas de ropa. Los lanzó dentro del baño haciendo que estás cayeran en el lavamanos, había digo un bien tiró.

Hakkai estaba sobre su cama mirando las acciones del mayor, justo ahí este comenzó a desvestirse; se sacó primero la camisa, dejándola caer al suelo, luego, se sacó los pantalones. El de cicatriz tenía la perfecta oportunidad de observar el el marcado abdomen del ajeno.

Mitsuya colocó sus dedos sobre el bóxers que cargaba en ese instante para comenzar a bajarselos, de inmediato el menor a pesar de su color su rostro se torna de un rojo perfectamente visible a la vez que giraba sobre si mismo y queda mirando hacía la pared. El de cabellos lilas al notar esa acción rompe en carcajadas.

— No cambiaste nada — Prácticamente grito ahogándose en carcajadas. Esa escena le recordó una vez que el mayor le pidió al cristiano bañarse con el solo por diversión.

— Digo lo mismo, idiota — Gruñó el de cabellos azules aún ruborizado.

"¡Ah! Su cuerpo a mejorado bastante" Volteó un poco para echar un vistazo rápido, a cual quier persona con ojos se le caería la baba al ver el cuerpo del ajeno "Voltea, voltea...no mires" se golpea internamente.

Mitsuya terminó de desvestirse y totalmente desnudo camino hasta el baño, sin siquiera cerrar la puerta de este entro a la ducha para empezar a darse un relajante baño.

"Este idiota, sigue siendo terriblemente sexual" Gruñó en sus pensamientos mientras se ponía sus rosas para dormir y se acostaba en la que sería su cama en los próximos cinco meses.

La ruidosa habitación 513 [ Pausada ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora