Capítulo 8 "El ascensor"

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    Evey recostada en su cama se dio cuenta de que habían pasado casi dos meses y ni siquiera había intentado escapar. Se había acostumbrado a estar allí, es más, no quería irse. Pensó que de todos modos sería bueno darle un susto a V. Miró el reloj que estaba colgado en la pared. Eran las 11:00 pm y no podía dormir. Tomaría un poco de aire fresco. Se levantó de la cama y vagó por la "Galería de las Sombras" haciendo notas mentales de todas las puertas que estuvieran serradas. V se había ido una hora atrás a una de sus "misiones", la mujer tendría tiempo de explorar. Había cinco puertas cerradas con llave y una que parecía un ascensor y tenía un panel de acceso digital. Para ser un hombre con una forma de ser tan característica de siglos pasados a V le iba muy bien con la tecnología, pero ella era muy buena también con la tecnología.
Se decidió por la puerta que parecía un ascensor. Volvió a su cuarto y cogió su llavero, que tenía una pequeña linterna, y un lapicero de tinta negra. Fue a donde V tenía el trastero y sacó una laptop rota que había visto antes allí, ojalá V no la extrañara. Sacó la pantalla de la laptop y desmontó todas las capas de cristal y plástico. Eligió algunas que necesitaría y las partió en trozos con algunas herramientas que había encontrado. Hizo un emparedado con las placas y la tinta de lapicero. Solo necesitaba hacer que la luz de la linterna atravesara todo eso y ya tendría su propia "luz negra".
V tenía las manos quemadas, por lo que era imposible que sudara, y de todos modos siempre llevaba guantes, pero no podía ser posible que llevara siempre ambos inmaculados. Después de todo era un experto en componentes químicos y la sangre jugaba un papel fundamental en su rutina diaria. Apagó todas las luces apuntó su linterna ultravioleta casera al panel digital y ¡Vingo! Aunque muy poco resaltados allí estaban un poco más brillantes que los otros números: 1, 5,0. ¡Por suerte solo se necesitaban cuatro números en la contraseña!
Evey se rió de la falta de imaginación de V ¡Un hombre que había leído tantos libros! Cualquiera persona con un mínimo de información sobre él podría descifrar ese código: 1,5,0 era 05-11 ¡Cinco de noviembre! ¡Por supuesto! Marcó los números. Si, era un ascensor. Se metió en el y fue llevada a una azotea. No había ningún edificio cerca con una mayor altura por lo que no debería de preocuparse por las cámaras, pero de todos modos no salió de la estructura donde estaba metido el ascensor. Se recostó contra la pared y admiró desde allí el cielo nocturno.

Mientras, V llegó a la Galería y se encontró con que la puerta de la habitación de Evey estaba abierta y ella no estaba allí

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Mientras, V llegó a la Galería y se encontró con que la puerta de la habitación de Evey estaba abierta y ella no estaba allí. Le extrañó considerando la hora que era. La buscó en la cocina y en la sala de música, tampoco estaba viendo la televisión. V entró en pánico, la muchacha había cumplido su promesa de escapar.
- ¡Evey! ¡Evey! -gritó pero nadie respondió.
Pasó junto al ascensor que tenía una luz roja que le indicó que había subido a la azotea. Lo hizo bajar y él mismo subió en él. Al llegar a la azotea vio a Evey recostada a la pared de la caseta, dormida. V sintió el alivio en su pecho, y algo más. Se sentó junto a ella tratando de no tocarla. Luego de unos momentos no pudo aguantar más y le rozó el rostro con una mano para retirarle un mechón de cabello rizado que se había escapado hacia la cara de la chica. Evey se despertó asustada. Miró a V y resopló.
-Me despertaste.
-Lo siento, yo solo quería...
-Ahora me vengaré de ti.
V rió.
- ¿Desea vengarse señorita quitándome unas pocas horas de sueño? Lo tendrás muy difícil, mi puerta está cerrada y ningún ruido indiscreto pasa por ella si yo no quiero.
- ¿Cerrada como el ascensor?
-Touché. Hablando de eso ¿Cómo lo lograste?
Evey se encogió de hombros restándole importancia a lo que había hecho, como si cualquier niño de ocho años pudiera hacerlo y luego se estiró desperezándose.
-Fui inventando números hasta que salió la contraseña correcta.
-Dudo mucho que su hazaña haya realizada de tal forma.
-Un mago nunca revela sus trucos.
V estiró las piernas resignado.
-Está bien, el día de tu llegada me diste a entender que tenías las habilidades para burlar todo y escapar, hoy vi que es cierto. Podrías haber elegido otra puerta y haberte marchado. Solo te pido que tengas en cuenta todas las personas que te están buscando si decides hacerlo, y que pones mucho más en riesgo que tu propia vida.
-V, solo quería tomar un poco de aire fresco.
V asintió y miró al suelo reprendiéndose porque se daba cuenta de que aunque la partida de la mujer no perjudicara sus planes, le hubiese dolido que se marchara.
- ¡Ahora, mi venganza! -dijo Evey elevando las manos en gesto triunfal.
- ¿Ahora?
-Se me quedó la almohada en mi habitación.
- ¿Y quiere que le traiga su almohada como gesto de arrepentimiento por haberla bajado de los brazos de Morfeo, su alteza?
-No -se acercó más al hombre y recostó la cabeza en su pecho.
A V se le aceleró el corazón y esperó que ella no se diera cuenta ¿Desde cuándo se había vuelto tan atrevida? «Siempre ha sido así» -se respondió.
-Me servirás de almohada por un rato -dijo Evey sonriendo porque a pesar de que no podía ver el rostro de V sabía que estaba bastante incómodo.
Ese era su plan: Molestarlo ¿O simplemente quería estar más cerca de él? Lo que si estaba fuera de sus planes era que se dormiría en el pecho de V, tan profundamente que no se dio cuenta cuando la llevaron en brazos hasta su habitación.
Cuando V puso a Evey en la cama tuvo que reprimir la tentación de quedarse a dormir a su lado. Ciertamente casi se había quedado dormido con ella encima mientras estaban sentados en la azotea. Reprimió sus impulsos y se marchó a su propia habitación.

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V de Venganza - Cómplice #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora