Capítulo 85 Tu buena relación con el Sultán

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Narra James:
Me ha atrapado, he estado ayudando el papá de Jamil durante mucho tiempo, prácticamente hecho el 90 % de sus labores desde los 7 años en adelante, me he encargado de proteger al sultán, cosa que es su trabajo, también e ayudaso en las labores del sultán, cómo construcción, inversión, poder, mi trabajo era sencillo intimidar a cualquiera que intente lastimar al sultán y hacer que todos lo respetaran o se inclinarán a penas la sombra del sultán apareciera, prácticamente ese era mi trabajo. gracias a esto obtuve mucho poder allí, la gente me tenía respeto y miedo por igual. Para la gente de las tierras enemigas era un dolor de cabeza, ya que protegía al Sultan de: apuñalado, engañado, traicionado, asesinado, secuestrado, quemado, torturado y un gran etc. Mi entras los habitantes de mi tierra natal me tienen cariño, pues siempre que puedo o las labores me lo permiten salgo del palacio del sultán para ver a la gente dales un poco de dinero o ayudarles en sus labores, para facilitarles la vida principalmente. Sin embargo no puedo evitar sentir que soy solo una marioneta para el reino, a alguien que usan como escudo anti guerras. En una ocasión el sultán tenía unos invitados muy especiales, se me pidió bailar para ellos y eso hice, prácticamente no tenía ropa tuve que soportar que varios de los invitados del sultán me tocaran y me trataron como una esclava sexual o algo así, el sultán se enojo bastante cuando uno de ellos sugirió que le permitieran llevarme a otro sitio como si fuera una esclava, él dijo que no. Que yo pertenecía al palacio y que aún no estaba completamente seguro se iba a casarme con su hijo eso sorprendió a los invitados y a mí, hasta el padre de Jamil estaba impactado, luego se me pidió mantenerme cerca de él. Luego de eso mi vestimenta cambió se me pedía bailar para entretener a los invitados o hacer un espectáculo, mi ropa era menos provocativas, más cubierta pero era el mismo baile, segun entendí el sultán esta cabreado por lo que pasó la otra vez y puso reglas ,no se permitía alejarme demasiado del sultán, podía provocar a los invitados moviendo mi cadera o sacando la lengua, con mis experiencias o con el cuerpo o el ritmo del baile, se me permitía cambiar la orografía a gusto, incluso podía sentarme las piernas de los invitados si quería, algo que estaba prohibido y se pagaba con un primera aviso era que nadie podía tocarme o
Alarma hacia él, yo tenía que elegir a quien quería acercarme y con quien no y tenía que tener permiso del sultán para tentar a la persona que yo eligiera. Un día como cualquier otro había una reunión así que Jamil y Kalim fueron llevados a otro lugar para que estuvieran solos adultos en este tipo de eventos para no hacerles participes de lo que estaba por ocurrir, pues según el Sultán Kalim sería muy ruidoso y no dejaría que bailara bien, para mi era una excusa barata, lo que el Sultán no quería es que Kalim me viera bailar de manera sensual para los invitados de su padre que eran un montón de viejos, así que si Kalim y Jamil serán engañados diciendo que yo tenía que aprender algo nuevo y que me tendría que quedad obligatoriamente en el Palacio mientras que ellos puedan divertirse en algún sitio que no fuera en el palacio. Cuando la verdad es que aparte de la reunión, yo era la atracción principal del palacio. Cuando ellos se iban el padre de Jamil entraba en mis aposentos para dejarme una prenda de esa noche, prenda con el cual tendría que bailar, siempre era hermosa y pegada al cuerpo, acompañada de joyas y un buen maquillaje, también una buena pedicura y un buen baño. Luego sirvientas me ayudarían a arreglarme, luego de eso tenía que presentarme de manera educada, besar la mano de esos viejos y tener que soportar sus miradas no obstante ese día fue diferente. Una mujer muy hermosa estaba con ellos diría que más o menos de mi edad, al parecer ella estaba enamorada de Kalim y creo que yo era un chico perteneciente al harén de Kalim, cosa que no soy, solo soy un sirvente que es obligado a bailar para un montón de viejos.

La chica castrosa: me mira con aire de grandeza como si tú fueras un grano de arena y ella una piedra preciosa, en pocas palabras en su mirada su actitud, su soporte, su mirada, todo indicaba lo que estaba que esta chica era un dolor de muelas, esas típicas que se creen mucho por su título y luego no valen nada ¿Llevas mucho viviendo aquí? Su voz era irritante demasiado aguda, cabe destacar que la mayoría de los invitados estaban muy interesados en esta chica, ya que se veía muy bonita, sin embargo su comentario estaba muy fuera de lugar.

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