Capítulo 9 "La niña grande"

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    El viernes llegó. V ya le había explicado a Evey días atrás de que se trataba la misión en la que la muchacha participaría.
                                                              ………………..
   “Necesito llegar hasta un sacerdote –le había dicho V–… su nombre es Tony Lilliman.”
    Cuando Evey había escuchado aquel nombre un escalofrío le recorrió la columna vertebral. V le había preguntado qué le sucedía pero ella simplemente le sonrió diciéndole que no pasaba nada. La verdad era que aquel nombre le había hecho un nudo en el estómago pero no sabía por qué, no recordaba haber conocido a ningún sacerdote.
    –Lo matarás verdad –preguntó ella.
    –Sí, lo haré. No pasa nada si no quieres hacerlo Evey.
    –Lo haré, pero dime V ¿Qué hizo este hombre para que quieras matarlo?
    –Es un pedófilo y tiene una red de tráfico infantil.
                                                             …………………
    Evey dejó afuera sus pensamientos y se dirigió a su habitación donde V la esperaba.
    –Ten, es tu disfraz –V le tendió un paquete.
    – ¿Estás seguro de que esto funcionará? Yo no soy una niña de catorce años.
    –No, pero con tu estatura, tu frescura juvenil y algunos retoques finales que luego te daré podrías pasar por una fácilmente. Todo está en cómo interpretes el personaje. Cuando te pongas el vestido ven a mi habitación –V se giró para irse pero se detuvo cuando llegó a la puerta.
    Alzó una mano con el dedo índice en alto como si tocara un botón invisible junto a su cabeza. Se volteó hacia la muchacha.
    –Te aconsejo que te pongas dos coletas, te dará mayor credibilidad –se marchó.
    Evey se quedó con la queja en la boca. Negó con la cabeza tratando de no imaginar la imagen que tendría. Dejó caer el contenido del paquete en la cama. Había un vestido rosa con volantes que parecía haber salido de un cuento de hadas pero que seguro le llegaría hasta la rodilla. También encontró moños, lazos, un colgante con forma de corazón, unas zapatillas que casi se podrían ser utilizadas para bailar ballet y una licra casi transparente, todo del mismo tono rosa del vestido excepto las medias que eran blancas. Se quitó la ropa que traía puesta y se puso el vestido, le quedaba perfectamente, como si hubiera sido diseñado para ella. Ni siquiera se le veían las quemaduras de la espalda. Al final se decidió por hacerle caso a V y se hizo las dos coletas.
    Fue hacia la habitación del hombre sintiéndose sumamente ridícula. Tenía la cara enrojecida  de tanta vergüenza. La puerta estaba abierta, era la primera vez que entraba allí. Todo estaba cubierto de libros como en su propia habitación pero en estantes mas ordenados. Había una cama y una silla donde V estaba sentado.
    –Oh mon petit ange, no creo que alguien pueda dudar de tu actuación con esa imagen. Realmente pareces una niña.
    –Que bien –respondió ella gruñendo.
    –Ven conmigo –dijo V.
    Caminaron hasta una de las puertas que estaban cerradas. Sacó una llave de diseño muy antiguo del bolsillo del pantalón y abrió la puerta con ella. La habitación estaba muy iluminada. Por un momento a Evey le pareció que estaba rodeada de muchos V porque había ganchos para ropa por todas partes con trajes oscuros, máscaras y capas colgando de ellos. También había uniformes de todo tipo puestos en maniquíes, y pelucas, muchas pelucas.
    – ¡Vaya! Podrías montar una boutique aquí –dijo Evey paseándose por el lugar.
    Miró su propio reflejo en un espejo de luces que era igual a uno que estaba en la “zona permitida” de la galería donde ya había visto a V mirarse antes de salir. Este sitio parecía más privado.
    –Aquí tengo algunos de los utensilios que utilizo para mis disfraces –se acercó a la mesa bajo el espejo que estaba cubierta de envases de maquillaje, brochas y otras cosas que Evey no pudo reconocer –puedes tomar asiento.
    Evey se sentó en la única silla del lugar y V comenzó a elegir lo que iba a utilizar.
    –Debes sentirte algo incómoda mmm…..–dijo V pareciendo incómodo también–. Lo siento.
    –Sé que es necesario V.
    –Iba a ponerte yo el maquillaje para desarrollar la idea que tenía, que tonto, no pensé en que seguro querrías ponértelo tú misma, ten esto –le tendió algunas cosas.
    –No… digo, desarrolla tus ideas V, yo nunca he sido tan buena con el maquillaje.
    V asintió y agarró una de las brochas como si estuviera a punto de pintar “La Mona Lisa”.
    –Quédate quieta
    Evey se puso derecha y cerró los ojos. Primero comenzó a sentir ligeros toques en los párpados que hicieron que todo el bello de su cuerpo se erizara, cruzó los brazos rezando por que V no se diera cuenta ¡¿Por qué rayos estaba sintiéndose tan extraña tan solo porque V le pusiera maquillaje?! Luego la esponja por sus mejillas, seguro le estaba poniendo algo de colorete. Sintió que le hacía puntos en la nariz y por último los labios… No podía ser, ahora se preguntaba cómo sería besarlo.
    –Listo –dijo V
    Ella tardó un poco en abrir los ojos. V todavía sostenía la brocha en alto admirando su obra. Evey se miró en el espejo.
    – ¡Eres muy bueno! –exclamó Evey sonriendo.
    –Me alegro de que le parezca bien madeimoselle.
    – ¿Ya nos vamos?
    – ¿Tan ansiosa está por salir?
    –No, ya te dije que si quisiera irme me hubiese ido. Simplemente tengo ganas de patearle el trasero al monje pedófilo.
    –No hagas tuya mi venganza Evey, sabes que una “patada en el trasero” no va a ser lo único que recibirá Lilliman hoy. Piensa en lo que vas a ayudarme a hacer.
    Evey movió la cabeza afirmativamente, seria.
    –Estoy segura de que quiero hacer esto V. Quiero que el mundo sea un lugar mejor.
    – ¿No tienes miedo a que algo salga mal? ¿No tienes miedo a que te atrapen?
    –No le tengo miedo a la muerte V, si llegan a atraparme yo nunca te traicionaría.

   
      

V de Venganza - Cómplice #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora