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( . . . )

Hace años en un día soleado, un hombre con un rostro serio caminaba por sus calles pensando en muchas cosas que invadían su cabeza, este solo volvía a su casa, pero solo había una mujer esperando.

-Bruno: Emm, disculpe ¿Esta buscando a alguien?

La mujer pelinegra solo volteo rápidamente viendo al hombre.

-Mujer: Vengo por usted.

-Bruno: ¿Que?

-Mujer: Vengo a que vea mi futuro, Soy Petunia de Fonseca, enserio necesito que vea mi futuro, sospecho de muchas cosas de mi marido.

-Bruno: Tengo una política y es que no que no debo meterme en cosas amorosas, señorita Petunia —(Dijo el mientras entraba a la casa pero está solo lo tomo de la mano)—

-Petunia: Por favor, ustedes Los Madrigal ayudan a los del pueblo, ayúdeme

-Bruno: Bien, venga.

Ambos solo adentraron aquella casa, entrando aquel cuarto lleno de arena hasta llegar aquella cueva de visiones.

-Bruno: Deme sus manos, sujetese fuerte —(Menciono el extendiendo sus manos mientras la mujer tomaba sus manos)—

En la visión se podía ver a un hombre sin camisa con otra mujer mientras Petunia solo admiraba la situación con una cara destrozada, la visión termino rápidamente.

-Bruno: Bien, eso sería todo señori —(No pudo terminar de hablar para ver que aquella mujer solo lloraba)— No lloré, señorita no lloré.

-Petunia: Perdón, solo que no puedo evitarlo, nos casamos cuando éramos muy jóvenes, ya tenía la sospecha de hace mucho de que me era infiel pero no quería aceptarlo.

-Bruno: Emm, todo va a estar ¿Bien? Así se dice, si, todo estará bien, tal vez en el futuro encuentre alguien más que la aprecié —(El solo se acercó a la mujer tratando de consolarla)—

-Petunia: ¿Usted cree?

-Bruno: Si, claro que sí, no creo que para una mujer hermosa como usted sea díficil, no lloré, se tapa el brillo de sus ojos señorita.

-Petunia: Gracias, sus palabras me ayudan mucho.

-Bruno: ¡Bien! Si necesita ver nuevamente su futuro —(Hablo el hombre sacando a la mujer de aquel cuarto lleno de visiones)— o tal vez un hombro en donde sostenerse y llorar, aquí estoy yo, siempre estaré ahí señorita.

-Petunia: Gracias nuevamente, emm dime Tunia, así me dicen mis amigos, y yo lo considero un nuevo amigo.

-Bruno: Claro Tunia, la acompaño a la salida.

Ojalá solo hubiera quedado los encuentros de ambos adultos pero el tiempo siguió y una amistad se fortaleció.
Siempre se encontraban en la noche y al medio día en aquel monte, siempre sin falta.
El hombre esperaba ahí y aquella mujer solo se acerca por detrás de él abrazándolo.

-Petunia: ¡Boo! ¿Te asusté? Jaja

-Bruno: Si, te ves muy feliz ¿Que paso? ¿Con quién fue está vez?

-Petunia: Pues verás, como ya se que me pondrán los cuernos ¿Por que no divertirme con otros? Bien, tuve mucha diversión con el hombre de la carnicería, el si tiene un buen trozo de car–

El hombre solo le tapó la boca a la mujer para empezar hablar.

-Bruno: Espera un momento, creo que voy a vomitar, no me cuentes a cada detalle.

La mujer solo retiro la mano del hombre para seguir hablando mientras se sentaba.

-Petunia: Bien, la cosa es que la pase muy bien, mejor que las últimas veces.

El Camaleón [ I ] | Camilo Madrigal x TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora