Un mal comienzo

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El pequeño rubio de 7 años tomo su mochila y salió de su habitación con una enorme sonrisa.

- Ya estoy listo mamá!!

Era su primer día de clases en la gran ciudad de Tokio, y para los ojos del niño todo era increíble, y no había duda de eso, pues durante mucho tiempo había vivido en un pequeño campo junto con su abuelo y madre.

Claramente era un cambio repentino, pero para Chifuyu eso era genial, aunque de vez en cuando extrañaba a sus ovejas y pollitos.

- No te olvidas de nada Yuyu?

- Nop. Vamos rápido mami. Quiero conocer a mis amigos!

Su madre sonrió al ver los ojos llenos de alegría de su pequeño niño.

- Bien. Dame la mano - el rubiecito obedeció y salió de aquel departamento. - Yuyu prométeme que te portaras bien y escucharas las ordenes de tu maestra

- Si! lo prometo mam....Wooooow mira ese súper camión grandote!!! - dijo distrayéndose rápidamente. - es más grande que la vaca!!!

Una pequeña risita salió de los labios de la mujer. Su hijo era un niño súper activo, tan trasparente que cualquiera que lo viese podía imaginar que tan dulce era Chifuyu. Sin embargo aunque su niño podía estar tan entusiasmado no sabía con qué clase de niños se encontraría.

No estaba en el campo, ya no. Sus compañeros no serían iguales, ellos no hablarías de cuantos pollitos tenían, o si vieron por la noche una estrella fugaz.

Al estar al frente de su nueva escuela, el asombro de Chifuyu aumento, miraba a todos los niños entrar, muchos muchos niños entraban al gran instituto.

Su boquita se abrió y sus ojos no dejaban de verlos, sus oídos escuchaban miles de voces mezclándose. Siempre había visto esa clase de escenas en sus viejos mangas, un instituto con muchos niños, pero nunca imagino vivirlo.

- Yuyu - se puso de su altura cerrando cuidadosamente la boquita de su hijo - Sé que es un poquito difícil este cambio pero

- Eh? Es genial mami!!!! - empezó a dar saltitos - es como mis mangas! También tengo un traje bonitos! Estoy muy feliz!!

- ... - su madre se asombró de ver tan positivo a su pequeño - Que alivio - sonrió - De todos modos, si alguien es malo contigo no dudes en decírmelo, entendido Yuyu?

- Entendido!! - miraba con ansias de entrar al insti.

- Bien - beso su mejilla - Vendré por ti, cuídate.

- Si!!!!! - grito mientras corría.

Chifuyu empezó a buscar su aula, el lugar era demasiado enorme y no solo eso, los niños también eran muy altos

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Chifuyu empezó a buscar su aula, el lugar era demasiado enorme y no solo eso, los niños también eran muy altos.

Mientras caminaba escuchaba pequeñas risas, sonrío imaginando que pronto el también reiría con sus nuevos amigos.

Los pasos frenaron al encontrar su destino. Su boquita formó una perfecta "o" había llegado a su aula y lentamente deslizo la puerta y sus ojitos se abrieron más al ver a la gran cantidad de niños.

Algunos voltearon a verlo. Chifuyu entro lentamente, sintiendo su corazón apretujarse, se sentía nervioso y pequeño.

- Oye, eres nuevo? - dijo uno de ellos

- Ah... si.. si. Mi nombre es Matsu - y su oración fue cortada al ver como aquel niño se acercaba a él de repente

- Oye no te equivocaste de aula? Este no es el prescolar.

Las risas se escucharon fuertemente, Chifuyu subió la mirada, ese niño era alto, y al parecer el resto también.

- Oye enano, el prescolar está del otro lado del insti. - hablo otro niño que estaba sentado en una mesa

- Yo... ya pase el prescolar ... tengo 7 añ

- Enano, de dónde eres? Tienes un acento raro.

- Si, y tu pelo amarillo pis es real?

- ....

El pequeño niño empezó a temblar levemente, no estaba entendiendo por qué lo trataban de esa manera. Había dicho algo malo?

- De dónde eres???? - alzo la voz aquel niño que estaba delante de el

- ....yo... ah... vivía en el campo con mi abuel

Nuevamente las fuertes y burlonas risas se escucharon y resonaron en los oídos del rubiecito.

No debía ser así, esto no debía ser así. Sus expectativas se fueron directo a la mierda, él estaba seguro que se encontraría con niños con los cuales podría jugar y reír.

Por qué? Por qué estaba sucediendo esto?

- Ey enano! Aprende a hablar bien por favor, tu acento me da asco -

Aquel chico se alejó para sentarse en su sitio y lo único que pudo hacer Chifuyu fue sentarse lejos de ellos, en la esquina de atrás, tenía miedo, les tenía miedo a esos niños.

Su clase fue bastante diferente a las que solía tener en su pueblito. Chifuyu no era tonto, aprendía muy rápido pero haber tenido esa bienvenida lo dejo un poco shockeado. No pudo concentrarse en las palabras de su maestra pues en su cabeza rondaban las risas de sus nuevos compañeros.

"Qué hay de malo con ser bajito?" se preguntaba. Nunca nadie le había dicho que ser bajito era malo, tampoco nunca se sintió avergonzado de su estatura, pero por qué... por qué estos niños lo hacían sentir menos?

"Tal vez aquí así son las bromas" Sonrío. "Eso es! Todo esto es un mal entendido" Pensó positivamente, y creyó que las cosas pronto mejorarían.

Durante los recesos Fuyu quiso acercarse a ellos, pero algo dentro suyo no lo dejaba ir fácilmente, inconscientemente estaba cuidando su propio yo. Porque aunque una parte de él dijese que todo estaba bien, la otra parte restante decía lo contrario. No quería volver a escuchar cosas feas hacia su persona, por esa razón durante el día entero se quedó en el aula, sin salir en ningún receso.

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Espero a su madre y al verla una enorme sonrisa se formó en su rostro, corrió a ella y la abrazo. La había extrañado tanto.

- Como te fue Yuyu?

Quería decirle que no era lo que esperaba, quería decirle que unos niños le habían dicho que su forma de hablar era horrible y que su color de pelo era feo, quería llorar y preguntarle que había de malo con ser bajito; pero no pudo decir nada de eso. Ver a su madre con una sonrisa esperando una buena respuesta fue la razón para

guardarse todo eso. No quería verla triste, no quería ser una molestia para ella. Quería que ella siempre sonría de esa manera en la que lo estaba haciendo.

- Me gustó mucho mami

Sonrió, contándole cosas que nunca pasaron y nunca pasarían.

La inesperada inseguridad de su persona se había incrustado en una pequeña parte de su corazón, y esto solo sería el principio...

Un pequeño chico para amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora