NOCHES DE ENSUEÑO || Katsuki Bakugo x Tú ||

Capítulo 32

- ¡Uraraka-San! -

Salté frente a ella con mi daga en mano, la chica se aleja, la perseguía unos pasos para asegurarme que se alejara.

- ¿Quién era esa mujer? - Me acerqué a los otros.

- Una villana loca -

- Uraraka-San, estás herida -

- Estoy bien. Aún puedo caminar - Responde Uraraka - Y tú eres el que... -

- No hay tiempo de hablar, vamos rápido -

Miré a todos lados mientras ellos hablaban pero entonces me di cuenta de algo.

- ¿Tokoyami... ? ¡¿Bakugo... ?! - Alerté a todos.

- Al fin se dieron cuenta... El chico del que hablan... - Miramos rápido hacia arriba - Se fueron con mi magia. Es un talento que no debe de estar en manos de los héroes - Juega con una especie de canica.

- ¡Devuélvelo! - Dice Midoriya.

- ¿Devolverlo? Que cosas tan raras dices, Bakugo no le pertenece a nadie, él es su propia persona -

Le lancé mis dagas pero las esquiva entonces fui hasta él y lo hice esquivarme de nuevo, agarré mis dagas de nuevo.

- ¡No me jodas! ¡Traelo de vuelta! -

Lo ataqué como pude y traté de recuperar a Bakugo, estaba tan cerca pero él me esquiva y se va diciendo que avisará a sus compañeros que la misión terminó.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

Salimos corriendo tras él para alcanzarlo pero nos esquivaba y se alejaba, Midoriya comenzaba a perder la calma pero yo pensé en algo.

- Midoriya, cálmate, Uraraka... Haznos flotar - Dije - Y Tsuyu-Chan, lánzanos tan fuerte como puedas con tu lengua, Shoji usa sus brazos para corregir la trayectoria y empujarnos, entonces Uraraka nos sueltas cuando te parezca mejor -

- Ya veo, una catapulta humana - Dice Midoriya - Bien -

- Pero Deku-Kun ¿Estás seguro teniendo los brazos así? -

Todoroki también dijo para que se quedara aquí pero Midoriya se negó y nos hizo apurarnos, nos preparamos, Uraraka hizo tablillas para los brazos de Midoriya y entonces todo salió como esperamos, Tsuyu nos lanzó, atrapamos al villano y Uraraka nos soltó.

Aterrizamos con el villano, yo agarré su mano y traté de quitarle las canicas pero los otros villanos aquí nos atacaron. Vi que la chica tiró a Midoriya al suelo y sacó su cuchilla pero yo la golpeé.

- Él ya está apartado, loca - Dije pensando en Uraraka quien es muy obvia y moví mis dagas en mis manos con maestría - Vamos... intenta pasar -

Ella y yo nos quedamos mirando esperando el primer movimiento de aquella chica pero entonces Shoji nos habla.

- Todoroki, Midoriya, _____, vámonos -

- ¿Qué? - Volteé a verlo.

Shoji nos muestra las dos canicas en donde estaban Tokoyami y Bakugo. Estaba sorprendida por él pero aliviada también. Todos salimos corriendo pero vimos un Nomu a un lado, doblamos pero nos detuvimos cuando apareció ese portal.

- La señal fue hace cinco minutos, vámonos Dabi -

Miré a los otros, atrás de ellos habían portales también.

- Espera. Ahora no hemos conseguido al... -

- Ah ¿Eso? Tenían tanta prisa en venir que les di un regalo. Es un hábito básico de la magia -

- ¡Huh! - Abrí los ojos de par en par.

- Al mostrar algo es porque hay algo que no quieres que vean - Saca la lengua y muestra las canicas con Bakugo y Tokoyami y muestra que en las canicas que tenía Shoji solo había hielo.

- ¡No puede ser... ! -

Nosotros corrimos hacia ellos aunque estaban por irse pero entonces un rayo salió de entre los arbustos golpeándolo en el rostro y rompiendo su máscara y haciendo que escupiera las canicas.

Shoji y Todoroki fueron los más cercanos a atajar las canicas, Shoji agarró una pero el villano con quemaduras agarró al otro antes que Todoroki.

- Confírmalo. Libéralo -

- Arruinaron mi espectáculo -

El del sombrero se va en el portal y libera a Bakugo pero el de las quemaduras agarra por la nuca.

- ¡Bakugo! - Me acerqué pero miré al de las quemaduras que sonreía con burla pero activé mi don - ¡Suéltalo! -

Su sorpresa fue muy evidente, cuando soltó la nuca de Bakugo, salté para agarrarlo pero justo el portal se cerró y yo pasé y rodé en el césped.

- No... - Me apoyé en mis manos y rodillas.

Me sentí frustrada e impotente... se lo habían llegado y no pude hacer nada. Mi cuerpo temblaba y sentía un nudo en mi garganta, mi respiración se aceleró y no pude evitarlo, grité. Apoyé mi frente en el césped y solté otro grito.

Lo había dejado ir.