Capítulo 14: "Lo siento"

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    Hola mis queridos grillos, fantasmas y pequeñas voces humanas.
Peligro • Warning • Peligro
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  Quien sufra de incomodidad por este tipo de escenas, por favor no continúe leyendo. Aunque sé que si estás aquí es porque querías que la relación de estos dos fuera más allá del roce de unos labios sobre una máscara.
    Si alguien que me conoce en mi vida fuera de Wattpad llega a leer estos escritos, por favor no piensen mal de mí, sé que no concuerda con la imágen que doy, pero este amor tenía que triunfar. Este es mi primer escrito de este tipo, es un poco extraño pensar que alguien lo verá en un futuro😶🤯. Pueden revisar hasta que aparezcan las señales, si siguen es bajo su propia responsabilidad.🙃Sin más dilación, el capítulo catorce.










    No podía creerlo. Se fijó con más detalle en la máscara plateada que estaba colgada en la pared, detrás de la mujer. Era la máscara que había sido protagonista de tantas de sus pesadillas ¿Cómo era posible? ¿Estaba enfrente de un espectro, un espíritu del más allá que venía solo a atormentarlo?
    – ¿Por qué lo hiciste? –preguntó Evey, y el hombre al principio no entendió.
    – ¿Por qué te maté? –V apretó los puños y miró al suelo–. Yo no quise… –su voz se quebró–. Pensé que me estabas atacando a mí. Cuando miré atrás y vi a aquel guardia muerto… No sabes cuánto lo siento Iv.
    –Tú no me mataste, estoy aquí –lo obligó a mirarla.
    V le sostuvo las manos entre las suyas –Mi Evey. Llevo tantos años lamentándome, e Iv ha estado frente a mí todo este tiempo ¿Cómo no lo sospeché? –rió amargamente–. La gran Iv que al parecer tenía unos objetivos muy similares a los míos.
    –Te juro que no lo sabía, V, acabo de recordarlo. Yo nunca te hubiera engañado de esa forma.
    –Lo sé, y no tendría ningún sentido para ti hacerlo.
    –Lo siento
    – ¿Por qué me pides perdón? Yo soy quien debería hacerlo hasta quedarme sin aliento.
    –Por odiarte. De camino aquí solo podía pensar en el odio que te tenía por hacerme lo que me hiciste. Cuando te vi allí, de pie, solo esperaba que me atacaras al ver la máscara, pero cuando hablaste, supe que tú nunca le harías daño a ningún inocente.
   –Oh, Evey, me preocuparía si no hubieses sentido odio, no tienes que pedirme que te perdone. Piensas más bien de mí de lo que merezco. Sí he hecho daño a inocentes, yo fui quien provocó el incendio en Larkhill, tú eras una niña y mira lo que te causé –Tocó por encima de la ropa las quemaduras que Evey tenía en la espalda.
    La sensibilidad de la piel en esa zona hizo que la muchacha se estremeciera.
    –No puedes culpar a un animal salvaje enjaulado por herir a su carcelero al querer escapar. Además, ninguno de los que estaban allí eran inocentes. Sabían lo que hacían. Era demasiado tarde como para que hubiera asistentes de limpieza o mantenimiento rondando por los pasillos, y nosotros éramos los únicos sujetos de experimentación que quedaban.
    –Evey, siempre justificando mis monstruosidades –suspiró–. Si hubiese conseguido antes los materiales necesarios para hacer la bomba, habría volado aquel lugar sin importar nada.
    Evey fijó la vista en el pecho del hombre. Le daban escalofríos tan solo de pensar en cómo podrían haberse desarrollado los hechos si V hubiese hecho estallar la bomba antes.
    –Tu silencio lo dice todo –Se alejó de ella–. No puedes continuar pensando que cada ser tiene algo bueno. A veces hay solo oscuridad.
    –Y tú no puedes juzgarte a ti mismo toda tu vida por algo que hiciste en semejantes condiciones –Evey estalló–. ¡Basta de auto compadecerte! ¿No puedes simplemente aceptar que estás vivo y luchar por seguir estándolo? No por la revolución, ni tampoco por la anarquía, sino por ti. Hiciste cosas horribles, sí, yo también las hice ¿Merezco menos vivir que todas las personas que maté, y que no se preocupaban por aquellos que caían muertos, en las calles y hospitales? Todo por el maldito virus que ellos crearon para abultar sus bolsillos y ganar seguidores.
    –Sabes que mi caso es distinto, Evey. No puedo soñar con integrarme a la sociedad como una persona normal cuando todo esto termine. Yo no soy normal.
    –Sé que tienes cicatrices V, las he visto, las he sentido, y no estoy hablando solamente de las que cubren tu carne, pero debes recordar que allí afuera hay gente que darían todo por tener tu fuerza, tu salud, los años de vida que aún te quedan.
    Esta vez fue V quien se quedó en silencio. Se acercó nuevamente a ella, asintió y tomó aire –Ya no quiero discutir más, por favor ¿Regresarás a la Galería? –dijo casi rogándole.
    – ¿Quieres que regrese? ¿No se te va a ser extraño vivir conmigo ahora que sabes quién soy?
    –Por supuesto que me será extraño, pero sería peor no contar con tu presencia allí –le puso una mano enguantada en la mejilla.
    –Iré, pero debes prometerme que no me apartarás de tu lado. Ahora que ya tengo todos mis recuerdos quiero continuar con la misión que me había auto impuesto en el pasado, y como dijiste antes, nuestros objetivos son muy similares, para no decir los mismos.
    V se tomó su tiempo, no quería ponerla en peligro a pesar de que sabía que podía defenderse muy bien ella misma, pero si se negaba a hacer aquella promesa, Evey iría por su cuenta y eso era mucho más peligroso.
    –Te lo prometo –dijo, y la sonrisa de la muchacha le estrujó el corazón.
    Tuvo ganas de besarla pero no podía permitírselo ¿Y si ella había cambiado después de recuperar sus memorias? ¿Y si se arrepentía de haberlo besado? Todo había ocurrido en un momento de dudosa claridad emocional para Evey.
    –Tengo que pedirte perdón por otra cosa –dijo Evey, y V vio que se había sonrojado.
    –Lo de aquella noche en el tejado, olvídalo, sé que estabas un poco sensible y...
    – ¡No hablo del beso! No me arrepiento, es más, estoy ansiosa por hacerlo de nuevo, y tú no te quedaste atrás porque parecías muy entusiasmado también.
    V dejó de respirar.
    –No es por eso que quería disculparme –bajó la voz por la vergüenza–. Es que te patee en tus partes antes de marcharme, y bueno, sé que los hombres la pasan bastante mal con eso.
    –Ah.
    – ¿Ah?
    –Yo… « ¿Por qué tuviste que decir que quieres volver a besarme?» –pensó.
    – ¿V?
    –Te daré una respuesta en breve –le dio la espalda y se fue caminando hacia la entrada.
    Evey se quedó mirándolo boquiabierta tratando de descifrar que le había pasado. V se detuvo a mitad del pasillo y estiró el brazo para tocar el interruptor de la luz. Antes de que Evey pudiera dudar acerca de la salud mental del hombre, unos brazos la envolvieron. Casi chilla por la sorpresa pero V se lo impidió ocupando sus labios con los suyos. La besó con ternura y parsimonia, quería disfrutar de aquel momento y no lo iba a arruinar con la brutalidad de la lujuria. Evey gimió y un corrientazo recorrió todo el cuerpo de V. Ella lo hacía sentir cosas que jamás había sentido.



                🚧🚧🛑🛑🛑🚧🚧🚧



Ambos se abrazaron tratando de estar lo más cerca posible del otro. Entonces Evey se sobresaltó involuntariamente cuando sintió el miembro de él presionándole en la barriga. V se dio cuenta y se separó. Al igual que ella respiraba aceleradamente. Temblaban como la última vez.
    –Creo que deberíamos marcharnos a casa –dijo V, ronco y con una nota de dolor en su voz.
    – ¿Sucede algo? ¿Hice algo que te incomodara? –preguntó Evey preocupada.
    –No, no es eso…
    Ella rompió la distancia que él había creado, quería estar con él un rato más. V retrocedió de nuevo en cuando estuvieron en contacto, esta vez su queja fue audible. Evey se dio un golpe mental en el rostro ¿Cómo podía ser tan estúpida? Ya había perdido la cuenta de los títulos que colgaban en las paredes de su casa, y no podía reconocer las molestias que les causaban los pantalones a los hombres excitados. La muchacha no tenía mucha experiencia en todo aquello, pero vamos, tampoco tenía que ser un genio.
    –V, no creo que puedas ir saltando por los tejados así.
     El hombre se quedó en silencio un momento.
    –Ya me las arreglaré
     Se dirigía a la salida cuando Evey lo detuvo.
    – ¿Qué vas a hacer? ¿Soltártelo y que vaya dando tumbos, oculto con la chaqueta?
    V sofocó una risa maniática –De verdad que es extraño hablar de esto contigo. Extraño pero no difícil, y lo más extraño, es que no es difícil.
    Evey se apoyó en sus hombros para poder besarlo sin tocar otras zonas. Sólo se quedó ahí, con los labios pegados a los de él, luego bajó una mano lentamente, centímetro a centímetro se dirigía a su destino. Se detuvo un momento en el pecho. El corazón de V parecía vibrar como una bocina. Siguió con su misión hasta llegar al botón del pantalón. Se lo desabrochó y después el cinto.
    – ¿Duele verdad? –preguntó Evey en un susurro.
    –Evey, no… Uh –Le había frotado la parte inferior del miembro.
    La chica le bajó los pantalones dejándolo con el bóxer. Introdujo una mano en la ropa interior del hombre y le retiró el pene de dentro.
    –Evey –suspiró V.
     V no podía creer que aquello estuviese pasando. Había soñado con ella tantas veces. Sus manos no respondieron a los gritos de su cerebro, que quería detenerla, nuevamente lo traicionaban. Tan solo sirvieron para acunar el rostro de la mujer.
    –Quítate esas cosas, por favor –rogó Evey.
    Él al principio no la entendió, una niebla cubría sus sentidos, pero entonces se dio cuenta de que la chica le estaba retirando los guantes. Evey se guardó los guantes de V en uno de los bolcillos del abrigo, y luego hizo que él volviera a colocarle las manos en el rostro, pero esta vez con la carne desnuda. Volvió a agarrar el miembro de V, rodeándolo con los dedos, y comenzó a masajearlo lentamente.
    V gruñó y enterró la cara en el cuello de ella, primero para inhalar su olor, pero luego tuvo que recostarse un poco en ella. Sentía que estaba a punta de caerse. Evey aumentó la velocidad del movimiento con el que frotaba el miembro de V.
    –Aay Eeeveey –gimió V, y sin más remedio tuvo que arrodillarse en el suelo.
    Evey lo siguió hasta allí, continuó masturbándolo, y lo acercó a ella con el brazo libre. V comenzó a estremecerse violentamente, sus gemidos resonaron por todo el bunquer. El líquido que salió de él mojó el estómago de Evey. Al final se derrumbó por completo sobre la mujer y ella la abrazó fuertemente.
    –Ahora sí que no podré saltar por los tejados ¿Qué has hecho conmigo, muchacha?        
    

  
        

    
  

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2022 ⏰

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