Capítulo 9 (Jorge)

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Haberme sincerado con Verónica es de las mejores decisiones que he tomado en estas últimas horas. Ahora estamos más unidos. Ya teníamos conexión, pero ahora somos un equipo. Un equipo del que, claramente, ella es la líder. Me gusta verla dando órdenes e ideando planes. Ella es guapísima, pero esa no es ni de lejos la mejor de sus cualidades.

-Ya le he enviado el mensaje a Nikki avisándola de que no podemos ir al concierto. - Me saca de mis pensamientos.

- ¿Qué excusa le has puesto?

- Le he dicho que estás con diarrea y no puedes salir del baño. - Sonríe maliciosamente. Sé que le encanta fastidiarme.

- ¿No podrías haber pensado otra excusa que no estuviera relacionada conmigo defecando?

-Podría, pero así es mucho más gracioso. - Se ríe a carcajadas, mientras yo la miro, haciéndome el indignado. - Vamos, J. No seas muermo, ríete un poco. Tenemos que eclipsar el hecho de que vamos a ir a un funeral.

- ¿Estás segura de que es buena idea? - Me mira con una mirada tan fría que podría congelar el Sol. - No es por cuestionar su autoridad, capitana. Es solo que quizás sea algo sospechoso presentarse en el funeral de una muerta a la que, en teoría, no conocíamos.

- No podemos perder la oportunidad. - Clava sus mirada contra la mía. Me distraigo durante un segundo, perdiéndome en sus ojos, pero me hago volver a la realidad rápidamente. - Dime, ¿en qué otra ocasión vamos a encontrar a todas las personas directamente relacionadas con la fallecida juntas? Tengo el presentimiento de que el asesino estará en el funeral.

No se me ocurre poner en duda su plan ni una sola vez más. Media hora después estamos vestidos enteros de negro, preparados para salir.

- ¿Por qué llevas la navaja en el bolso? - pregunto.

- Por si acaso.

Sus palabras y el tono con el que las dice son suficientes para hacerme recordar que somos dos adolescentes sin experiencia ni memoria tratando de resolver el misterio de un asesinato.

Bajamos a recepción por las escaleras, y Vero va delante mía hablándome un recuerdo que ha tenido. Ella está recordando cosas antes que yo.

- Estaba leyendo un libro en un parque. Sola, con los auriculares puestos y dos trenzas de boxeadora. El sol en mi piel era satisfactorio. Parecía una escena de una película. Una chica se acercó y me tocó el hombro, entonces me levanté y la abracé, mientras me quitaba los auriculares. Era rubia, tenía los ojos claros y no debía medir más de un metro sesenta. Hablamos animosamente, esa chica y yo debemos ser muy buenas amigas. Todo iba bien hasta que una gaviota intentó atacarnos. ¡Quería comerse a mi amiga! - Eso me hace reír. - Lo prometo, J. Le quería dar picotazos.

- ¿Era un recuerdo o un sueño? - A mí también me encanta chincharla.

Se gira indignada y me golpea en el brazo.

- Eres tonto. No me hables. - Se cruza de brazos y finge que se enfada, así que la persigo por las escaleras para hacerle cosquillas. Ella se ríe y me maldice, como siempre.Corremos como niños por las escaleras, olvidándonos de todos y siendo felices por un instante. Un instante maravilloso, en el que solo deseo que, pase lo que pase, al final de esta historia ella se quede conmigo.

Hasta que, de repente se para en seco y vuelve a subir unos cuántos escalones, para colocarse junto a mí, justo en el punto donde no se la ve desde el mostrador de recepción.

- Edgar está ahí abajo. - susurra.

Me pongo pálido y vuelvo al momento en el que le escuché hablar por teléfono. "¿Y a mí que me importa el testamento?" "Ahora soy su jefe." Suena tan incriminatorio.

Mantén la distancia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora