Capítulo 10 (Jorge)

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Pido un taxi y en menos de quince minutos estoy en el cementerio. La taxista, que es una argentina muy agradable, me asegura que si espero detrás de un árbol y espero a que todos entren, luego podré hacer acto de presencia y escuchar el discurso desde la puerta, ahorrándome los saludos. 

- Sos inteligente. Cada vez que voy a un funeral y se me acerca alguien llorando quisiera decirle "¡La concha de tu madre! ¡Me manchás la blusa de lágrimas!"- sonrío ante su acento y su actitud tan peculiar. 

Me cae bien. Charlamos un poco sobre de qué conozco a la familia y y le digo que soy el proveedor del restaurante, porque es lo primero que se me ocurre. - Al menos no sos muy cercano, esa familia no da buenas vibras . Diana era la más piola, y vos venís a su funeral. Como dicen acá, el chiste se cuenta solo. - Trago saliva. - Son once con diez, pero podés pagar once.

 Lo dice como si se tratase de un ofertón y eso me hace reír. Le doy el dinero y se despide con una sonrisa muy amable. 

- ¡Fue un placer! - grita desde la ventanilla del coche , mientras este se aleja, con "Hey, soul sister" sonando a toda voz. 

Me escondo detrás del tronco de un viejo roble y observo el escenario.  Reconozco a cuatro personas. Irina y Eva entran juntas y se ve a la legua que ninguna de ellas está realmente debastada por el fallecimiento de Diana. Quizás sean cómplices. Por mucho que Vero diga que Eva no parece una asesina, a mí me trasmite menos confianza que Irina. Ellas se paran a hablar entre ellas frente a la puerta de la sala en la que se celebrará el acto.

Justo después, aparece, vestido con una chaqueta de cuero y un descaro increíble, Ethan. LLeva el pelo despeinado y pareciera totalmente que se acaba de tomar alguna copa. El novio de la fallecida sonríe. Su novia ha muerto y él, sonríe. Menudo capullo. Al acercarse a una pareja algo más mayor, cambia su expersión. Ellos lloran y estoy segura de que son los padres de Diana y Edgar, porque el parecido es impresionante. Pobrecitos, han perdido a su hija. No sé como se lo tomarán cuando descubran que fue su hijo quién la mató. Probablemente mal, pero lo extraño sería que no les importase.

La cuarta persona a la que reconozo es ese otro chico que aparecía en el vídeo. Cuando lo observo dos veces me doy cuenta de qué me sonaba su cara: es el camarero de Tejeringos que intentó ligar con Verónica. Este se acerca a las chicas y entre los tres mantienen una conversación un poco más animada. Acto seguido, Ethan se acerca a ellos y eso hace que todos bajen un poco la cabeza. ¿Por compasión o por miedo?

En el entierro de una chica a la que no conocíamos y de cuyo asesinato alguien intenta culparnos hay cuatro personas con las que estamos conectados de alguna forma, además de Edgar, que es a quién espero ansiosamente. No tendrá tanto descaro como para faltar al funeral de su hermana, ¿verdad? Tiene que venir y tiene que traer a Verónica. O, al menos, sino la trae tiene que saber dónde está. Me preocupa mucho que pueda hacerle daño. 

"Ella está bien. No la ha matado, ni le ha hecho nada." me repito. 

Espero durante treinta minutos, ya todos están sentados, esperando a que empiece el acto y Edgar no ha aparecido aún.Yo me he trasladado a una zona estratégica cerca de la puerta. Todos los sitios están completos, a excepción de dos en la primera fila, y los padres de Diana miran hacia atrás continuamente. Sé que buscan a la misma persona que yo, pero su hijo no parece estar al llegar.  

El oficiante sube a un pequeño altar, en el que hay una mesa con un colgante del que pende una lámina de plata, recortada en forma de nube; unos papeles perfectamente ordenados y una foto de Diana en un marco, rodeado de margaritas, que por lo visto eran su flor favorita. Empieza a hablar. 

- Hoy estamos aquí en memoria de Diana Sokolov, que falleció el pasado diecinueve de julio, terriblemente asesinada. La policía aún busca a su asesino, sin embargo, en la ceremonia de hoy no cabe el rencor ni la venganza; sólo la nostalgia y el amor que sentimos hacia la fallecida. Hoy, bedeciremos su alma para que pueda ser libre y pura donde quiera que esté. - Él sigue hablando, pero yo desconecto cuando un trabajador del cementerio me pide que tome asiento en la sala, o que de lo contrario, tendrá que echarme. 

Me coloco la bufanda por encima de la cara para que no se me reconozca y cojo una silla que está apoyada en la pared, por si asiste más gente de la prevista. Consigo no llamar mucho la atención y sigo escuchando lo que dice el oficiante. El trabajador cierra la puerta detrás de mí con cuidado, para no hacer mucho ruido.

Mi mirada se ilumina cuando se le cede la palabra a Edgar. "¿Qué vas a hacer ahora? ¿Hablarás desde tu escondite?". La madre de este se levanta y le susurra algo al oficiante.  Se ha interrumpido todo porque nadie sabe dónde está Edgar. Irina y Eva llaman preocupadas por teléfono. O quizás haciéndose las preocupadas. 

Al principio, el ambiente es más o menos tranquilo. Piensan que fue un error como otro cualquiera, que ya llegará; pero, con el paso del tiempo, la cosa se altera. Todos creen que le ha pasado algo y las muecas de la mayoría reflejan preocupación, la mía también, pero no por él, sino por Verónica. Está por ahí con él, en alguna parte. Tengo que encontrarla y aquí no estoy consiguiendo nada. Me levanto e intento salir de la sala, para ir a buscarla, no sé adónde, pero a alguna parte; sin embargo, la puerta no se abre. ¿Está cerrada con llave? Será algo obligatorio para que no se interrunpa la ceremonia, supongo. No conocía esa norma. 

Los altavoces empiezan a sonar, sin que nadie lo prevea. En la habitación suena "Pepas" de Farruko a toda voz. Los chicos que están sentados con Ethan empiezan a bailar al ritmo y doy por hecho que son aquel grupo distinto, no tan bueno, con el que me contó Irina que se juntaba Diana. Sacan pequeñas botellas de alcohol de los bolsillos interiores de sus chaquetas  y actúan como si estuvieran en una discoteca. ¿Por qué suena eso en un funeral? ¿Qué está pasando aquí? 

La situación empieza a descontrolarse. Un grupo de gente intenta parar la música, mientras otro llama a Edgar desesperadamente. Ethan y sus amigos siguen borrachos, bailando, como sino pasara nada. Muchas sillas se han caído y la madre de la familia Skolov llora desesperadamente mientras su marido intenta consolarla. Alguien golpea la foto de Diana y el marco de cristal se rompe contra el suelo. Cada vez hay más ruido  y más movimientos. La gente está distraída, cada uno con lo suyo, ignorando todo lo demás. Parece una escena de película, es como si todo estuviera previamente planeado para que las cosas pasasen así. 

Mi corazón se para un segundo y recapacito en mi pensamiento. ¿Y si lo está? 

Antes de que pueda pensar nada más, Eva suelta un grito ahogado. Todos la miramos y descubrimos la causa de su grito. 

Ethan ha caído de golpe junto a ella, retorciéndose de dolor. Se pone las manos en el estómago y de él sale sangre a montones. Alguien le ha dado un navajazo y se está desangrando.

Nadie está lo suficientemente cerca y la navaja está aún clavada en la herida. Todos intentan ayudarle y el arma debe tener ya las huellas dactilares de todos los de la sala. El miedo inunda la sala y la música cesa. La gente no sabe qué hacer y dan la vida de Ethan por perdida. 

Lo normal sería decir que me aterra el hecho de estar encerrado con un asesino, pero lo único que da vueltas por mi cabeza ahora mismo es dónde puede estar Verónica. 

Mantén la distancia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora