1993 –Residencia de los Hammond.
El padre entró apresuradamente en la habitación de la niña y la despertó jalando la manta que la cubría.
–Evey, escóndete rápido.
La pequeña Evey no pidió ninguna explicación. Por el tono de su padre sabía que era necesario obedecer. El hombre salió del cuarto y cerró la puerta. Se oyeron ruidos afuera: Murmullos y el sonido de los objetos cayéndose, también le pareció escuchar un grita de su padre.
–Los registros dicen que vive con una niña pequeña, la hija de Hammond señor Creedy: Evey.
–Búsquenla y llévensela al centro de detención.
–Pero es una niña señor, debe ser llevada a las fábricas.
– ¡No discuta! Tengo mis razones para querer que una niña valla a Larkhill, razones secretas, asuntos del gobierno.
–Sí señor –dijo el oficial y fue a buscar a la niña.
Creedy se detuvo a observar una de las fotos colgadas en la pared donde estaba el matrimonio Hammond y su hija. Sabía que la madre había fallecido unos meses atrás –Los doctores pidieron que llevásemos sujetos que no hubieran experimentado los cambios hormonales –murmuró para sí mismo.
Año 2001. A las afueras del edificio del “Ojo”. Administración de Archivos del Gobierno. Londres. Inglaterra.
El hombre de la máscara sonriente se oculta en la oscuridad. Las cámaras solo captan una sombra inmóvil. Saca un reloj de bolsillo. Cinco segundos para las doce, cuatro segundos, tres, dos, uno. ¡Es el momento! Quien estuviera de guardia solo vería la misma imagen repetida cientos de veces. Una imagen en la que él no saldría. Todas las cámaras de la ciudad estaban conectadas a “Destino” y él lo controlaba sin que ellos supieran desde la galería de las sombras. Sutler y sus seguidores habían cometido un grave error al confiar sus propios destinos a un computador que podía ser intervenido fácilmente.
Caminó con precaución hacia la puerta de entrada. No quería ser descubierto, no todavía. Llevaba consigo las llaves que le había quitado a Rockwood. El espía de Creedy ya no las necesitaría. Entró y avanzó por el pasillo oscuro. No necesitaba tanto la luz para ver. Segunda Planta. El ascensor se detuvo. Allí debían estar los registros de todo lo que había pasado en Larkhill. No tenía muchas esperanzas de poder encontrarlos puesto que ya los debían haber destruido para que no hubiesen pruebas de lo que habían hecho, pero también tenía otra misión en mente: Encontrar a la Dra. Diana Staton.
Allí estaban, cientos y cientos de archivos que nunca habían digitalizado. Al menos fueron menos tontos esta vez. Buscó la C de “Centros de Detención” y luego la L de “Larkhill”. La carpeta estaba vacía. Plan B. Intervenir las comunicaciones de “Oído” le había traído algunos beneficios. Encendió el computador que estaba en uno de los escritorios y puso la contraseña que había averiguado. Conectaría esa única base de datos faltante a su “Destino”. Seguro que Delia estaría allí.
Delia Staton: Miembro del cuerpo de Científicos del gobierno. Larkhill 1993. Cambio su nombre a Diana Surridge en 1994.
La dejaría vivir. Al menos unos años más. Ahora la tercera misión: Lavín Gross, otro de los ayudantes de Creedy. Hoy estaba en uno de los apartamentos para el personal de ese edificio, un lujoso y gigantesco apartamento en la última planta. Se habían alimentado del dolor de los inocentes y cuando el Partido Político de Sutler se alzó gracias a las muchas villanías cometidas, los que participaron en el sangriento camino a la victoria no fueron olvidados y ascendieron también. Ahora el señor Gross debía estar en la cama con su amante o admirando la vista de Londres desde la enorme ventana de vidrio que tenía su piso mientras se fumaba un puro.
Volvió al ascensor y tocó el botón de la última planta, enseguida tuvo que pasar una tarjeta de identificación por una ranura. El acceso a ese piso era restringido. Cuando el ascensor se detuvo se encontró en un pasillo donde solo habían dos puertas. La decoración no combinaba con el resto del edificio, era más hogareña, con el empapelado de las paredes marrón rojizo y unos cuantos adornos. La habitación de la derecha, la que queda mirando al Old Baley –recordó–. La otra habitación pertenecía al dueño de la tarjeta de identificación. No lo había matado. Simplemente se había metido en la verdadera casa del hombre y la había cogido “prestada”
Tiró la puerta de una patada, allí no habían alarmas, podía dejar el sigilo atrás. El señor Lavín Gross salió de su habitación sujetando un arma, vestido con una bata por donde asomaba su enorme barriga a través de unos botones mal abrochados. Seguro estaba desnudo y no había tenido tiempo de vestirse adecuadamente. El enmascarado lanzó un cuchillo que dio en la pistola de Gross y la hizo volar por los aires. El atacado soltó un chillido de sorpresa y dolor.
– ¿Qué sucede Lavisito? –se oyó la voz de una mujer desde la habitación por la que Gross había salido.
El enmascarado volteó un librero junto a la puerta, bloqueándola, así dejaría a la mujer encerrada dentro. No quería testigos.
–Lavín Gross –dijo el de la máscara de Guy Fawkes–. Hoy tu vida viciosa acaba.
Lavín sonrió y el enmascarado miró atrás. La entrada estaba llena de “Dedos”. ¿Cómo sucedió esto? Todos le apuntaban. Por suerte traía su chaleco aunque no le serviría de mucho. El vidrio de la ventana se rompió y pensó que le habían disparado herrando el tiro pero luego vio una figura oscura cogiendo a Gross por el cuello. Parecía una mujer aunque por su estatura diría que era una niña. Traía una máscara plateada.
–Si suena un solo disparo lo mataré –dijo la intrusa colocando una daga con empuñadura de rosa en el cuello de Lavín–. ¿Tu quien eres? –preguntó dirigiéndose al hombre de negro.
– ¿Yo? Un aliado o un contrincante, eso depende de quién seas tú, o mejor dicho, del motivo por el que estés aquí –para él era bastante desfavorable que hubiera aparecido un nuevo personaje en la trama de aquel espectáculo, no sabía cómo actuar con respecto a ella. Sin su intervención ya hubiese reducido a los “dedos”.
–Vengo a matar a Lavín Gross.
Con esas palabras la chica sacó una pistola, una Colt dorada, y utilizando al hombre que tenía cogido por el cuello como escudo comenzó a dispararles a los militares. Redujo dos de los seis con una puntería certera. Gross comenzó a ser un peso muerto muy útil después de que sus propios oficiales lo hubieran liquidado tratando de darle a ella. El imitador de Fawkes que se había apartado tras una columna se movió inhumanamente y mató a los cuatro restantes tan solo con sus cuchillos.
La muchacha soltó el cadáver de Gross que cayó al suelo con un golpe sordo y apuntó al enmascarado. Ya no quedaban “Dedos” y en realidad, tampoco le quedaban balas y posiblemente él lo sabía. El hombre se giró muy tranquilo en gesto de rendición. Bien podría atacarla con una de sus dagas, tan mortíferas en sus manos como una ametralladora. Seguro también tendría un chaleco antibalas bajo aquella ropa del siglo diecinueve.
–Entonces que eres ¿Aliado o Contrincante?
–Me acabas de arrebatar mi víctima pero lo que importa en realidad es que esté muerto. No creo que debamos pelear, puede que estemos del mismo lado… pero dígame, señorita. Puesto que es mi derecho saberlo, ya que de ello puede depender mi vida, ¿Qué desató su interés por acabar con la vida de este hombre? –dijo aún con las manos levantadas e inclinando la cabeza de vez en cuando para dar énfasis en sus palabras.
–No me creerías si te lo dijera. Voy a marcharme por donde vine y usted se quedará ahí paradito mientras lo hago –retrocedió dos pasos.
– ¡Espera! Si tengo una aliada en esta trágica comedia quisiera saber cómo debo llamarla.
–Soy Iv.
– ¿Iv de Evey?
Ella no pudo responder porque había otro dedo en la puerta y le apuntaba a su “aliado” Ella le lanzó al oficial la daga con empuñadura de roza que había utilizado para amenazar a Gross y que aún tenía en la mano. El enmascarado, que pensó que lo estaban atacando esquivó por instinto el arma, aunque ni siquiera iba dirigida hacia él y le lanzó a Iv a su vez una de sus cuchillas. Iv vio sorprendida la daga que estaba clavada en su pecho. El impacto la hizo dar unos cuantos pasos atrás quedando al borde de la ventana rota que era más una pared de vidrio. Cayó.
Cuando el “Dedo” golpeó el suelo alertó al enmascarada de la presencia de alguien más detrás de él. Al fijarse en el hombre que hacía un momento no había estado allí se dio cuenta de que tenía una daga con empuñadura de flor clavada en el corazón.Iv nunca pensó agradecerle a la extravagancia de un barrio rico pero cuando su cuerpo aterrizó en la lona que cubría la piscina en vez de en puro concreto se sintió bastante agradecida. Enseguida su visión se tiñó de rojo por la sangre que salía de su abdomen. El edificio que acababa de visitar había sido un hotel antes de que Sutler lo tomara como la base del “Ojo”. Todavía quedaban algunas cosas del viejo hotel como aquella piscina. Mientras Iv se hundía en la oscuridad se preguntó por qué la habían mantenido allí, nadie se bañaba en ella de todos modos. También se preguntó cómo es que había tenido tanta suerte ¿Era una casualidad? Ella no creía en las casualidades. Solo sabía que era muy afortunado porque habían elegido retirar la tapa de cemento que cubría la piscina el mismo día que habría una tormenta, y ese día había sido ayer. De verdad tenía mucha suerte. Tenía que vivir.
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V de Venganza - Cómplice #PGP2022
FanfictionV en una de sus misiones de venganza se encuentra con un misterioso personaje: Iv, una chica que al parecer tiene mucho en común con él en cuanto a objetivos. Un giro de los acontecimientos hacen que V se sienta obligado a acabar con ella pero luego...