Capítulo 14

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Leyna

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Leyna

Esconderme, fue lo más duro que hice en mi vida, ocultar mis sentimientos, mis días malos porque estos no eran correspondidos y eso fue duro para mí, y ahora que por fin Mario se había dado cuenta de que estábamos destinados a estar juntos, ahora tenía que seguir ocultándolo creo que será aún más difícil de lo que fue en la soledad.

—¿Estás lista? — acuna mi rostro entre sus manos y une su frente a la mía.

Hoy regresaba mi hermano.

—Quisiera tener más tiempo a solas contigo. Vivir como los días anteriores sin nadie a nuestro alrededor.

Él me sonríe y me da un beso casto en la boca. Tanto tiempo soñando con esto que ahora que lo estaba viviendo parecía un sueño.

—Si quieres puedo mandar a tu hermano unos días más. No sé, comprar alguna empresa y que este se ocupe de llevarla.

Me estaba vacilando y claro está que me hizo mucha gracia—. Ojalá y todo fuese de otra manera. No sé... quizás no ocultarle a mi hermano que tú y yo nos amamos.

—No es el momento, Leyna. No ahora.

—Lo sé, lo sé.

—Entonces dame otro beso y deja que la hora que quede para la llegada de Volker te coma a besos.

Romper unas barreras que se hacen automáticamente solas después de solidificar una amistad de años, es como quebrar todas las leyes que puedan llegar a existir, Mario estaba saltando todas y cada una de las barreras que no se deben romper en una amistad, y eso lo hacía por mí. Por nosotros.

Sus besos me llevan a costas inimaginables, el baile de su lengua por el horizonte de mis labios despertaba en mis sensaciones que hasta ahora eran desconocidas para mí. No podía pedir más a la vida que estar con él. Una exquisita mezcla de ardor y vibraciones las notaba en mi vientre. Su forma de ser quien es y reconocer lo que siempre fue suyo hizo que lo quisiera aún más de lo que ya lo quería.

—No sé cuánto tiempo aguantaré— suelta mi boca y percibo sobre su pantalón la dureza de su miembro, el cómo me excita notarlo sobre mí y el miedo que me da a partes iguales.

—Y yo no sé hasta cuanto más esperaré para ser completamente tuya.

Entre sonrisas navega sobre mi cuello hasta terminar en la comisura de mis labios—. Vámonos, antes de que no pueda dejarte ir.

Me siento grande por él, gracias a él sentí que todo lo sufrido en silencio valió la pena. Pero también me siento tan pequeña frente a su figura que su protección hacia mi persona me hace ver lo especial que soy sin que me lo diga.

Dicen que muchos enseñan al mundo lo que es el amor, el significado de este y cómo llega a nuestra vida de una manera especial. Y digo yo, todos tenemos una historia que contar, ¿no?

Hay amores que duelen, que lastiman, que aman incondicionalmente y también amores imposibles, no correspondidos, amores que son para siempre y amores temporales, hay mujeres que lo dan todo sin recibir nada u hombres que dan su vida sin recibir absolutamente nada de la mujer, ¿y por qué?, porque el amor es así, este sentimiento es darlo todo o dejarlo, pero jamás a medias. Yo, estaba dispuesta a darlo todo.

Flashback

—¿Y qué somos ahora que te dejé claro que acepto todo contigo y solamente contigo?

Aquella mañana, bajo el edredón, nos confesamos todo lo que nuestras almas querían que supiéramos del uno y del otro, bajo aquel edredón, mientras la bolsa de agua caliente calmaba mi dolor, el abrazo de Mario hacía de la medicina perfecta y sin duda alguna, bajo ese bendito edredón le pusimos nombre a lo que íbamos a ser a partir de ahora.

—Seremos lo que tú desees que seamos, con estar contigo acepto cualquier nombre que nos pongas— su voz ronca, su mirada clavada y su olor dio un resultado en mi vientre que un cosquilleo exquisito se propagó desde la punta de mis pies y recorrió cada esquina de mi ser.

—Seré tu amiga, tu confidente, tu amante, tu novia y también tu mujer.

Tenía claro que lo quería todo con él, no había nada que no deseaba ser para Mario y este al oírme me sonrió con una amplia sonrisa, una que me calentó el alma y me estremeció el corazón.

—Me gusta.

Fin del flashback

—Estoy muy nerviosa— dije al esperar que las puertas correderas de las llegadas en el aeropuerto se abriesen dejando ver a mi hermano.

—Tranquila, nada ha cambiado— me susurró que apenas se percibían sus palabras.

—¿Qué?, ¿por qué dices ahora eso?

—Porque nada ha cambiado para el resto del mundo, y lo que somos no tiene por qué ser visible para los demás, por eso te digo que nada ha cambiado.

Y entonces la voz de mi hermano la escuchamos a lo lejos y Mario rompe esa mirada que me estaba dedicando con una media sonrisa de por medio, me giré y fui a sus brazos para abrazarlo con fuerza, con anhelo y sobre todo con mucho amor, necesitaba mucho su presencia, Volker es una parte fundamental para mí, pero siendo sincera si la vida me diera a elegir entre el amor de mi hermano y el de Mario, sin duda alguna elegiría a Mario por encima de Volker, aunque sé que el amor de este no lo perdería por nada por muy que no lo elija a él.

—Mi hermosa hermanita, mi princesa— este besa mi frente y vuelve a abrazarme. Sonriendo, pero con el corazón a mil, le digo lo mucho que lo había extrañado.

Volker y Mario se saludan, y después préstamos atención a las dos chicas que venían con él.

—Hermana, Mario, os presento a Macarena, y a Lorena. —Tanto Mario como a mí, miramos a las chicas y sonreímos, pero Volker sostuvo la mano de Macarena y entendí que era la chica de la que me había hablado, su supuesta amiga.

—Hola, Leyna, tu hermano me habló mucho de ti, me dijo que quieres ser abogada como él.

Asentí y sonreí al verla tan simpática, no sé, pero me trasmitía buenas vibraciones, sin embargo, mi sonrisa desapareció al ver como la chica que los acompañaba, la tal Lorena miraba a Mario con una descares innata, él me observaba mientras Volker sonreía al ver como interactuaba con Macarena.

—Hola, Mario, soy la amiga de Macarena y Volker me invitó a pasar unos días todos juntos. Me habló de ti y me dijo que eras un gran hombre de negocios y también uno de los solteros más codiciados de Londres. Espero ser de tu agrado.

Atragantada quede por culpa de sus palabras que por poco muero con mi propia saliva. Mario sonrió amablemente y accedió a dar dos besos a la tal Lorena que por cierto no me gustaba nada.

—Al parecer mi hermano no perdió tiempo—miro a Volker—aparte de abogado, ¿también eres casamentero?

La tensión entre mi mirada y la de mi hermano era evidente para el resto de los presentes, este detalla mi actitud como si quisiera entender que era lo que había cambiado en mi mirada y lo cierto es que nada había cambiado a excepción que ahora mi amor era correspondido.

La tensión entre mi mirada y la de mi hermano era evidente para el resto de los presentes, este detalla mi actitud como si quisiera entender que era lo que había cambiado en mi mirada y lo cierto es que nada había cambiado a excepción que ahora mi...

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Hasta que salga el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora