Pocky day!

903 118 81
                                    

- No es demasiado Yuyu? - dijo mientras veía como el pequeño agarraba cajas y cajas de Pockys

- No mamá, tengo que llevarle a mis amigos y además debo prepararle una súper especial a Baji- san.

- Bebé, si sabes que aunque le regales una sola caja de Pockys Keisuke estará súper feliz... no hace falta qu-

- Pero mamá... este año quiero darle algo más especial... seguro en su escuela nueva tiene más amigos que le darán muchas cajas de chocolates... yo quiero que la mía sea la mejor... - mordió su labio mientras sostenía la caja con fuerza - Estos días Baji-san ha estado muy ocupado... no quiero que me olvide, mamá...

No necesitaba más señales para darse cuenta cuan enamorado tenia Keisuke a su hijo.

Cada vez que hablaba del mayor sus ojitos celestes brillaban como dos diamantes, sus mejillas se teñían de un rojizo tierno y tímido, su sonrisa era diferente a todas las demás. Su sonrisa deslumbraba y dejaba ver la felicidad y paz que sentía en su corazón. Esa sonrisa que provocaba únicamente Keisuke en el pequeño Chifuyu.

Su madre lo apoyaría en lo que sea, de todas maneras había conocido lo suficiente a Keisuke en estos años, y si al final ambos chicos terminaban saliendo, estaba más que segura que el pelioscuro cuidaría de su pequeño hijo con toda su vida. O eso creía.

No quería apresurar las cosas entre ambos, ellos solos se darían cuenta, pero eso sí de vez en cuando le daría alguna indirecta.

- Cariño - acaricio sus pelos con ternura - Keisuke jamás podría olvidarse de un niño tan hermoso y precioso como vos. Pero si quieres darle especial entonces compremos todo lo que necesites - le sonrió tratando de relajarlo y darle la confianza que necesitaba su pequeño Yuyu.

Y así fue, compraron todo lo que el menor creía necesario y al llegar a su casa se encerró en su habitación a armar la caja de chocolates que le daría a Baji.

Los primeros meses eran similares a los años pasados, el chico de colmillos venia por él al salir de la escuela y volvían juntos. Pero con el paso del tiempo Chifuyu debía empezar a volver a casa con Inui y Koko pues a Baji se le dificultaba venir a buscarlo.

Durante las vacaciones de mitad de año Baji tuvo que viajar con su escuela a una maldita excursión, esa vez le pido perdón más de cien veces a su puntito amarillo, pues nunca imagino que meterían una maldita excursión en medio de las vacaciones. Chifuyu no lo culpo pero si lo había extrañado como nunca lo imagino.

Ahora estaban por terminar el año y habían pasado bastantes meses en los cuales no veía seguido al mayor, solía subir a su departamento pero la gran mayoría de las veces la madre de Keisuke era la que lo recibía para decirle que el pelinegro se había ido a sus prácticas de básquet o que se quedaba más tiempo en la secundaria tomando clases extras para poder aprobar los exámenes.

Pero algo lo ponía muy feliz, las palabras de su madre.

Keisuke no lo olvidaría nunca.

Con esa alegría terminaba de hacer el enorme moño en la caja llena de pockys y otros chocolates que sabía que le gustaban al mayor. Dejó el pequeño sobre, que llevaba el nombre del pelinegro escrito, encima de la caja.

- Ya quiero que sea mañana! - dio unos pequeños saltitos y dejo el regalo en su escritorio.

Las ganas de subir al departamento del mayor y dárselo ahora mismo no le faltaban, pero debía contenerse solo faltaban unas horas, además, lo más seguro era que el mayor se encontrara mega ocupado con sus tareas.

Cuando la luna iluminó la enorme ciudad Chifuyu ya se encontraba dormido en su cama, sosteniendo en una de sus manos el collar que compartía con su amigo. Su madre como todas las noches ingreso para cubrir bien a su pequeño y cuando estaba a punto de salir detuvo sus pasos y tomo la carta que su pequeño había escrito para Keisuke. Vio los corazones que había dibujado al lado del nombre del mayor. Sonrió y lo volvió a dejar en su lugar para después salir de la habitación de su pequeño rubiecito.



Un pequeño chico para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora