Capítulo 19

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Mario

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Mario

Me encantaba lo que era capaz de ser cuando se trataba de Leyna. En quien me convierto con tan solo pensar en ella y solo quiero tenerla conmigo. Que el tiempo vuelva hacia atrás y no desperdiciar ni un solo día de todos los días que pasó en mi casa. Lo único que me arrepiento ahora mismo es de no haberme dado cuenta antes de que mi mundo no es igual desde que entro en él con otro propósito.

—Aquí está el que esperaba— la tal Lorena se acerca a mí y me da dos besos. Descaradamente, me mira sin cortarse ni un pelo. Después felicita a Volker y Leyna me observa con los brazos cruzados.

Intento destensar el momento y tomar asiento cerca de Leyna. En medio de ella y Macarena, pero se me es imposible, ya que la otra le pide a su amiga que le deje ese sitio a ella.

—Te juro que la mato— Leyna me susurra en el oído al ver que su hermano estaba abriendo el regalo que le dio su novia.

Discretamente, paso mi mano bajo la mesa y rozo su muslo. Presioné suavemente sobre este y la miré a los ojos. A veces el silencio es mejor que cualquier palabra.

—Volker me había dicho que eras muy divertido y de hecho eso me sorprendió. Bueno, en España suelen decir que los hermanos Molina son muy serios.

—Los hermanos Molina somos divertidos dependiendo de la mujer o persona que se nos acerca. No con cualquiera.

Percibí la pequeña risa de Leyna, mientras miraba a Lorena—. Sabes, eso me gusta. Eso quiere decir que no sois de confirmaros con cualquier cosa.

No contesté más, y me dirigí a Volker. Le extendí un sobre como regalo. Este se sorprendió y al abrirlo estuvo aún más sorprendido—. ¿Escocia? ¿Un finde semana en Escocia?

—Así es, y es para dos— sonreí mirando a su novia.

Le había regalado un fin de semana en Edimburgo, para dos personas, y tenía la esperanza que se llevara a su novia hasta que preguntó a Leyna.

—Leyna, ¿te apuntas? — le señaló con el sobre. A ver no es que no me parezca mala idea, de hecho, es una gran idea, pero eso rompe mis planes que tenía con ella. Y estar dos días sin verla es como dejar de respirar. Me había acostumbrado a ella de una manera que me asustaba.

La miré mientras todos esperábamos su respuesta.

—Tengo un examen la próxima semana, no puedo.

—Vamos, hermana, es lo mínimo que puedo hacer por dejarte sola cuando estuve en España.

Con esa sonrisa tan hermosa le sonrió a su hermano y contestó de una manera tan madura que me enamoré aún más de ella.

—No te sientas responsable de estar recompensándome por tu ausencia, Volker. Tienes una vida que mereces vivir y estoy seguro de que disfrutarás más ese fin de semana en Edimburgo con Macarena que conmigo.

Volker sonrió y me miró agradeciendo— siempre puedo quedarme en mi habitación adoptiva— me señala y su hermano sonrió aún más.

—Claro, princesita. Mi casa siempre será tu casa.

Una mueca de desagrado me dedica ella al oír que le llamé princesita.

—Bueno, ya que la parejita se va de fin de semana a Escocia, y cabe destacar que me quedaré sola, que tal si tú y yo salimos por ahí y nos conocemos aún más y así te puedo ayudar a hacer de niñero de la hermana de Volker.

—Eh... mira, Lorena podemos quedar para ir a tomar algo si eso es lo que quieres, pero solo sería eso. Beber un buen vino o una cerveza, como te guste, y ya. Y respecto ayudarme a cuidar de Leyna. Solo te subrayaré una cosa. La hermana de Volker no necesita que nadie cuide de ella y ¿sabes por qué? — todos prestaban atención en silencio—. Porque ella es lo suficientemente mayor para cuidar de sí misma. Ahora si me disculpan necesito ir al baño.

Me alejé de esa mujer que me tenía acosado, a ver si esta vez le quedó claro que no estoy interesado en ella.

—Vamos, hombre, esa mujer solo quería agradarte— la voz de Volker me sorprende al ver que entró detrás de mí al baño.

—Y tú no debiste de traerla ni mucho menos prometerle una aventura conmigo. ¿Crees que no lo sé o mejor dicho que no me di cuenta? No necesito que me ayudes en mi vida sentimental. Me valgo por mí mismo, Volker. Y no porque tú te hayas enamorado, también tengo que hacerlo yo. — Sé que soné duro. Demasiado, pero era necesario.

—Ya veo que tú también cambiaste. Tranquilo, hombre. No sabía que había alguien más en tu vida y mucho menos pensé que te ibas a molestar.

—No lo entiendes, ¿no?

—¿Qué debo entender?

—QUE NO ES A MÍ A QUIEN ESTÁS LASTIMANDO, JODER.

Volker cruza los brazos y frunce el ceño.

Suspiro y pongo los brazos en jarras—. Déjalo. Dentro de tres días, inicia tu regalo de cumpleaños y disfrútalo, amigo. Mientras tanto estaré al pendiente de tu invitada.

Terminé cediendo y de alguna manera me sentía culpable si descuidaba a la chica que se trajo a Londres.

—Iré a tomar algo con ella.

—Gracias, hermano. Sé que contigo puedo contar en todo. Y quizás esta te acabe gustando mucho más que la mujer con la que sonreías mientras mirabas la pantalla de tu móvil. Quien sabe, el destino es muy caprichoso.

Me gustaría decirle que mi vida es diferente gracias al amor que estaba sintiendo por su hermana.

Me gustaría decirle que mi vida es diferente gracias al amor que estaba sintiendo por su hermana

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Hasta que salga el solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora