Sigurd siempre habia estado solo, el no tenía el amor de sus padres como Björn, no tenía la suerte que tenían Ubbe y Hvitserk de tenerse y tenía que agradecer si su madre apenas volteaba a mirarlo. Ivar era quien recibía todas las atenciones, era el niño mimado. Cuando el desgraciado nació Aslug se olvidó del resto del mundo y dedico cada segundo de su vida a él, excepto cuando estaba acostándose con aquel extranjero. No es que a Sigurd le importara con quien se acostaba su madre, su odio hacia ella nada tenía que ver con la traición a su padre. El sabía aún de niño que sus padres no debían estar juntos Ragnar solo amo a una mujer y esa era Lagertha. El odiaba a Aslug por abandonarlo aunque ella estaba compartiendo cuarto con él. El la odiaba por ser responsable de la muerte de Siggy su descuido la había matado o quizás debería decir las había matado.
Sigurd sabía que no era del todo justo culpar a Ivar por esto también, pero el niño estaba maldito. No podía no odiarlo, desde que él llegó su madre se había olvidado de que existía por completo. Además en su defensa Ivar no era precisamente un niño querible, no cuando no se podía jugar con el por qué Aslug no lo permitía, no cuando en una de esas pocas veces que se lo intento de integrar mató a un niño de un hachazo en la cabeza.
Era natural entonces que Sigurd tuviera tanto odio dentro, él estaba furioso, el veneno lo recorría por dentro. Por eso cada vez que hablaba solo podía escupir odio, hacia esa mujer y hacia su hermano.
Sigurd odiaba toda su vida, se sentía terriblemente solo. Fue cuando el "monje" o ¿Debía decir vikingo? Volvió con ellos que por fin se sintió querido, amado y cuidado por alguien. Fue gracias a Athelstan que Sigurd comenzó a compartir con su padre. El monje sacaba lo mejor de Ragnar, gracias a él el vikingo volvía a ser un padre amoroso, volvía a la granja, volvía a soñar con viajar, conquistar tierras. Sigurd adoraba al monje gracias a él todos eran mejores personas. Bjorn jugaba con sus hermanos y los ayudaba a entrenar, Ubbe había aprendido a cuidar de los animales de la granja y a sembrar la tierra. Hvitserk había dejado crecer sus cabellos y dejaba que el monje le peinara con calma mientras le hablaba de religión. Y no, Athelstan no buscaba convertir a nadie al cristianismo él había abandonado esa idea. Athelstan, le hablaba de su mundo por que disfrutaba de compartir historias y Hvitserk amaba oírlas. Fue Athelstan quien le enseñó a tocar el laúd, esas suaves melodías. Le explico con paciencia y cariño, como mover los dedos sobre las cuerdas. Con su melodiosa voz le enseño dulces canciones, no eran canciones cristianas como algunos creerían. Eran canciones de cuna, eran canciones de las grandes hazañas de Ragnar y Lagertha eran canciones de su pueblo. Sigurd no podía evitar estar más que feliz de pasar sus tardes con Athelstan. Amaba ver la sonrisa de su padre mientras el monje cantaba y él tocaba el laúd de forma torpe, Ubbe y Hvitserk se tiraban en el pasto a la orilla del rio a contemplar el cielo.
Sigurd entendía la fascinación de su padre con Athelstan, el monje era genial. Fue a Athelstan a quien le confesó que estaba enamorado de un niño. El monje le aseguro que todo estaría bien que no se preocupara. Que el amor era amor , que siempre que actuará con amor todo estaría bien, y que cosas como el sexo o el origen no importaban.
Gracias a Athelstan, Sigurd ya no odiaba al mundo, ya no se sentía solo, ya no escupía veneno cada vez que hablaba. Cuando Athelstan fue asesinado Sigurd sintió que gran parte de su felicidad moría con él, vio como su padre dejaba de sonreír, lo vio perderse en el abismo de la depresión y la melancolía hasta morir. Ubbe y Hvitserk volvieron a encerrarse en su burbuja de dos y Sigurd volvió a sentirse solo. La vida era muy difícil ahora que el ya no estaba lo extrañaba horrores, solo le quedaban aquellas dulces canciones como compañía. Era cuando tocaba el laúd que la vida le pesaba un poco menos y lograba sentirse realmente unido con sus hermanos. Cuando sentía a Athelstan y a su padre consigo , cuando odiaba a la vida un poco menos. Cuando lograba sacar una sonrisa genuina de sus hermanos. La música era su lugar seguro, era su hogar y le debía eso a Athelstan.Nadie, nunca explica como es que Sigurd sabe tocar el Laúd. Nadie nunca dice lo duro que debió ser vivir lo que el vivió. Se que esto es lo más alejado al kanon del mundo pero no me importa.
Amo a Athelstan y creo que todo era mejor cuando el estaba cerca.
Gracias por leer y sepan disculpar que es un bajón... pero la vida es un bajón asi que bueno.
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Vikings colección de one-shots
Fanfictioncoleccion de one-shots 1-Hvitserk y Ubbe comparten su primer beso una tarde de invierno. 2-Sigurd quiere asegurarse de que su hermano no pase frio en la noche de invierno de kattag. 3- Ubbe siente celos de Bjorn al enterarse que este trenza l...